Alexia Duppond

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  ¿Saben? El amor es un sentimiento tan hermoso como aterrador. 

  Amar es entrega.

  Amar es dependencia.

  Amar es darle a una persona una parte de ti.

  Amar es arriesgarlo todo, porque para amar debes entregar tu vida, tu corazón y tus pensamientos. No hay nada más poderoso que amar, no hay nada más destructivo. 

  El amor mueve montañas y destruye imperios, el amor puede darte una razón de vivir, pero también puede quitarla. Oh como temía enamorarse, entregarlo todo y no recibir nada a cambio, porque cuando amas a veces no importa si ese amor es bien recibido, porque lo entregas todo, porque así es amar, también es confiar.

  Llamaría Filofobia a ese terror tan grande, a ese miedo insuperable por este gran sentimiento, que salva vidas, pero también las destruye.

  Después de todo, mi madre fue salvada por el amor que sentía por mi, pero fue destruida una y otra vez por el amor que sintió hacia los hombres, porque ellos la traicionaron, la engañaron y le mintieron una y otra vez, porque la usaban y luego la desechaban, porque simplemente no les importaba, ella lo daba todo y ellos no le daban nada.

  Estaba cansada de verla llorar por tener esperanzas de nuevo, de verla tomar cuando creía que yo no podía verla, por ver cómo se dejaba destruir por confiar en quien no debía.

  Yo no tenía problemas con su trabajo, francamente no me importaba si mi madre decidía tener o no relaciones, era completamente su decisión y yo no metía mis narices en su vida. Lo que a mí me tenía descontenta era la forma en que a ella le afectaba, las veces en las que llegó llorando, sintiéndose sucia y usada, como si ella no valiera nada… No quería pasar por algo así, a pesar de que mamá fuera una trabajadora de la noche y se que muchos pensarán que por eso ella sabía cómo manejar a los hombres… Realmente era ella quien era usada y desechada cada noche, ¿Cuántas veces quise gritarle que era estúpida? Que no debía confiar. Pero no lo hice, no quería lastimarla con mis palabras, tal vez si hubiera hablado con ella podríamos habernos salvado.

  Ahora ella estaba en prisión, mamá tenía sus papeles en regla, pero… Estaba en la cárcel gracias a uno de esos hombres en los que había confiado y yo estaba en la patrulla, camino a quien sabe donde con solo una maleta con mi ropa, sin saber qué sería de mis estudios, de ella y de nuestra vida.

  Ni siquiera sabía a dónde me estaban llevando, en mi manos solo tenía una maleta con algunas prendas indispensables y un futuro tan oscuro como algunos de los venenos que solía preparar con mamá en los días dónde ella no salía a trabajar, ¿Por qué ella dejaba que la usarán si usarlos a ellos era tan sencillo?.

  No es difícil, los hombres y a veces muchas mujeres tienden a ser totalmente atontados por una cara bonita y una sonrisa dulce, unas palabras dichas en un tono suave y melancólico… Solo con eso es fácil tener en mundo a tus pies, un aleteo coqueto de tus pestañas y terminas por hipnotizar a cualquier idiota desprevenido.

  ¿Saben lo sencillo que sería para nosotras destruirlos? ¿Usarlos y desecharlos?, ¿Cuántos hombres poderosos han caído por una mujer? Tan sencillo… Tan débil, como un simple juego, crecer en un entorno como el mío me ha enseñado algo: Los hombres son desechables.

  Son fáciles de usar, manipulables y débiles, por eso nos desechan a nosotras primero, tienen miedo. Saben que si nos dan el poder podríamos destruirlos de ser necesario, sería tan sencillo como romper una ramita, mamá siempre me dijo que las personas tienen sentimientos y que está mal jugar o aprovecharse de esos sentimientos, pero ¿Cuando la tomaron en consideración?, ¿O a mí?.

Experimentos en la Zona CeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora