Moon Oasis |Finalizada|

-Capitulo 4. La melodía de un sentimiento latente. -

--Su mente lo tenía en jaque, simplemente no podía dejar de pensar en lo tersa que era la mano de aquella dama, en lo placentero que sería tocar más allá, el sentir la suavidad de su melena y contemplar a profundidad esos ojos que decían todo de su persona. --

-Majestad, no creo propio que usted este aquí.

-Guarda silencio, Finral.

-Yami podría darse cuenta de que no está en el palacio.

-De ser así, aceptare cualquier castigo de su parte.

-Disculpe si soy grosero, pero... ¿Por qué hace esto por una doncella de la que expresa no sentir nada más que empatía?

-Se puede saber, ¿Qué te hizo llegar a esa conclusión, Finral?

-Disculpe mis palabras, majestad. Es solo que no me gustaría verlo inmiscuido en un conflicto que perjudique a la corona.

-Tranquilo, Finral. No estoy haciendo nada riesgoso. (Es solo que quiero cerciorarme que ninguno de estos hombres se atreva a tocar a Noelle).

-Mi señor.

- ¿Ahora qué?

-Aquella mujer no deja de observarnos con frialdad.

-Trata de no hacer contacto visual, es la dueña de este lugar.

-Me sorprende que permita que una doncella tan joven baile en un lugar como este.

-No tendrías por qué. Su vida no ha sido fácil y menos ahora que su hermana está enferma.

-Es verdad.

-Parece que ya termino de bailar, vamos.

-Disculpen, caballeros.

- (Maldición, nos descubrieron) ¿Sí?

-La señora Mereoleona quiere hablar con ustedes, en privado.

-Vamos, Finral. No tenemos alternativa.

-Si, mi señor.

-No esperaba verlo por aquí de nuevo, majestad.

-...

-Quisiera pensar que se preocupa por la seguridad de las personas que viven en esta zona y no por algo personal.

-Es un poco de ambas cosas, señora.

-Alabo su sinceridad.

-...

-Espero que no esté buscando a la mujer que le dará inicio al harem que le permite la corona.

-De eso me encargaré en su momento. Por ahora, solo quiero ver si mis guardias están ejerciendo con eficiencia su labor.

-Eso dígaselo a otro imbécil ingenuo.

-Señora, le pido de la manera más atenta cuide su vocabulario frente a su majestad.

-Si, claro. Yo solo le voy a advertir a su majestad una cosa. Tenga cuidado donde posa sus ojos, Noelle no será parte de su sucio harem. La protegeré incluso de la corona.

-Estoy consciente de ello, no se preocupe. Finral, vámonos.

-Si, majestad.

-Creo que educaste demasiado bien a este chico, Licita.

-Majestad, ¿No piensa hablar con la señorita Noelle?

-No con esa mujer observándome.

- ¿Majestad?