Complicidad

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Anri abrió los ojos de mar en par, iluminados cuando vio los bentos abiertos frente a ella. La abundante comida, cuidadosamente preparada y colocada en las cajas, más el rico olor que desprendían, le hizo relamerse los labios.

—Ah... —la chica se inclinó hacia delante— ¡Qué buena pinta tiene todo!

—No podemos decir lo mismo de lo tuyo —le chinchó Narumi—, doña 'Yo me encargo de las bebidas'.

—En realidad os he hecho un favor —Anri intentó meter su dedo en el pastel con fresas que había preparado Narumi de postre, pero ésta le golpeó en la mano, haciendo reír a Akari—. ¡Ni se te ocurra!

—Eres una aguafiestas —y le sacó la lengua.

Aquel día de mayo hacía un día precioso de primavera. El cielo no contaba con ninguna nube y una suave brisa evitaba que la temperatura resultara demasiado alta. La gran sombra del enorme árbol bajo el que estaban las mantenía protegidas de los rayos del sol y las obligaba incluso a llevar puestas finas chaquetas de punto para evitar coger algo de frío.

En definitiva, hacía un día perfecto para disfrutar otro día más de las vacaciones de la Golden Week. Anri había tenido la fantástica idea de aprovechar el buen tiempo para disfrutar de algo de tiempo juntas y había planeado un picnic. No obstante, la chica había terminado por librarse de tener que cocinar y, con la excusa de que no era especialmente amiga de la cocina, se había auto asignado la compra de bebidas. Akari, en cambio, había insistido en ser ella la que preparara los bentos, por lo que Narumi se había encargado del postre, sin duda su especialidad.

Las tres se habían reunido en el parque de Shinjuku oeste. Anri había llevado una manta enorme de cuadros bordados en azul y rojo que había colocado en el suelo y las tres estaban disfrutando de una comida diferente, pasando incluso desapercibidas entre los niños, familias y estudiantes que habían decidido también aprovechar el día al aire libre.

—Creo que hemos traído demasiada comida —comentó Narumi, acariciándose su abultada tripa. Por más que pinchaba con los palillos, la comida no parecía disminuir de los bentos.

—No es tanto —respondió Akari llevándose un trozo de pulpo con forma de cangrejo a la boca.

Anri y Narumi intercambiaron miradas de incredulidad. Su senpai no había dejado de comer en ningún momento y parecía que no tenía intención de detenerse. ¿Es que acaso era un pozo sin fondo?

—Akari-san, ¿dónde metes todo lo que te comes? —preguntó Narumi a riesgo de parecer grosera, pero le resultaba fascinante que, a pesar de la proporción de comida que Akari ingería, la chica estuviera tan delgada.

—Es más que evidente —Anri sonrió de medio lado—. ¿Cómo crees que tiene estas pedazo de peras? —la chica tocó con su dedo índice en el pecho de Akari, quien la miró incrédula.

—¡Anri! —Narumi se sonrojó, avergonzada por la actitud de su amiga.

—¿Qué? —se defendió la chica encogiéndose de hombros— En algún sitio tendrá que guardarlo.

—Lo que te pasa es que tienes envidia —Akari le sacó la lengua.

—Ni de coña. Podría matar a alguien de un tetazo.

Narumi rompió a reír. Akari y Anri intercambiaron miradas, pero, después, también comenzaron a reír a carcajadas, contagiadas por la risa de su amiga.

—Ahora en serio —añadió Akari, limpiándose una lágrima que amenazaba con caer por su mejilla, producto de la risa—. En realidad no me gusta tener el pecho tan grande. Los chicos solo se fijan en esas cosas.

El color de una sinfonía (Primera Temporada) [Haikyuu. BokutoxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora