capítulo 11

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Ambos estaban con la respiración agitada, y la mirada perdida. Mientras que la mano del Alfa seguía en la mejilla del Omega, este miraba a los ojos café que esperaban el siguiente movimiento.

El pelinegro quería más, quería más de esos labios rosados, quería seguir sintiendo el sabor dulce de su boca por lo que en un movimiento rápido se levantó de la silla en la cual estaba sentado sorprendiendo al contrario que se enderezó por el movimiento de Gulf quedando ambos con los rostros a la misma altura, muy cerca del otro.

Sin previo aviso Gulf atacó la boca de Mew pasando sus manos por el pecho del Alfa, subiendo hasta llegar a sus hombros para terminar con sus brazos rodeando el cuello de este, mientras que el Alfa seguía disfrutando del repentino beso, dirigió sus manos a la cintura del Omega atrayéndolo más cerca de su cuerpo, terminando los dos completamente juntos, disfrutando de la sensación de poder saborear la boca del contrario, mientras movían sus bocas, succionando y chupando sus labios, sentían que no era suficiente.

Las manos del Alfa recorrían la espalda de Gulf, mientras que el peligro enredaba sus dedos en el cabello del castaño, inclinando sus rostros para un mejor acceso el Alfa paso su lengua por los labios del Omega pidiendo permiso para entrar, siendo recibido gustoso por Gulf que al momento abrió sus labios encontrándose con la lengua caliente del contrario, enredándose y rozando entre ellas, ambos estaban en pleno éxtasis

Con la respiración agitada, el Alfa se estaba volviendo loco besar los labios de Gulf era lo más satisfactorio que había hecho en toda su vida, el castaño tenía experiencia, de eso no había duda, pero los labios de Gulf lo llevaba a la locura, jamás pensó que llegaría a estar en esta situación con el pelinegro, por supuesto sabía que serían esposos y que los besos eran lo obvio si se estaba en un matrimonio, pero jamás creyó estar tan atraído hacia Gulf, jamás pensó que con solo un beso el Omega lo tendría comiendo de su mano.

Se podían sentir las feromonas a flor de piel, el Lobo de Mew se estaba volviendo loco podía sentir las feromonas de su Omega, se estaban intensificando volviéndose más dulce lo cual hacía perder la razón al castaño, el olor de Gulf era muy dulce se esparcía por todo el lugar dejando saber a cualquiera que el Omega estaba excitado.

¡Esperen! ¡El Omega estaba excitado! Dándose cuenta de esto Mew rompe el beso, clavando sus ojos en Gulf que respiraba agitado por la falta de aire, ahora era consciente el Omega estaba liberando feromonas de excitación, y al parecer eran muy intensas, eso solo podía significar una cosa... El celo de Gulf había llegado o mejor dicho se había adelantado.

Abriendo sus ojos el pelinegro no entendía por qué Mew había terminado el beso tan repentinamente, pero al ver la cara del contrario y sus ojos muy abiertos sabía que algo andaba mal, la verdad es que Gulf se sentía extraño, la parte baja de su estómago dolía y estaba al confuso como si estuviera ebrio, su Lobo estaba inquieto quería restregarse aún más con su Alfa, cayendo en cuenta de cuales eran sus síntomas y del hecho de que su celo se había adelantado tomo una distancia apropiada para no perder el control y que su Omega haga alguna locura.

Estaban a tres metros de distancia, en los ojos del Omega se podía ver un destello dorado, señal de que su Lobo se estaba haciendo presente, tenía la respiración agitada sudaba en exceso y sentía como su entrada se lubricaba, efecto que hacía por sentir el aroma de su Alfa y querer tenerlo dentro de él.

-¡Alfa! Tomam...- llamó el Omega entre jadeos, este había tomado el control por unos segundos pero fue interrumpido por Gulf.

-Mew, por favor, tengo que salir de este lugar, ayudame, busca a unos sirvientes- pedía Gulf cerrando sus ojos, haciendo un puño con sus manos, poniendo un esfuerzo increíble para no abalanzarse sobre el castaño.

Estás a prueba, Alfa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora