Mis piernas se sentían como gelatina y mi cabeza daba mil vueltas. ¿Qué iba a hacer cuando se acercara y me hablara? Ahora me arrepentía de haber seguido a Michelle hasta aquí. Este no era mi lugar, y obviamente Daniel se iba a asegurar de que lo supiera y me largara de inmediato.
Una chica rubia, con piernas extremadamente largas y demasiado delgada para mi gusto se cruzó en su camino antes de que pudiera llegar a mi. Fruncí el ceño al ver como está le rodeaba el cuello y le daba un beso en los labios. El no cerró los ojos y me miro todo el tiempo. Invadida por lo celos y la rabia me gire y agarre a Michelle del brazo.
-Disculpa, necesito decirle algo. -le dije al que al parecer era su novio.
El me miro por unos segundos y luego se retiró de ella. Michelle se bajó del capo del coche y me miro confundida.
-¿Ha pasado algo? -pregunto.
-Resulta que tengo que marcharme.
-¿Que? ¿Por qué?
Sin querer volví la mirada hacia donde había visto a Daniel hace unos segundos. Me sentí aún peor al ver que todavía estaba con aquella chica. Baje la mirada sintiendo la ira hervir en mis venas. Un día. Eso le había tomado para conseguir a otra. Aunque pensándolo bien el y yo nunca tuvimos nada. Nada es mucho decir, fue un error. Algo del momento. Pero si había sido algo del momento, ¿por qué sentía este sentimiento de traición clavado en mi?
-Oye -Michelle me sacudió por los hombros. -¿Estas bien?
Despertando de mi pequeña reflexión la mire, y comprendí que, si me iba ahora, iba a complacer los decesos de Daniel y eso era lo último que quería hacer.
-Estoy perfectamente. -sonreí -Puedes seguir en lo que estabas.
Sin esperar respuesta alguna me gire, vi a Daniel. Estaba charlando con la misma chica, la diferencia era que ahora estaban apoyados en un Bugatti a unos cinco metros de mi. Daniel estaba con los brazos cruzados algo que le hacia marcar sus perfectos músculos, tenía una cazadora negra, tejanos, botas de motorista y el cabello ligeramente despeinado.
Se giró y me miro fijamente arqueando una ceja. Yo me metí las manos en los bolsillos de la chaqueta y le devolví la mirada, solo que yo le ofrecí la mejor de mis sonrisas. Quería que viera que no me afectaba en lo más mínimo que estuviera con otra. Aunque, en realidad me afectaba de una manera que llegaba a hacer fastidiosa.
Sus ojos confusos fueron mi señal. Me gire y camine hacia ese hermoso Lamborghini. Donde estaba Liam que era igualmente perfecto. El me miro y yo le sonreí.
-¿Qué tal? -le pregunte.
-¿Qué haces aquí, Camil? -su tono brusco me hizo sobresaltar. Lo escrute con la mirada antes de responder.
-A mi también me alegra mucho verte, Liam. -su mirada se suavizo un poco y, después les hizo señas a los dos chicas que estaban a su lado para que se largaran.
Ellas me fulminaron con la mirada y a regañadientes se pararon y se dispusieron a marcharse. No sin antes empujarme cada una por el hombro. Estaba dispuesta a volverme y gritarles unas cuantas cosas. Pero Liam me lo impidió y, tomándome por la cintura me acerco a el. Nuestras caras quedaron a centímetros de distancia, una media sonrisa se posó en su rostro.
-¿Te perdiste? -me pregunto, obviamente burlándose de mi.
-¿Me veo como alguien que se ha perdido? -me aleje un poco de el, pero no lo suficiente.
-Te ves como alguien que no pertenece a este lugar.
-¿Ah, sí? ¿Y a que lugar crees que pertenezco?
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Diario de un adolescente
RomantikNo es una historia de amor con un final feliz. Tal vez parezca cliché al principio pero no lo es. Si buscas una historia de amor con final de cuento de hadas este no es tu lugar. Relata la historia de una adolescente como todos los demás, que encue...