Familie

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Antes de leer: Debo aclarar que el capítulo pasado era el antepenúltimo, este es el penúltimo, solo que me equivoqué xd, ahora si.
Penúltimo Capítulo

Capítulo 19.

Estamos en Sao Paulo, rumbo al lugar en donde tienen a mis hijos y a mi madre.
Por fin voy a conocer a mi madre... a mi verdadera madre.

Schein sigue nervioso mientras estamos en el auto del Detective Schmidt.

—A 500 m del objetivo.—informa el detective a través de la radio.—¿Posiciones listas?

—Grupo Blanco en posición.—Le responden por la radio.

—Grupo Naranja en posición.—Vuelven a responder.

—Recibido. Grupos Negro y Rojo, repórtense, estamos a 400 m del objetivo.—demanda
—Grupo Negro en posición.

—Grupo Rojo en posición.—Les responde.

—Recibido. Prepararse para el golpe.—Deja la radio en su lugar y acelera metiéndose en un túnel.

Admito que estoy nerviosa por lo que pueda llegar a pasar.

Pasan algunos breves minutos y el detective vuelve a hablar por el radio.

—A 130 metros del objetivo, Grupos Rojo y Negro, por la parte de atrás de la vivienda, Grupo Naranja por la derecha, Grupo Blanco por la izquierda, confirmen sus posiciones, ahora.

—Grupo Blanco, en la izquierda. Posición confirmada.—Ya me estoy poniendo nerviosa.

—Grupo Naranja, en la derecha. Posición confirmada.—Respira Lisnér, respira.

—Grupos Negro y Rojo en la parte de atrás, confirmado.—Pánico, pánico, pánico.

Miro a Schein que está sentado a mi derecha, nervioso por la parte siguiente del plan que nos incluye a nosotros.

—Paso uno del plan, ahora.—El detective ve por el espejo retrovisor y asiente dándonos una clara señal de que ya debemos proceder.

—Con cuidado y no levanten sospechas, nuestra gente los está vigilando, ¿Ya tienen el chaleco antibalas?—Pregunta.

—Sí, está camuflado con los sacos que traemos puestos.—Responde Schein por mí.

—Vayan, ya es hora.—Dice el detective y Schein es el primero en abrir la puerta.

Estoy nerviosa por tres cosas. Uno: Conoceré a mis hijos, por fin, Dos: Conoceré a mi madre, Tres: Mi vida y la de Schein.

Schein baja y me extiende la mano, salgo del auto y lo primero que veo es un viejo edificio abandonado de color blanco, bueno un intento de blanco porque está todo manchado con ventanas rotas. Luego bajo la mirada y veo un gran portón negro, es por ahí que debemos entrar, admito que estoy nerviosa.

Schein y yo nos tomamos de la mano y seguimos caminando hasta llegar al gran portón negro.

—Voy a tocar—me dice Schein, pero toco yo.—Terca.

—Es lo que soy—digo orgullosa para matar los nervios.

El ambiente se siente pesado y frío, nada que ver con el tiempo que pasamos Schein y yo hace algunas semanas, o meses.

La puerta tarda en abrirse y vuelvo a golpear esta vez más fuerte.

—Digan que vienen a hablar, que vienen en son de paz, pero esa puerta debe ser abierta a como dé lugar.—Demanda el detective a través de mi auricular.

—¡Falsch!—Grito—¡Venimos en son de paz!
—¡Abre la puerta!—Sigue Schein.

Pasan minutos y nada.

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