Narumi dejó el bolígrafo sobre la blanca mesa del laboratorio una vez su profesor dejó de escribir en la pizarra. Ono-sensei había comenzado a darles las instrucciones para mantener la seguridad y el correcto funcionamiento en el laboratorio. Todos ya las conocían del curso anterior, pero nunca estaba de más repetirlas, especialmente para aquella clase de alumnos que solo sabían dar problemas. No obstante, aquel no era su caso. Ni el suyo, ni el de Akaashi. El chico prestaba atención a todas y cada una de las palabras de su profesor y, de vez en cuando, asentía, como si aquella charla fuera dirigida solo para él.
Aquel era su segundo día en el laboratorio. Narumi ya sabía cómo trabajaba Akaashi, pero no dejaba de sorprenderle la disciplina y la seriedad que el muchacho empleaba en todo lo que hacía. Por una parte, echaba de menos a Anri, al fin y al cabo, ella era su mejor amiga. Akaashi mostraba un nivel de concentración enorme, mientras que Anri empleaba la mayor parte del tiempo en hacerla reír. No decía que las formas tan diferentes de comportarse de cada uno fueran incorrectas, solo eran eso, distintas, y, aunque Akaashi era una buena compañía que prometía disparar aún más sus calificaciones, echaba de menos a Anri.
—Recoged las bolas de hidrogel que metisteis ayer en agua —indicó Ono-sensei. Akaashi se levantó y se dirigió hacia uno de los armarios del laboratorio, seguido por el resto de alumnos. Tras solucionar el pequeño revuelo por los estudiantes que se arremolinaron para recoger sus respectivos recipientes, Ono-sensei recuperó la compostura y esperó a que todos tomaran asiento de nuevo—. Ayer os pedí que pusierais en agua estas bolas de hidrogel para la clase de hoy. ¿Alguien puede decirme por qué?
Todo el mundo permaneció en silencio. Narumi miró de reojo a Akaashi. Estaba convencida de que el chico sabía la respuesta, al igual que ella, pero ninguno de los dos quería ser el que diera la solución al resto de la clase.
—Veamos... —Ono-sensei buscó en la lista— Furudate-san.
—¡Presente! —el chico, de pelo algo más largo de lo habitual y piercings en ambas orejas se puso en pie, apretando sus puños con fuerza.
—Dígame, ¿sabe por qué les pedí poner las bolas de hidrogel en agua?
—N-No lo sé, sensei.
—Debería saberlo, Furudate-san. Es materia avanzada de primer curso. Repáselo, por favor.
El muchacho asintió y se sentó acto seguido. Furudate Ryotaro agachó la cabeza, visiblemente avergonzado.
—Matsuyama-san, por favor, ¿puede darme la respuesta?
Narumi tragó saliva y se puso en pie. Los rostros del resto de sus compañeros estaban girados hacia ella, excepto uno. Por el rabillo de su ojo izquierdo podía ver que Akaashi seguía mirando al frente, como si supiera lo poco que le gustaba a la chica ser el centro de atención.
—Las bolas de hidrogel son polímeros. Bueno, en realidad, son pequeñas porciones de un polímero súper absorbente. Si estas bolas se colocan en un florero, por ejemplo, absorberán toda el agua al cabo de las ocho o diez horas. Poco a poco irán liberando el agua y mantendrán así las flores húmedas.
—Excelente. Verdaderamente excelente. Puede sentarse, Matsuyama-san. Lo que acaba de explicar es de un curso más avanzado. Solo tenía que haber dicho que era para que absorbieran el agua —Narumi se mordió el labio inferior y se sentó avergonzada. Ahora la clase pensaría que había querido dejar mal al resto—. Como bien ha dicho Matsuyama-san, estas bolas de hidrogel son un polímero, que puede ser poliacrilato de sodio o un copolímero de acrilamida y acrilato de potasio —Ono-sensei tomó uno de los botes y lo levantó para que lo viera la clase—. Como veis, ya no queda nada del agua que pusimos ayer. Estas maravillas, que muchos tendréis en casa con fines decorativos, absorben casi doscientos mililitros de agua por gramo de polímero. Quiero que cojáis vuestros recipientes, a los que aún no habéis vaciado el agua sobrante. Ahora coged los láseres que tenéis sobre la mesa y apuntéis a las bolas.
ESTÁS LEYENDO
El color de una sinfonía (Primera Temporada) [Haikyuu. BokutoxOC]
FanfictionSiempre le habían dicho que podía colorear el mundo con solo tocar su violín, pero el mundo había terminado por volverse en blanco y negro. Sus prioridades habían cambiado y ya no quería destacar. Por eso no lo entendía. No entendía por qué alguien...