Capitulo I

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-"¡Ponte en ello, Sakura, ahora!"- le gritó una voz.

Sakura no podía moverse, estaba demasiado aterrorizada y sus pies se sentían como plomo bajo ella. Los eventos catastróficos paralizaron sus movimientos. Fuego ardía en torno a su transbordador espacial. Las explosiones estaban a su izquierda y derecha una lluvia de meteoritos explotando.

Los árboles se redujeron a cerillas como bombas afectados por bolas de fuego. El pequeño estanque a su izquierda fue invadido. El meteorito golpeó y luego chisporroteó produciendo una niebla en la cubierta. El agua explotó en una masa del tamaño de una bola de cañón. Las olas se elevaron altas como en la cascada de una ducha, cayendo sobre todo lo que estaba a su alcance. En todas partes en las que Sakura miraba, las personas estaban cayendo a su muerte, siendo volados en pedazos. Llamas corrían zigzagueando sin ningún destino aparente, sin ser registradas.

Podía ver piernas moverse bajo el fuego. ¿Cómo podía el fuego dispararse de tal forma? Fue surrealista cuando la masa ardiente cayó lentamente al suelo, en un baile aureolado de tonos rojo y naranja. La carne quemada dejo una huella en su memoria gracias a lo que sus ojos estaban viendo. Emitió un gemido ahogado.

Sakura volvió la cabeza lentamente. Podía escuchar las voces de los que la rodeaban, las registró pero se deslizaron de sus oídos como el agua. Sonaban demasiadas a la vez. Era como estar en un estadio lleno de gente. En poco tiempo, su corazón latía como un grifo que goteaba en la tranquilidad de la noche. Se sentía mareada, luego se recordó respirar. Su respiración era como un zumbido al aspirar. Aclaró sus pensamientos y su mente confusa, pudo oír de nuevo.

Las mujeres rogaban al piloto de Sakura que llevara a sus hijos a bordo. Manos suplicantes se aferraron a él, los niños gritando, gemían y se aferraban a sus madres con manos como pinzas de presión. Caras diminutas llenas de pánico y traición ¿Por qué sus madres los regalarían? A Sakura le pareció la última prueba de amor de una madre, dejar ir a alguien que amas desesperada mente por su bienestar. Podía sentir su corazón romperse cuando las madres se declararon. Pero sabía que el capitán de la nave diría que no, no podía llevarlos. No había ningún espacio.

La Tierra se estaba muriendo y sólo unos pocos elegidos podrían ser transportados a una colonia de Nuevo Mundo. No tenían mucho tiempo, mucho menos ahora.

Una mano la agarró del codo, los dedos clavándose en su suave carne, la hizo girar con fuerza alrededor, arriba en la lanzadera. Tropezó y fue arrastrada en posición vertical. El Capitán Madara respiraba con dificultad cuando él la arrojó a uno de los diez asientos. La escotilla se cerró de golpe en su lugar y casi vomitó por el impacto, cortando los dedos de quien estuviera sujetado a ella y cayendo al suelo de la lanzadera. El Capitán Madara corrió hacia la parte delantera de la nave, donde él y el copiloto se sentaron en dos asientos adicionales.

-"¡Vamos, maldita sea, no hay nada que podamos hacer!"- Gritó el capitán.

-"No podemos despegar. La gente está en la parte superior de la nave. Maldita sea, Madara, si nos vamos, llevaremos veinte personas a su muerte"- respondió Pain el copiloto, en un agotado tono agudo.

-"Entonces impúlsate, y los hijos de puta con suerte estarán lo suficientemente cerca de la Tierra para sobrevivir cuando se golpeen. El transporte es un pato sentado comparado con los meteoritos. Ahora vamos."- dijo el capitán con los dientes rechinando.

Para horror de Sakura el capitán puso su mano sobre la de Pain y aceleró. La nave saltó hacia adelante. Las personas cayeron a su muerte, algunos incinerados por el incendio de la cola. Peor aún fueron los otros que colgaban. Sakura sollozó mientras observaba a un hombre gritando que iba abajarse ahora si sólo por favor aterrizaban, pero no quisieron aterrizar e iba a morir.

EL ESCUDO DE SAKURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora