Narumi observó a la psicóloga con curiosidad. En sus charlas, la mujer mantenía siempre sus manos quietas sobre su regazo. En las series o películas que Narumi había visto alguna vez, ese tipo de profesionales solían llevar una libreta en la que apuntaban cosas, pero ella en cambio no apuntaba nunca nada de lo que hablaban.
—¿Qué se le pasa por la mente, Matsuyama-san?
—Oh. No, nada —Narumi dio un pequeño respingo. La psicóloga era una mujer muy perceptiva. Quizás no sería ningún problema si le preguntaba directamente—. Solo estaba pensando que nunca apunta nada.
—¿Y por qué tendría que apuntar algo?
—Alguna valoración o reflexión sobre mí o las cosas que hablamos. Siento si he sido una grosera por meterme donde no me llaman —corrigió rápidamente al notar un ligero cambio de actitud en la psicóloga.
—Personalmente lo encuentro bastante poco práctico. Creo que distrae al paciente y se rompe con la dinámica de hacer que esto se convierta más en una charla entre dos personas que en una sesión. En mi opinión, de esta manera el paciente está más cómodo.
—Tiene todo el sentido... —murmuró Narumi.
—Hecho este pequeño inciso —continuó la mujer—, me estaba hablando de la relación con su hermano. Me estaba contando que él empezó a tocar el piano y que se apuntó al conservatorio.
Narumi asintió.
—Un día le acompañé y me fascinó todo lo que vi allí, así que yo también quise aprender. Terminé escogiendo el violín como primer instrumento y pronto empezaron a decirme que tenía mucho talento, que me quedaba enseguida con las melodías que escuchaba. Eso me dio muchos ánimos para esforzarme y mejoré muy rápido al violín.
—Ha dicho que escogió el violín como primer instrumento. ¿Cuál era el segundo?
Narumi guardó silencio por unos instantes. Tragó saliva antes de hablar, intentando deshacer el nudo en su garganta.
—El piano.
—Como su hermano.
—Sí.
—¿Y qué tal tocaba el piano?
—No tan bien como el violín, pero bastante bien —Narumi sintió que le fallaba la voz.
—¿Y su hermano?
Narumi agachó la mirada. No podía esperar menos de una de las mejores psicólogas del país. La actitud de la chica le había llevado a comprender inmediatamente que Narumi estaba dando un rodeo al asunto, intentando no profundizar en ello.
—Horaru era bueno... Pero lo terminó dejando.
—¿Por qué?
—Decía que no tenía el talento suficiente.
—¿Y cree que ese fue el motivo real?
—¿Por qué me hace esa pregunta? —Narumi se sentía dolida— ¿Es que cree que había otra razón?
—Quiero que me lo diga usted, Matsuyama-san.
—Pero si me pregunta eso es porque espera que le diga otra cosa.
—Matsuyama-san, ya se lo he dicho, no pretendo ser su enemiga, sino profundizar en los motivos de su dolor y ponerles solución.
Narumi suspiró y cerró los ojos. Era raro intentar poner en orden todos los pensamientos confusos que había tenido durante tantos años. Permaneció varios minutos en la misma postura, intentando aclararse y escuchando a las voces que le decían que le contara absolutamente todo a aquella desconocida y las que le decían que había sentimientos que era no mejor no compartir, que debían permanecer para ella.
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El color de una sinfonía (Primera Temporada) [Haikyuu. BokutoxOC]
FanfictionSiempre le habían dicho que podía colorear el mundo con solo tocar su violín, pero el mundo había terminado por volverse en blanco y negro. Sus prioridades habían cambiado y ya no quería destacar. Por eso no lo entendía. No entendía por qué alguien...