No Hay Espacio Para La Felicidad

8 4 1
                                    

El ave de Brita volvió al anochecer y en el salón de la sabiduría se reunieron nuevamente  los Antiguos Ancianos, pero esta vez no estaba aquel misterioso que hombre que se resguardaba en la esquina.

–Brita ¿que dice tu ave? –Dijo Brutis

El ave se posó en el nombro de Brita y comenzó a cantar.

–Brita yo no hablo idioma pajaro ¿qué está diciendo?

–Tienes que darle un segundo Brutis–
Dijo Brita mientras prestaba atención al canto del pajaro.
–bien, lo tengo–continuó –el ave de la princesa si era mensajera, fue directo con el Principe Helio, primero en la línea de sucesión de Esferia– y tomó asiento mientras anulaba el hechizo de la ave.

–Debemos investigar más ni siquiera saben si solo es un amor –dijo Elder

–Es posible este intentando escapar con su "amor pasajero" –agregó Brutis molesto.

Así por protección y evitar huya pusieron a Tom de guardia, Elder callo que Tom y la Princesa ya se conocían y que ella lo había vencido anteriormente.
Así a mañana siguiente Tom ya estaba de guardia en la puerta de su alcoba.

–Buenos días, Tom– lo saludo la princesa.

–Adivine que hago aquí.

–¿Vienes por la revancha? –mientras soltaba una sonrisa.

–Nunca la había visto sonreír, me alegro que amanezca tan animaba

–Dime que haces aquí– dijo ya vuelta a la inexpresión.

–Aparentemente los Antiguos Ancianos ya no consideran deba estar sola, así que la acompañaré a todo lugar.

–Bien, lamento te quiten tu tiempo encargandote cuidar de mi.

–Es un honor, ¿va a salir?–pregunto apartándose de la salida.

–Sí, iré a visitar la biblioteca real

Así empezaron a pasar tiempo juntos sin ser realmente su intención, ya que no tenía remedio al menos la princesa disfrutaría de compañía amistosa.

–¿Libros sobre leyendas?– pregunto mientras veía la sección que Amaris revisaba.

–Quiero saber mas sobre los seres que logran personificarse –respondió mientras sacaba cada vez mas libros.

–Princesa lamento decirlo pero son más de 10 libros, no acabarás eso en semanas.

–Solo buscaré lo que me interesa, son antologías así que mucho de lo que hay no es de mi interes– tomo asiento y dividió los libros en dos pilas –Si me ayudas sera mas rápido–

–No se diga más – Tom tomo asiento a su lado y ambos empezaron a hojear.

Encontraron algo de información que Amaris consideró valiosa.
Los elementos podían personificarse y aunque eran fuertes un astro tenía mayor poder, a menos que se unieran los 4. Se decía aparecían en distintos reinos y nunca coincidieron.
Las fuerzas como el caos y la paz también se personificaban, ellos llegaban ocultos y era raro verlos, nadie sabía si se aparecían aun o no porque la única vez que se presentaron como tal fue antes de la creación de los reinos.
Los astros eran muy fuertes pero obedecían al Sol, de contaba todos habían sido invocados alguna vez, mientras mayor tamaño el astro mayor poder. Los únicos astros que respondían a llamados eran las estrellas.

–Es hora de cumplir deseos, vamos Tom no querrás perderte lo extraño que es esto– indicó Amaris

Asi llegaron y tomo lugar en el trono mientras Tom se parada detrás.

–Deseo mis siembras no se sequen– dijo un agricultor.
–Deseo tener mis estanterías más altas– dijo una ama de casa.
–Deseo tener un día más de vida– dijo un anciano.
–Deseo tener un carruaje– dijo un mercante.

Y así siguió por dos horas. Cuando terminó sin decir una palabra Amaris se levanto y se dirigió a u alcoba, Tom la siguió cumpliendo su deber de escolta.

–Lamento no haber sido amable, usualmente eso hago y no quiero crean eres mi amig– y la interrumpió Tom

–¿Acaso te doy vergüenza? Es porque tuve que refugiarme en tu reino ¿verdad?– dijo burlon.

–Por supuesto que no, es solo que no quiero meterte en problemas.

Asi los días siguieron pasando hasta que volvió a ver al príncipe Helio entre el reino. Lo que no saben es que los Ancianos le permitieron entrar para descubrir que tramaban.
Ese mismo día Amaris planeo ir al río para ver si su príncipe había llevado su encargo y saber si merecía su amor, aunque ya lo tenía.

Ese día busco un bello vestido azul oscuro con estrellas plateadas y una larga capa. Pero había unos guardias con Brutis en el camino hacia el río.

–Tom, lamento pedirte esto pero estoy por verme con el príncipe Helio y Brutis va por el camino que tomo, necesito lo distraigas– dijo la princesa preocupada.

–No me atrevería a negarme– y Tom fue a hablar con Brutis para distraerlo y hacerlo ir a otro lugar.

Amaris logro llegar y al ver a Helio con su frasco de Lagrimas de mar sonrió.

–Entonces ¿puedo tener tu amor?– pregunto acercandose a ella para darle su frasco.

–Sí, definitivamente.

–Intente ser lo mas rápido posible, solo me tomo 9 días conseguirlo y traerlo.

–Fue bastante pero aun así lo agradezco

–Entiendo usted no sale del reino pero debería saber que las distancias son largas, muy largas. Apuesto a que usted duraría mínimo dos semanas– dijo tocando la nariz de la princesa.

Cuando ya era momento de despedirse Amaris deseaba besarlo pero se detuvo

–Quisiera besarte.

–Besame entonces.

–No, te besare cuando vuelva a verte.

–Entonces hoy me quedare en el reino y me besaras mañana.

Amaris se retiro con una sonrisa en su rostro pero al llegar al castillo había 6 guardias cubriendo la entrada y un Anciano en el medio.
–Princesa, diríjase a la sala del trono central.

Presentía algo ya estaba mal, muy mal. Al llegar vio como tenían esposado a Tom, el Anciano Brutis estaba en el medio tomando una espada y el Rey Yerian intentando hacer entrar en razón a Brutis.

–Es una niña y él un chico, es normal alguna travesura– decía el Rey que sorprendentemente no era escuchado.

–Ahh Princesa que bueno que llega– dijo dirigiendo la mirada a Amaris para después poner la espada en el cuello de Tom que se encontraba sujeto de rodillas por dos guardias.

–Alejese de él ya mismo– ordenó Amaris

–Brutis, si no dejas a Tom yo mismo me encargaré de que no veas la luz del sol– amenazo el Rey.

–Sueltenlo, pero recuerden que hago esto por el reino, olvidan que Selenne nos tiene en la mira para derramar su ira y dejan que estos niños jueguen a las escondidas – reclamo Brutis mientras se iba.

Se ordenó encarcelar a los guardias que no obedecieron al Rey y se le ofreció una disculpa para Tom.
Ese mismo día a la noche llego un mensaje a Helio, que decía debía ir al río urgentemente porque quería escapar.
No estaba firmado pero pensó se trataba de Amaris y fue de inmediato, su sorpresa fue que al llegar se encontró con el Anciano Brutis.

Amaris: Un trágico destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora