eine Erinnerung an dein erstes Mal

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Capitulo 9.

Schein Neumann

Los primeros rayos de sol se cuelan por la ventana y me despierto, sonrio estúpidamente porque después de la curiosa llamada que tuve ayer con la señorita que no se digna a dejar mi cabeza ni por un momento, me levanto de golpe de la cama y agarro mi teléfono abriendo Spotify y reproduzco Summer de Calvin Harris, tomo una ducha y me coloco una camiseta negra de Twenty One Pilots y unos vaqueros oscuros seguido de mis zapatos y salgo al coche en busca del restaurante que me indicó Lisnér en Berlín, son cuatro horas de viaje, así que opto por salir temprano...

Jamás pensé que volvería a decir eso, después de tantos años de creerla muerta, de creerme culpable de su muerte, de decirme a mí mismo asesino de la mujer que amo y de mis hijos, ella está viva, quizás mis hijos se hayan llevado la peor parte y no quiero sonar insensible pero podemos hacer más, me vuelvo eufórico de solo pensar que estoy conduciendo para volverla a ver.

No negaré que se me pasó un par de veces montarle una escena a los papás de Lisnér por haberme ocultado su muerte, entiendo que quizás yo no era todo lo que ella necesitaba, entiendo que yo he tenido problemas con drogas en su momento después de que mi padre recurriera al alcohol cuando se enteró de todo lo que pasaba con mi madre (me refiero a lo de su cáncer) y que estuve en un centro de rehabilitación por eso, pero eso no me hace mala persona, no cuando me quería superar y si, quizás en ese momento no fue por Lisnér porque no estaba seguro de lo que me pasaba con ella puesto a que era cinco años menor que yo, pero cuando empecé a conocerme mejor con ella, cuando empecé a entablar esas conversaciones que sin querer terminaban cinco horas después, cuando empecé a saborear los deliciosos labios que tiene y a inhalar su aroma como mi nueva droga, me di cuenta que cuando me creía enfermo o alérgico a ella, era porque me estaba empezando a gustar y pensar que al inicio me sentí un pedófilo de mierda y empecé a drogarme por ello mientras yo solo intentaba alejarla, ella se quedó ahí nunca se fue de mi lado.

La embaracé cuando tenía diecisiete, fue un error, no quise hacerlo, pero me ganó la tentación y la necesidad de tenerla encima de mí fue más fuerte que cada advertencia que me daban mis hermanos y padres, aún recuerdo la primera vez que la hice mía como si fuera ayer...

Estábamos en la piscina de mi casa disfrutando del cumpleaños número dieciséis de Lisnér, y como era de esperarse, mis papás y los suyos lo celebraron a lo grande, se alcoholizaron hasta dormirse, y Lisnér seguía en la piscina jugando con la pelota de aire.

-¡Atrápala!-exclamó al mismo instante que me tiró la pelota y me agaché para esquivarla.
-¿En serio?-digo incorporándome.

-¡Argh!, qué aburrido eres-espeta saliendo de la piscina al mismo tiempo que veo como su bikini de dos piezas se le va pegando más al cuerpo mientras chorrea el agua por su cuerpo, no soy de darle un noventa-sesenta-noventa a las chicas, pero Lisnér tiene unos pechos voluptuosos, y a sus cortos dieciséis años se ha desarrollado muy bien, cosa que pone a prueba cada pensamiento obsceno que sale de mi subconsciente sin querer.

Noto cómo se marcan sus pezones a través de la tela del bikini amarillo causado por el frío que tuvo al salir, me percato de como una punzada llega a la parte baja de mi abdomen y aparto la mirada al instante, percato como mi boca empieza a secarse, asi que busco una silla al instante y me siento.

<<¿Y si me la follo ahora?, total, mis hermanos están fuera de casa y sus papás junto con los míos están durmiendo>>No.

-Voy a poner música-informa Lisnér mientras camina directo al parlante y se agacha a conectarlo con el bluetooth de su celular, veo su hermoso culo blanco, me pregunto qué se sentirá si lo azo...

AmnesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora