Capítulo 08

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Capítulo 08

Eban aprieta el acelerador, tratando de huir del lugar

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Eban aprieta el acelerador, tratando de huir del lugar.

—¡¿Qué fue eso?!.

—No lo sé, no lo sé...— Eban observa la carretera, temiendo de volver a ver aquella figura extraña en medio del camino.

—Esto no puede estar pasando, ¿Qué mierda era esa cosa?,— volteando a ver la ventana trasera.

—Yo creo que le vi una calabaza, sí, una calabaza en lugar de cabeza,— Miguel sin parpadear, claramente asustado.

—Y tenía una guadaña, tenía una guadaña en las manos, qué carajos esta haciendo una persona a altas horas de la madrugada, parado en mitad del camino con una calabaza de cabeza y una guadaña,— con miedo y enojo.

—Puta madre, creo que también llevaba puesto un traje o algo así,– Eban, —Paresia antiguo y un poco desgastado.

—Alto, Eban, pará el auto,— Alex.

—¿Qué?.

—¡Que pares el auto! Enzo venía siguiendonos y no lo veo.

Eban detiene el auto y todos guardan silencio unos momentos para lograr ver o escuchar algo.

—No, no,— Miguel, —No pienso volver por Enzo, sigamos camino hasta dar con un auto.

—Estamos tan lejos de encontrar un auto como vos una chica en un boliche a seis de la mañana, no seas idiota Miguel,— Alicia, —La verdad nos guste o no tenemos que dar vuelta, es el único camino que nos lleva al pueblo con nuestros padres.

—Tiene razón,— Alex, —Tenemos que volver.

—Mierda, mierda, mierda, sepan que si muero va a ser su culpa.

—No te preocupes, quizás seas el primero en morir, de todas formas gracias por tu sacrificio,— Alicia.

—Retrasada,— Miguel.

—Miedoso,— Alicia, replicando.

—Cobarde...

—Reciclado.

El auto hace una pequeña curva y retoma su viaje. A medida que avanzaban iban mirando para todos lados, tratando de ver algo que los llevará con Enzo.

En un momento vuelve a repetirse el escenario que tuvieron en un comienzo. El auto de Enzo a un costado de la carretera, entre medio de los maizales, y las luces daban su ubicación.

El auto se detiene, —Si saben que esa cosa podría seguir por acá.

—No tenemos opción, Miguel, no podemos dejar a Enzo. Nosotros lo trajimos para que ayude, nos ayudó— Alicia.

Los cuatro bajan del auto y miran la luz proveniente de las cosechas. Y se disponen a adentrarse.

Al llegar ven la camioneta daba vuelta y sin conductor.

Se separan para ver algún indicio de dónde o como estaba Enzo pero las dudas fueron aclaradas cuando escucharon "¡Ayuda, chicos!" Todos observan el lugar de donde provenía el grito.

Se miran entre ellos, dudando en ir a ayudarlo, pero el segundo crito "¡Ahhh!" Hace que todos vallan corriendo. Gritan su nombre "¡Enzo!", mientras corrían desesperados.

Al llegar lo ven en medio de un área que ya había sido cosechada. Enzo tapa una parte de su estómago tratando de para la pérdida de sangre.

Todos comienzan a pedirle explicaciones a los gritos, tratan de cargarlo para ir al auto.

Alicia mira del otro del campo. Observa como la figura, la misma de la carretera, sale con la cabeza a agachas, y lentamente deja salir la inmensa guadaña y terminando por levantar su mirada para observarlos.

El espantapájarosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora