¿Verdad o Desafío? (Terminada)

Capítulo 4| Juguemos

9:27 pm

Pov Cassandra:

¿Conoces ese sentimiento de querer estar en otra piel, ser otra persona, una persona diferente a la que eres?

Pues te digo yo que no tengo ese sentimiento, a pesar de que ahora mismo estoy deseando meterme en mi habitación y no salir.

No aguanto el ruido constante de gritos y exclamaciones que envuelven el lugar, el piso retumba en disímiles vibraciones cuando la música alcanza niveles tan altos que temo que dañen mi audición.

Ya ha pasado más de una hora desde que esta "fiesta" comenzó.

Al principio me negué rotundamente pero por algo habían venido todas estas personas, ¿verdad? ¿Qué iba a hacer con todo este montón de adolescentes? ¿Ponernos a ver películas como lo tenía planeado desde un principio? Me parece que eso no le iba a hacer mucha gracia a todas estas personas.

Recuerdo mi conversación con las chicas y me quedo pensando cómo es que llegamos a este punto. La verdad es que todo esto es muy extraño, casi rozando al punto de lo inexplicable.

***

Flashback:

8:12 pm

—Tenemos que hablar —digo en un susurro a una Sofía que habla de una forma muy entretenida con Carlos.

—En un rato, ahora estoy ocupada —dice en un susurro igual de bajo.

Carlos nos mira como si quisiera saber de qué estamos hablando y yo le doy una sonrisa amable.

—Esto no puede esperar, lo estás atrasando porque sabes perfectamente lo que voy a decirte.

La tomo un poco fuerte del brazo, sólo aflojo un poco cuando me doy cuenta de que mis uñas se están hundiendo en su carne.

—¿Sofía cómo es que se tomaba el tequila de esa forma que me habías enseñado? —grita Sheyla a Sofía y esta se suelta de mi agarre y suspira aliviada.

—¡Ahora mismo voy y te enseño! —dice ella a Sheyla mientras esta última vuelve a la cocina—. Ves, estoy ocupada ahora. Te prometo que en cuanto tenga un chance hablamos de lo que sea que quieras hablar —dice con una amplia sonrisa y veo cómo se pierde en la cocina.

—¿Te sientes bien? No pareces muy cómoda con todo esto.

Miro a Carlos mientras se toma una lata de cerveza.

—No es eso, es simplemente que me tomó por sorpresa todo este asunto de la fiesta.

Le dedico una sonrisa amable —hipócrita— mientras me alejo a buscar a la otra chica que formó parte de todo esto.

Veo una cabellera llena de rizos rebeldes en un punto de la sala y la identifico rápidamente. Está moviendo sus caderas al ritmo de la música y pegando saltos por todo el lugar cuando llega la parte del coro.

—¡Martha, necesito que vengas conmigo un momento!

La música está tan fuerte que grito cerca de su oído cuando estoy lo suficientemente cerca para que me pueda escuchar.

—¿Qué? —grita mientras sigue bailando y dando vueltas.

—¡Qué vengas conmigo!

Vuelvo a gritar más fuerte.

—Luego de esta canción que ahora mismo está muy buena —dice y juro que estoy perdiendo la poca paciencia que tengo.