Recuerdos dolorosos

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Capítulo 2.

El sonido desesperante de la alarma penetra mis oídos haciendo que odie ese maldito tono mientras el sol se cola por mi ventana provocando que maldiga a mis adentros haber olvidado correr la cortina ayer, me revuelco por la cama mientras estiro mi brazo a buscar la alarma para que se apague de una puta vez.

Se supone que con veinticuatro años debo ya a estar acostumbrada a levantarme temprano, después de todo ya soy adulta, ¿No?.

Me cambio con rapidez y me pongo el uniforme de profesora mientras veo como Greteld-mi mejor amiga desde hace cinco años- viene casi como una sonámbula atrás mío.

—Buenos días chica —le saludo animada.

—¿Por qué tienes energías en las mañanas?, arg —dice tirándose a mi cama.

—Llego tarde —le digo terminándome de vestir.

—¿Y cuándo llegas temprano? —dice contra la almohada y riéndose.

—Me alegra que mi desgracia en la puntualidad te alegre —le digo y veo como se enrolla en la sabana de la cama haciéndose un ovillo.

Me voy a la cocina a prepararme un yogurt con cereal, lo termino y me voy corriendo hacia el baño a lavarme los dientes, para cuando salgo a la sala, Greteld ya está cambiada como todas las mañanas y salimos lo más rápido posible directo al regalo sin duda más caro de la lista, es un BMW color blanco, me abrocho el cinturón y vamos rumbo al kinder, si, soy profesora de niños de kinder.

Me hubiese gustado enseñar en Baviera, pero por alguna razón mi madre insistió a que saliera del pueblo en el que estaba después de mi accidente, ya que decía que era muy ''peligroso'' porque eran muy imprudentes al manejar y la familia del sujeto que me chocó quería venganza, me convenció y ahora estoy aquí desde hace siete años, la verdad no recuerdo absolutamente nada de lo que sucedió antes del accidente, pensé que había perdido la memoria y me asusté, pero mi madre decía que era por el trauma que había llevado debido al accidente así que decidí restarle importancia porque igual a veces tenía flashes pero eran solo míos con mi padre en el patio trasero de mi casa en Alemania jugando y riendo, como siempre solíamos hacer antes de que viniera para Berlín, aunque no me quejo, ellos antes de que trabajara me pagaban una renta y mamá vino a vivir conmigo dos años, hasta que conocí a Greteld —que es psicóloga- y ella supo todo lo de mi trastorno de eremofobia y se ofreció a vivir conmigo, además panketal es un distrito muy lindo, y tiene restaurantes con ricas comidas que me hacen babear.

Me estaciono como puedo, salgo apresuradamente del auto y me despido de Greteld

—Profesora Hagman, buenos días —me saluda el de seguridad.

—Buenos días, Antuan —le digo apresurada, corro hasta mi salón y hay niñitos correteando por todos lados, me siento en mi escritorio y empiezo la clase.

Llegan las dos de la tarde y siento como me gruñe la barriga, ya llamé a Greteld y dijo que ya estaba llegando así que decido esperarla afuera guardo las cosas en mi cartera y salgo a la calle cuando...

Veo a un chico pelirrojo paseando a un perro, tiene el cabello que le llega hasta las orejas y tiene los ojos color azul, es blanco y mide casi como yo...

—¿¡Por qué no!? —espeto con furia —¡Tus jueguecitos de mierda ya me están cansando! ¡O me quieres o no, pero te decides de una puta vez, por que yo no voy a ser tu pendeja que viene cada vez que quieres o te arrepientes, maldito cabrón!

—¡Cierra la boca! —escupe con furia —¡Sé a la perfección que no eres mi pendeja, y por eso no quiero que te hundas en mi mierda! —me burlo y me fulmina con la mirada —¿¡Crees que es graciosa toda esta mierda?!, ¡Niñata de mierda!.

- ¡Jódete Sc...

Caigo del banco con un dolor insoportable en la cabeza, y siento como si estuviera partiéndose en dos, siento como vibra mi celular en mi mano y contesto con dificultad, es Greteld.

—Ayu.. ayúdame por favor... —digo con las pocas fuerzas que tengo- me duele... —siento como dos brazos me levantan del suelo y no me queda otra cosa que rogar para mis adentros que no sea un psicópata asesino y lo único que hago es cerrar los ojos para que no sigan pesando.

Me levanto con la boca seca y los ojos pesados, siento como si me hubieran apaleado de distintas maneras, reparo el lugar y me doy cuenta que este no es mi apartamento, es un centro de salud, el novio de Greteld —Axel —entra con ella detrás y cuando me ve despierta, Greteld viene corriendo hacia mi camilla con pastillas y una botella de agua en las manos.

—¡Te levantaste!-dice Greteld abrazándome —joder, me diste un gran susto —dice y se separa alcansándome el agua que la tomo como si mi vida dependiera de ello —guarda un poco para las pastillas —dice sonriendo.

—¿Cómo llegué aquí?-pregunto sentándome.

—Cuando te llamé, me contestaste con un ''ayúdame'' y yo tipo WTF —dice alcansándome las pastillas —pensé que estabas bromeando pero como justo estábamos llegando, te vimos en el piso, estabas como en shock tirada en el piso pidiendo ayuda.

—Parecías muerta —dijo Axel.

—Me asusté-siguió Greteld —después de eso vinimos aquí y ahora así estamos, ¿Se pueden saber que mierda pasó?—dice riendo con nerviosismo.

—Creo que recordé algo —digo casi insegura.

—¿Del accidente?—dice Greteld, ella y su novio saben lo que me pasó.

—No-respondí —de antes del accidente —tomé un sorbito de agua —al parecer fué como un flashback.

—No entiendo —dice Alex-¿Que no te dijo tu mamá que no habías perdido la memoria?.

—Yo no le creo—dijo Greteld —es raro todo esto de ahí te explico ahora centrémonos en lo importante, ¿Que recordaste? —pregunta mirándome y me encojo de hombros.

—Lo único que recuerdo es que estaba discutiendo con alguien —respondí.

—Pero ¿Viste su cara? —pregunta Axel.

—No, solo recuerdo el sentimiento que tenía en ese momento.

—¿Qué sentiste? —pregunta Greteld.

-decepción.

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