—Me alegro que esté aquí, Daozhang—Saludo con alegría la humilde viejecita cuando los vio llegar a la entrada de su casa.
Xiao Xingchen le sonrió pero su sonrisa se hizo más grande cuando su compañero, que estaba detrás de él, se aclaró la garganta llamando la atención.
La mujer mayor rio sutilmente y se disculpó.
—Y por supuesto, que también le agradezco a su compañero por venir.
—No hay nada agradecer—respondió Xiao Xingchen—Lo hacemos con mucho placer. En el mercado no pudimos hablar con claridad, ¿Puede decirme que está sucediendo?
La sonrisa de la anciana desapareció y sus hombros cayeron con cansancio. Xue Yang la observo con atención, así que noto, el como la mujer miro hacia todas las direcciones antes de dejarlos entrar, como si tuviera miedo de que alguien los viera ingresar a la antigua casa.
Las tres personas tomaron asiento en la mesa y la mujer les sirvió té. Esa misma mañana, la anciana los vio entre los puestos del mercado en la ciudad de Yi, animándose con algo de temor y vergüenza, se acercó a pedirles ayuda. Dijo estar profundamente angustiada pero no podía contar la historia entre tanta gente, Xiao Xingchen le prometió visitarla esa tarde en su hogar, en el pueblo vecino de la ciudad de Yi, la ciudad de Guìzú, así que ahí estaban.
La charla empezó con la mujer preguntándoles sobre su camino y demás temas triviales, pero Xue Yang ya estaba harto.
—Habla ya mujer ¿Cuál es el problema?—Pregunto con brusquedad, dejando la taza en la mesa produciendo un fuerte ruido.
—¡Xiao You!—Lo regaño en voz baja Xingchen.
—Descuide, Daozhang. Creo que yo misma tengo un poco de miedo de hablar de ello. Siento si les hago perder su tiempo.—Se disculpó avergonzada.
—En absoluto—Contesto Xingchen amablemente—Pero menciono que necesita ayuda con algo ¿Quiere hablar de ello?
La mujer le dio un sorbo a su té y luego lo dejo en la mesa. Empezó a contar con tristeza.
—Hace algunos meses, mi querida hija Ling Lu, falleció. Tenía solo dieciocho años y estaba por contraer nupcias con un buen joven. Una tarde salió a buscar flores y regreso algunas horas más tarde y luego se encerró en su habitación, cuando fui a buscarla para cenar no me respondió, entonces abrí la puerta y la vi colgando de techo con una soga alrededor de su cuello. Mi pequeña se suicidó.
Para ese momento la anciana ya estaba llorando desconsoladamente. Xingchen se conmovió y le ofreció un pañuelo sacado de su manga. Al contrario, Xue Yang mantuvo su expresión y se puso de pie mirando con atención la humilde morada.
No tenía mucho, al menos dos habitaciones que debían de ser los dormitorios y un pequeño recibidor donde tenía las cosas más básicas para cocinar. En una mesa había una caja con réplicas de joyas reales y a su lado estaban escritos los precios, obviamente la anciana los vendía para sobrevivir, pero el precio al que los vendía era ridículo. Igual o más caros que las joyas reales.
La mujer siguió contando que Ling Lu no tenía motivos para querer quitarse la vida, estaba muy feliz por su próxima boda y aunque no eran ricos, tenían buena comida todos los días.
Cuando termino el relato la anciana miraba hacia el suelo y se mordía los labios. Xue Yang se cruzó de brazos regresando al lado de Xiao Xingchen.
—Hay algo más ¿cierto? Algo que no nos estás diciendo.
Xiao Xingchen que confiaba plenamente en su compañero, animo a la mujer a hablar.
—Puede decirnos lo que sea, quizá sea de ayuda.
—Jóvenes cultivadores, en esta ciudad abundan las personas que no son amables con los forasteros, le temen a lo que no conocen pero sobre todo a los fantasmas y espíritus. Todos en la ciudad se ganan la vida cosechando verduras o vendiendo artículos. Nadie está relacionado con la cultivación y todo lo que tenga que ver con ello, lo desprecian.
La anciana usó el pañuelo para limpiarse las lágrimas que seguían cayendo y continuo hablando con determinación.
—Hace tiempo están sucediendo estos suicidios pero nadie quiere hablar de ello, a pesar de que se trata de sus familiares y amigos. Yo no puedo quedarme así, sin saber que paso con mi hija y porque hizo lo que hizo. Tal vez pueda darme algo de paz los días que me quedan de vida, ahora que he perdido a mi única hija.
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Xue Yang y Xiao Xingchen se adentraron en el bosque hacia la dirección en la que la mujer les dijo que su hija fue en especial ese día. También menciono que las personas que cometieron el mismo acto, tenían algo en común, habían ido al bosque regresando con la mirada perdida y contestando solo con palabras vagas, poco después, se quitaban la vida.
—Puede tratarse de un espíritu resentido el que está provocando toda esta tragedia—Comento Xiao Xingchen.
—Pienso lo mismo. Pero ¿sabes de qué me di cuenta? La anciana está ocultando algo, cuando hablaba en ningún momento me miro a los ojos y en algunas ocasiones parecía pensar demasiado en sus respuestas.
Xingchen se rio suavemente.
—Puede ser normal que no te viera a los ojos. Si tus ojos son tan intimidantes como tus palabras y acciones puedo entender el porqué tuvo miedo de mirarte fijamente.
—Buen punto, pero a Daozhang le gusto así ¿verdad?—Le pregunto en tono sugerente.
Xue Yang se puso detrás de Xingchen y rodeo al taoísta con sus brazos descansado su barbilla en el hombro del otro hombre.
—Si—Admitió Xingchen sonrojado—Me gustas tal como eres.
Unos suaves labios hicieron contacto con la mejilla del sacerdote, Xiao Xingchen se recargo con gusto en el pecho de su compañero y suspiro con felicidad. Disfrutaron la cercanía de su pareja un poco mas y luego continuaron con su misión.
En lo más profundo del bosque, los árboles estaban uno tras otro creando un cielo techado con solo ramas y hojas, el día parecía haberse ido dejando una tenebrosa obscuridad, solo en pequeños espacios entre los frondosos árboles podían verse diminutos rayos del sol de media tarde.
Dando un paso más, Xingchen se detuvo y señalo:
—Empiezo a sentir una energía extraña—Shuanghua empezó a reaccionar y temblar entre sus manos.
—Conforme nos acercamos se hace más fuerte.—Estuvo de acuerdo Xue Yang, observando con atención el misterioso bosque.
Si donde estaban de pie parecía estar anocheciendo, de donde venía la energía parecía ser una terrorífica noche sin luna, con una espesa niebla comenzando a rodearlos. Esa siniestra aura venía de algún lado, pero Xue Yang no podía identificar de donde exactamente.
El olfato de Xue Yang capto un olor dulce y de recién horneado.
—Pequeño.
Xue Yang se paralizó y su rostro se contrajo cuando esa despreciable voz llego a sus oídos. Se dio la vuelta lentamente y vio al hombre que lo hizo perder su inocencia infantil.
Chang Cian estaba sonriéndole inocentemente mientras cargaba una bandeja llena de deliciosos pasteles.
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Fāxiàn
FanfictionUna misión en busca de respuestas puede traer consigo mucho más de lo esperado.