Sonrisas que curan

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—¿Y dices que estuvo muy activo durante todo el entrenamiento? —Narumi se giró para posar sus ojos sobre Akaashi. El chico le daba la espalda mientras limpiaba la pizarra.

—Así es. Bokuto-san siempre está muy activo durante el entrenamiento, tanto que a veces es difícil seguirle el ritmo, pero ayer estaba especialmente alterado.

—Y todo por unas simples galletas —murmuró Narumi mientras la comisura de sus labios se curvaban en una ligera sonrisa.

—Pero me alegro que esto haya acabado bien —prosiguió Akaashi—. Bokuto-san sigue en el equipo y solo recibió una advertencia por parte del director. No me parece arriesgado pensar que, quizás, el director tendría más reparos en ser estricto con él cuando la Inter High está a la vuelta de la esquina.

—¿La Inter High? —preguntó Narumi mientras barría el suelo de la clase.

—Es una competición a nivel nacional, aunque de menor envergadura que el Spring High. Bokuto-san es el capitán del equipo y su mayor pilar y todos sabemos que el equipo ha estado en todos los campeonatos oficiales posibles desde que él entró en Fukurodani.

—Eso es impresionante.

Akaashi no respondió y, tras aquello, ambos continuaron con la limpieza del aula en silencio. Akaashi tampoco iba a negarlo. Era admirable que el equipo de volleyball se hubiera mantenido en lo más alto por tres años seguidos, coincidiendo con la llegada de Bokuto al mismo. El as había mejorado tanto durante su primer año que pronto se ganó un puesto en la alineación inicial y, además, la confianza de sus compañeros. Ahora era el capitán y, aunque Akaashi no temía ocupar su lugar el año siguiente, sí tenía ciertos temores ante como reemplazar a alguien tan imponente como Bokuto cuando estaba en la cancha.

Una vez terminaron de limpiar, Akaashi y Narumi recogieron sus cosas y caminaron juntos por los pasillos de Fukurodani. Akaashi iba al entrenamiento, pero Narumi no había olvidado la promesa que le había hecho a su hermano pequeño e iría a ver uno de los primeros amistosos de la temporada. Había quedado con Anri en unos diez minutos, así que todavía tenía tiempo hasta que su mejor amiga apareciera.

—Matsuyama-san —Narumi observó a Akaashi por el rabillo del ojo—, dentro de poco Ono-sensei nos mandará el primer experimento. ¿Estarás disponible?

—Sí, claro. Me preocupas más tú, Akaashi-san. Tienes entrenamientos y terminas muy tarde.

—Termino muy tarde porque Bokuto-san me obliga a quedarme después para seguir practicando nuevas jugadas.

—No es bueno entrenar tanto. Podríais lesionaros por esforzaros tanto —comentó Narumi, pero el rostro de su compañero se mantuvo imperturbable. No replicó a aquella frase, porque seguramente Akaashi sabía que ella tenía razón, pero Narumi podía intuir que, por mucho que Akaashi pareciera estar cansado o aburrido de estar en compañía de Bokuto, en realidad, le gustaba el volleyball tanto como a su senpai—. Pero no te preocupes —añadió con una sonrisa—. Encontraremos la forma de sacar el tiempo necesario.

Akaashi asintió. Al salir del edificio, los rayos del sol incidieron sobre ambos, calentando su piel. Los días cada vez eran más largos y la temperatura cada vez más alta. Eso significaba que el verano estaba mas cerca y, con él, la Inter High, el campamento de verano, las vacaciones y, por supuesto, los exámenes.

—Esta mañana he podido hablar con Ono-sensei sobre el trabajo que nos asignará dentro de poco.

—¿En serio? —preguntó Narumi perpleja.

—Ayer nos quedamos hasta tarde en el gimnasio y tomé yo las llaves, ya que Bokuto las perdió la última vez por juguetear con ellas. Las llevé a la sala de profesores esta mañana y estaba allí, así que le pregunté sobre el proyecto que tanta expectación está generando.

El color de una sinfonía (Primera Temporada) [Haikyuu. BokutoxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora