Capítulo 01

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Capítulo 01

Ahí estaba yo, ya sin medir consecuencias, conduciendo a toda velocidad por la carretera, no podría perder ni un minuto más.

Si nuestras conclusiones son ciertas dentro de poco estaremos cara a cara con esa criatura desconocida. Que nos estuvo acosando desde que comenzamos este viaje.

No sé si saldremos con vida de la situación, pero morir por defender y protejer a quienes amo es una forma aceptable de morir.

Pero comencemos desde el principio. De lo contrario no podrán entender la situación, valga la redundancia.

Nací en el año 1912, en la hermosa Rosario, y recibí el apellido Videla. Un año más tarde nacería Alicia, mi hermana y al año siguiente la iba a seguir Miguel, mi hermano. Rosario es una importante ciudad portuaria de Argentina, a 300 km al norte por el río Paraná desde la capital, Buenos Aires. Un pequeño pueblo conocido por sus cosechas y cultura, un pueblo en donde todos conocen a todos.

Al rededor de 1940 me fui a la capital de Buenos Aires para estudiar y conseguir un trabajo, mis padres lloraron pero al final del día era mí decisión.

Un año después de a verme establecido me avisan que Alicia quería venir conmigo, ni lo dude y en la primera oportunidad fui a buscarla. Ella quedó fascinada con la capital, pero mis padres me dijeron que la cuidara, siendo la única mujer de nosotros era lógica su preocupación pero Alicia no era de obedecer así que prometí hacer lo posible.

Luego un día Miguel nos cae de sorpresa en la capital, contento, y despreocupado de cualquier cosa, me dice que tras finalizar sus estudios decidió estudiar en la capital, pero que mis padres, por ser el menor, le pagarían los estudios. Y siendo nuestro hermano no pude decir que no.

Ya para 1958 vivía con mi pareja Eban. Lo cual era visto entonces algo inmoral y te hacían tratamientos psiquiátricos y médicos. El mismo lo compartíamos con mis hermanos, cada quien con su habitación. Fue entonces cuando decidimos que era momento de ir a ver a nuestros padres después de tanto tiempo, y qué mejor momento que en su aniversario.

Mentiría si dijera que mis hermanos no quieren ir. Alicia estaba mal de amores y Miguel necesitaba un respiro. Pero sobre todo quería presentar a Eban a mis padres, y mis hermanos confesar algunas cosas a mis padres, así que todas las cartas estaban en nuestra contra. Este viaje definiría la futura relación que tendríamos con nuestro padres.

Ya no somos niños pequeños, guardamos el secreto por mucho tiempo y llegó la hora de decírselos a nuestros padres.

Teníamos que recorrer 300 km y un poco más para llegar al pueblo, íbamos en el auto de Eban, un Gordini que era muy adelantado a nuestra época, en el trayecto nos pararemos en diferentes lugares para cargar combustible. Pero jamás creímos tener tantas dificultades para llegar a nuestro destino.

Tras a ver recorrido cien kilómetros nos detuvimos en Pergamino, la última ciudad que veríamos en mucho tiempo. Luego de llenar el tanque seguimos viaje y en cuestión de minutos nuevamente nos rodeaban kilómetro y kilómetros de puro campo.

No lo sabíamos entonces pero esa cartera era la muerte.

***

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El espantapájarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora