Mi héroe

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Tenía mi cabeza apoyada en su hombro, sintiendo la brisa recorrer mi cuerpo. Aspiraba su exquisito perfume, me perdía en el. Estaba en éxtasis.

Mis piernas estaban apretadas contra sus muslos dándome un poco de calor. El frío me hacía chasquear los dientes. Pero no lo sentía realmente. Lo único que podía percibir era el latido de mi corazón. Estaba palpitanto tan rápido que creía que iba a morir aquí mismo.

-Puedo sentir tu corazón -Susurro -¿Estás nerviosa? -Dificilmente podía escuchar su voz sobre el viento.

-No. -conteste, pero mi mentira solo hizo que mi corazón latiera aún más de prisa.

-No estés nerviosa -Giro la cabeza levemente. Y tomo mis manos con una de las suyas apretandome más a él en la motocicleta.

Me estremeció sentir su tacto, sus manos eran fuertes y cálidas, la sensación fue incómodamente agradable. Las volvió a poner en la manivela y sentí como el frío volvió a golpear mis manos.

Paro la motocicleta en una gasolinera. Se bajo y me tendió el brazo para ayudarme a bajar a mi. Después me quitó el casco con delicadeza. Me encontré con sus hermosos ojos verdes. Suavemente el con sus manos comenzó ha arreglar mi cabello.

-Eres tan hermosa. -Dijo poniendo un mechón de mi cabello tras mi oreja.

-¿Como me encontraste? -dije alejandome un poco -¿Como llegaste en el momento justo? -no quería pensar en la posibilidad de que me estaba siguiendo. Eso sonaba absurdo.

El me miro por unos segundos y soltó un suspiro.

-Un gracias no estaría nada mal. -me dijo, frunciendo los labios. Sus labios. Eran carnosos perfectamente perfilados y eran tan rosados. Me pregunté que se sentiría besarlo. -¿Te gustan? -me dijo el con una sonrisa. Había notado mi mirada.

-Son lindos. -¿Por qué mierda dije eso?

-Son mejores besando. -el se acercó a mi lentamente, hasta que sólo una pequeña capa de aire nos separaba.

Yo me aclare la garganta y lo aleje empujando su pecho con mi mano. Que duró estaba. Pero el fue más rápido que yo y tomo mi mano empujandome hacía el.

-¿No quieres probarlos? -me susurró pasando la lengua por sus labios. Autocontrol, Camila, sólo ten autocontrol.

-Todavía no has respondido mi pregunta. -el me miro, luego miro mis labios, luego me volvió a mirar y cuando pensé que me iba a besar se alejó. Solté un suspiro de decepción.

El me miro y sonrió. Había notado mi suspiro. Mierda.

-¿Donde vives? -me preguntó. No era lo que esperaba que dijera.

-¿Para que quieres saber? -dije a la defensiva.

-Es tarde, pensaba llevarte a tu casa. ¿Quieres quedarte aquí? Conozco un buen motel que queda cerca. -Yo lo mire con la boca abierta ¿estaba bromeando, cierto? El me miro por unos segundos y luego soltó una risa. -Rápido, Stuart. No podemos estar aquí toda la noche.

-West Ham -dije mirándolo fijamente.

-¿Vives en West Ham? -el tenía una mirada intensa. Sus ojos verdes me hipnotizaban de una manera inexplicable, tuve que esconder mis manos en los bolsillos de mis shorts, por que estaba temblando como una idiota. ¿Que me pasaba?

-Sí allí vivo ¿por que? -mi voz salió más como un susurro. Dios que me pasa.

-Bien, vamos. -otra vez no contestaba mis preguntas, me estaba poniendo de mal humor su actitud.

Diario de un adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora