capítulo 6

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Comenzaba un nuevo día, los rayos de sol atravesaban las ventanas e iluminaban el dormitorio de cierto Alfa sexi quien dormía plácidamente en su cama tendido boca abajo rodeando la almohada con sus brazos de bajo de esta, mostrando así su bien marcada espalda y brazos fuertes, al parecer solo dormía con unos pantalones cómodos mostrando todo su torso.

Despertando de su sueño para así comenzar su arduo día de trabajo, decidió levantarse más temprano de lo usual para así terminar su trabajo antes y poder tener tiempo suficiente para el Príncipe y sus respuestas a las preguntas del día anterior.

Levantándose de la cama se dirige al placar a sacar su uniforme. Mientras se lo colocaba un llamado en la puerta lo hace levantar la vista hacia esta, dando la instrucción para que entrara quien quiera que sea, se ve que entra una sirvienta que al parecer era Omega, se podía saber al instante no solo por su baja estatura y apariencia frágil y tierna sino por su dulce olor a vainilla. Ese aroma le gustaba a Mew ya que lo relajaba, como lo hacia su te de vainilla cuando está muy estresado, pero al que no parecía gustarle era a su Lobo, que en cuanto entró la joven arrugó su nariz en forma de desprecio y se giró para ignorarla.

-Buen día, General- dijo una sonrojada Omega al ver al castaño con su uniforme puesto, se veía muy apetecible a los ojos de cualquiera- le traigo su desayuno- dijo mostrando la bandeja con los alimentos- puedes dejarlo y retirarte- le respondió cortante, era mejor eso a que la Omega lo siguiera comiendo con la mirada.

Terminando su desayuno se dirigió a su oficina, mientras iba caminando, por uno de los pasillos pudo ver a Gulf caminando con una espada en su funda, mientras llevaba ropa de entrenamiento. Al ver tal imagen el castaño decidió seguirlo desde lejos para ver qué estaba pasando.

Gulf se dirigía a su entrenamiento como todas las mañanas lo hacía cosa que el Alfa no sabía, mientras iba muy concentrado siguiendo al pelinegro vio como este doblaba en unos de los pasillos, acelerando sus pasos los detiene abruptamente porque el filo de una espada estaba sobre su cuello, girando su vista puede ver al final de ésta el rostro del Príncipe, quien lo miraba con el ceño fruncido y en estado de alerta.

Al darse cuenta Gulf que quien lo seguía hacía ya un rato era el General decide bajar su arma y colocarla de nuevo en la funda, suspirando decide hablar -no sabía que el General del ejército de Britia se dedicaba a espiar- dijo levantando una ceja esperando una respuesta a lo sucedido, mientras que del otro lado estaba Mew sin poder procesar lo que había visto, prácticamente le cortan el cuello por metiche, lo que no se esperaba era que Gulf tuviera tan buenos reflejos, decidido a contestar aclaro su garganta y dijo - lo vi caminar con una espada en la mano, lo cual me pareció extraño, así que decidí seguirlo para ver si estaba todo en orden- dijo encogiéndose de hombros.

Rodando los ojos al escuchar su excusa poco creíble para Gulf le respondió - como puede ver estoy en perfecto estado,- dijo dando media vuelta - así que si me disculpa, tengo cosas que hacer- finalizó comenzando su andar, pero siendo detenido por el comentario del Alfa - no estaba informado que el Príncipe sabía usar armas- dijo tratando de sacar respuestas a sus dudas.

Dándose media vuelta al ser descubierto Gulf decide hablar - usted no tiene porqué estar informado de mí vida privada, General- dijo dándole una mirada penetrante - pero ya que me vio con las manos en la masa se lo diré- suspiró apoyando su espalda en la pared mientras que el contrario miraba cada uno de sus movimientos esperando lo que iba a decir el pelinegro

-Todas las mañanas desde que era niño entreno con la espada junto a mí maestro, ya que es algo que me gusta hacer- dijo directo enderezándose sin querer comentar algo más.

Pero Mew pensaba distinto quería seguir conociendo más del Príncipe, no iba a vivir toda la vida con un extraño al que ni siquiera conocía sus pasatiempos así que habló sin antes pensar y preguntó - puedo acompañarlo a su entrenamiento, Su Alteza- sorprendiendo al contrario por su iniciativa, pensadolo un poco decidió acceder a su petición, diciéndoles que lo siguiera.

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