Cap 29: El vampiro de Whitechappel

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- Mi lady (T/n)... Lo siento... Sé que esto debe disgustarle pero yo, a pesar de todo, no puedo evitarlo... La deseo desde lo profundo de mi ser

La persona frente a mí me arrincona en la pared, sosteniendo mi mentón entre sus delgados y suaves dedos, y yo tan solo puedo mirarlo a los ojos. Con los nervios a flor de piel, sintiéndome vulnerable, temblorosa, débil..y con un profundo antojo de que mi boca se encuentre con la suya en un beso tan profundo e intenso que haga que nos ardan los labios. Quiero perderme en ellos todo el tiempo que sea posible. En ese delgado labio superior o en el inferior, que es un tanto más grueso pero eso hace que se vean tan perfectos y apetecibles.

- No hay un solo minuto en el que no quiera estar a su lado. Tampoco hay un solo segundo en el que no quiera tenerla entre mis brazos para decirle lo preciosa que es, ni hay un solo día en que no quiera hacerla mía.... Por favor.. permítamelo y me entregaré por completo a usted el resto de mi vida para hacerla feliz - habla en tono suplicante y casi desesperado

Las palabras no salen, perdí el completo control de mi lengua que él proclama como suya en este momento; ni siquiera un simple jadeo, un chillido, una modulación o el tan simple pasaje de la saliva por mi garganta luego de tragar duro.
Comienzo a tener la sensación de estar ahogándome en un pantano. No solo no puedo hablar, también me cuesta respirar, en tanto escucho las confesiones de este sujeto rogándome por amor y dejando cada vez menos espacio entre su cuerpo y el mío, invadiendo por completo lo poco que me queda de espacio personal. Tanto que pareciera no tener noción de aquello. O simplemente no le importa. Sus orbes carmesí no dejan de observar fijamente los míos con anhelo y un brillo, un brillo que podría decir que me sentenciarían a la locura si sigo perdida en ellos.

Sin darme cuenta la desesperación se apodera de mí. El aire se me corta llegando a los límites de lo soportable, mi cuerpo no lo resiste y siento que me desvanezco. Hago el esfuerzo de moverme y es imposible, estoy inmovilizada sin ser tocada. Se intensifica aquella sensación de vulnerabilidad bajo su mirada feroz de cazador.

Mis piernas flaquean y uno de sus brazos rodea mi cintura, sellando por completo la luz entre nuestros cuerpos. Percibo ese sutil pero tan potente aroma a colonia masculina que característicamente inunda y embriaga mi olfato cada vez que lo tengo cerca y hace que sea tan agradable nuestra proximidad, sin embargo en este momento que necesito todos mis sentidos, esto no es una buena señal. La presa no debe sucumbir ante su cazador por más encantador que sea.

Una de sus delgadas y grandes manos se atreve aventurarse a mi cadera, con el mismo fin de aproximarse más, haciéndome sentir su inquietante calidez. Una inquietud que me atraviesa al igual que las palabras que salen de sus labios.

- Te amo...

- ¡¡Aaaah!! - despierto agitada largando un grito alterado mientras salgo impulsada de la cama, quedando sentada

Jadeando con la boca abierta cual perro, miro para todos lados, con una mano sobre el pecho y la otra llevándola a mi cabello despeinado.

- Solo fue un sueño.... Nada ha de dañarme...nada ha de dañarme - susurro para mí misma entre jadeos que se calman paulatinamente

Con los nervios de punta, la piel perlada de sudor y una respiración en proceso de calmarse, tomo el pequeño cuadro de mis padres y me abrazo a él, poco a poco volviendo a recostarme y mirando a Onyx quien como todas las noches duerme junto a la cama en un acolchado púrpura exclusivo suyo.

Al notar lo agitada que me encuentro, la felina despierta de su ligero sueño y me mira con sus preciosos ojos ambarinos. Tomando su lugar a mi lado hecha un ovillo, reposando su cabeza sobre mi abdomen. Y con su hocico hace una búsqueda de caricias.

Mi Dama del Circo (Sebastian Michaelis y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora