Capítulo 02

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Capítulo 02

Mientras Eban conducía Alex dormía en el asiento del copiloto, con su cabeza pegada a la ventana. Miguel y Alicia iban en la parte de atrás. Alicia había puesto una almohada entre las piernas de Miguel y se acostó sobre ella, incluso tenía una manta para taparse.

El auto iba en medio de la oscuridad, la luna apenas podía alumbrar el camino, y sólo se veía lo que las luces del auto permitían. Fue entonces cuando Eban ve una luz proveniente de la cosecha y de inmediato comienza a bajar la velocidad, para poder ver de qué venía.

Alex se despierta al darse cuenta del cambio.

—¿Qué pasó?.

—No me vas a creer, vi una luz en medio de las cosechas,— fija su mirada a la plantación.

—¿Qué?, no, estás jugando,— tratando de comprender la situación.

—Te lo juro, vamos a ver qué es eso,— detiene el auto, lo que despierta a todos. Hace una curva y vuelve al lugar de donde provenía aquella luz.

—¿Qué pasó?— Miguel.

—No pasa nada, chicos, Eban dice a ver visto una luz en las cosechas y quiere ver qué es.

—¡¿Qué?!, ¿estás loco?,— Alicia de un salto se volvio a sentar, —Mira si nos pasa algo, estamos muy lejos de que alguien nos venga a rescatar.

—Lo mismo pienso, mira si alguien tuvo un accidente y necesita ayuda,— al llegar el auto se detiene lentamente hasta parar.

—Voy a ir yo, Alex venís conmigo, Miguel quedate a cuidar el coche y a Alicia— los mira por el espejo retrovisor y bajan del auto.

—Están locos, si los escucho gritar me voy y los dejo morir,— Alicia.

Los chicos pronto desaparecen entre el maíz. Al llegar al lugar observan el auto dado vueltas y sin nadie dentro, ambos se miran curiosos.

—¿Qué te párese que pasó acá?, — caminan al rededor del auto.

—No lo sé, quizás chocaron antes de que anocheciera.

—No hay sangre, así que no fue tan malo.

—Eso parece, lo mejor será que dejemos todo así y que se encargue la policía cuando vengan.

Al mismo tiempo Alicia abre la puerta del auto y sale.

—¿Qué haces?.

—Voy a estirar un poco las piernas,— baja del auto, sin antes ponerse sus zapatos rojos, que hacían juego con su vestido rojo con puntos blancos.

—Te acompaño.

—No hace falta, podes verme desde la ventana, no te preocupes,— camina dando la espalda a las luces delanteras del auto. Los zapatos eran el único ruido que se escuchaba, ya que el motor estaba apagado, se pasa las manos por sus brazos para tratar de mantenerse caliente.

Se detiene donde terminaban las luces del auto y da vuelta para caminar hacia el auto de nuevo. Pero se siente observada y voltea despacio hacia la cosecha y ve una pequeña silueta negra desaparecer.

El ruido de tallos rotos se escuchan cada vez más lejos. Eso la asusta y vuelve al auto.

—¿Qué te pasó?.

Alicia mira a la oscuridad del campo —Creí ver...— la interrumpe la llegada de los chicos.

—Volvimos,— ambos se acercan al auto para poder entrar.

—¿Encontraron algo?— Miguel.

—Nada, parece que el accidente fue hace unas horas, pero no encontramos sangre por lo que no hubo heridos al parecer.

—Hay que dejar que la policía llegue y vea que hacer con el auto,— Alex.

—Muy bien, si eso fue todo, podríamos irnos,— Alicia mira al rededor, —Este lugar no me gusta.

—Tranquila, no pasa nada, volvamos al auto— todos entran al auto y se van del lugar.

En una vista panorámica del lugar se puede ver como el auto se iban cada ves más.

La luz entre la cosecha de maíz se apaga.

***

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El espantapájarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora