Capítulo 05

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Capítulo 05

La oscuridad nuevamente era todo lo que se lograba ver a simple vista, las luces del auto nuevamente alumbran el camino ante la noche

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La oscuridad nuevamente era todo lo que se lograba ver a simple vista, las luces del auto nuevamente alumbran el camino ante la noche.

Alex abraza a Alicia, —De ser sincero jamás creí que él podría hacer una cosa así.

—¿Te referis a mi ex?, me dijo que no era su culpa, que ella lo había provocado lo cual era sierto ya que ella era toda una zorra regalada.

—¿Entonces lo dejaste por eso?.

—Obvio, se acostó con mi amiga y no lo negó,— acariciando su cabello, —A pocos días de la boda, es un infeliz.

—De verdad lo siento mucho, hermanita.

—No te preocupes, no hay nada peor que te rompan el corazón, nada, yo ya no creo en amor.

En el volante, —¿Y vos, Miguel?, Ya te enamoraste.

—A mí ya no cagan con esa,— se ríe mientras mueve un dedo en forma de negación, —Ya me enamoré, me mintieron y no quiero saber nada de eso.

—¿Tan así?.

—Yo busco diversión, mi amigo, nada más.

De la nada las luces del auto comienzan a fallar al igual que el motor y luego de algunos parpadeos se detiene por completo en la oscuridad total.

—¿Qué pasó?— Alex.

—No lo sé, tendré que ir a averiguar,— saliendo del auto, —Miguel podrías buscar en el baúl una linterna.

En el instante en que Miguel va en busca de la linterna Alicia y Alex también salen.

—Esto tiene que ser un mal chiste,— camina junto a Alex hacia donde Eban alumbraba el motor para arreglarlo junto con Miguel.

Mientras todos estaban atentos al motor detrás de ellos una silueta alta y delgada se acercaba lentamente al lugar.

—Fíjate si enciende ahora.

Miguel intenta encender el auto.

—No, nada,— decepcionado Eban sigue internado.

—Es raro que pase esto, lo compre hace un mes, como se vino a detener ahora.

Alex que sostiene la linterna alumbra al camino detrás de ellos y solo alumbra una oja proveniente de las cosechas.

Luego de varios intentos llegan a la conclusión de que el auto no arrancaria y tendrían que esperar por ayuda.

—Bueno, necesitamos ayuda, y no me puedo quedar acá sentado sin hacer nada, algo hay que hacer,— Miguel.

—¿Qué propones?.

—No lo sé, qué tal si dos de nosotros va a buscar ayuda mientras otros dos se quedan con el auto por si las dudas.

—Me gusta esa idea, cualquier cosa nos encontramos en el camino,— Eban —Yo me quedo.

—Genial, Ali, venís conmigo a buscar ayuda mientras ustedes dos se quedan, — se cierra la chaqueta, —Vamos.

Sorprendida, —Te lo abierto, Miguel, si me pasa algo va a ser tu culpa, tene presente eso, me cambio los zapatos y vamos,— Ali va en busca de sus sandalias y al terminar se va junto a Miguel en busca de ayuda.

Luego de media hora caminando los chicos logran dar con una cafetería. Un cartel enorme decía "Cafetería la gran calabaza".

Los hermanos se sorprenden ya que al parecer era un edificio nuevo en la zona.

El lugar también contaba con bombas de combustible y un pequeño almacén. Al entrar miran al reloj y se dan cuenta de que iban a hacer las doce de la noche.

Ambos se acercan a la barra, una mujer ya mayor de edad los atiende. Piden un teléfono para hablar por teléfono con el mecánico del pueblo.

—Sabrán ustedes que eso no va a ser necesario,— la mujer sonríe, —Porque el mecánico se encuentra aquí esta noche,— señala hacía un hombre sentado a fuera del lugar.

Alicia logra ver al sujeto, —Puta madre.

—¿Qué?.

El corazón de Ali comienza a latir más de lo normal al recordar quien era el hombre, —Te acuerdas que de chicos jugábamos con un niño que era hijo de la odiosa señora Maldonado del pueblo.

—Creo, ¿Por?.

—Por que ahora él es el mecánico del pueblo,— ambos se lo quedan mirando.

El espantapájarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora