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『"No te quiero"』OC x Afrodita

Aclaraciones: Fic ubicado posterior a la guerra contra Hades y Loki; todos los santos dorados viven en Grecia.

Aviso: Fic rated T por insinuaciones sexuales.

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"No te quiero"

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Afrodita de Piscis siempre se ha caracterizado por ser sumamente vanidoso; le causaba bastante satisfacción saber que, como se autonombraba y otras personas lo corroboraban, él era el más hermoso de los 88 caballeros de la diosa Athena.

Pocas cosas en su vida le daban tanto gusto como saberse el más hermoso caballero. Pocas cosas le daban tanto placer como oír aquellas palabras: "Me gustas".

Sin embargo, cuando ella agregó una palabra más a esa frase, esa risa, usualmente pícara y encantadora con la que él había sido bendecido, salió un poco temblorosa, hasta con un ligero tono nervioso.

Algo no andaba bien.

—Así que no te gusto, eh. Por supuesto, ya lo sabía —sacó esa frase arrogante y sarcástica, desde lo más profundo de su vanidad como un arma de autodefensa.

De ser más cruel, como en su vida anterior, Afrodita le habría echado en cara a esa insolente mujer lo mucho que a ella sí parecía gustarle que él mordiese suavemente sus pezones cuando la tenía desnuda sobre su cama. Pero no lo hizo.

Había sido muy benevolente.

Ella, por su lado, frunció el ceño hasta hacer una mueca de enfado y desagrado total; era una pena que, por su posición en el Santuario, debiese bajar la cabeza ante él.

—¿De verdad creíste que iba a divertirme contigo hoy? —se burló—. No eres lo suficientemente buena para eso, recuerda tu lugar —dijo con prepotencia, ocultando lo ofendido que se había sentido.

Ella se tragó sus palabras, eso cualquiera lo notaría. Afrodita lo disfrutó; nadie lo insultaba y salía ileso.

Golpe por golpe.

—¿Se le ofrecía algo, mi señor? —preguntó con falsa humildad.

Manteniendo su sonrisa maliciosa, Afrodita todavía no se creía del todo que ese "no" estuviese incluido en aquella frase, cuando él se acercó a ella estando los dos en la cocina.

La mesa habría sido un buen lugar en esta ocasión.

Sin embargo, en la montaña de su ego, Afrodita se dijo que aquella mujer seguramente estaba furiosa por no ser más que una cita ocasional con la que él ya había tenido un par de encuentros en el pasado.

Encontrarla no era difícil, sólo debía esperar en Piscis a que ella entrase a cumplir sus obligaciones de limpieza.

Las doncellas en el Santuario no debían tener ningún tipo de relación con los santos a los que servían, pero Afrodita es un hombre al que nadie le decía "no". Y tampoco es que fuese un Príapo en vida, es sólo que a veces Afrodita quería tener un encuentro sexual pasajero luego de un largo día, y ella había sido lo suficientemente buena para darle ese gusto... hasta ahora.

Hoy era uno de esos días en los que había querido tener sexo. Afrodita se había levantado de buen humor hoy hasta que Death Mask pasó hacia su casa esa mañana sólo para entretenerlo durante varias horas en las que se quejó de todo, cosa que puso muy tenso a Afrodita, y al ver a la doncella en la cocina cuando fue por un vaso con agua, quiso desahogarse un poco con su cuerpo diminuto y frágil.

El que ella lo parase en seco con aquellas palabras, no le afectaba. Por lo que, respondiendo a la pregunta anterior de ella, Afrodita dijo falsamente divertido:

—Sí, quiero pedirte que hagas una cena decente para hoy; la anterior estaba demasiado salada.

—Sí, mi señor —dijo ella con ciertas palabras atorándose en su garganta, seguramente.

¿Qué diablos tenía ahora? Él no lo sabía... y tampoco le importaba. Tomó su vaso con agua y se largó de ahí el doble de irritado.

Lo único que ambos sabían con certeza, era que la cena pasada había estado perfecta.

—FIN—