Bokuto emitió una sonora carcajada.
—A mí no me hace gracia —Narumi se cruzó de hombros. Aquella mañana se había encontrado con Akaashi y Bokuto de camino a Fukurodani.
—Son cosas de críos —Bokuto le quitó importancia.
Narumi, una vez más, había tenido que discutir con su hermano pequeño. Éste había vuelto a poner la excusa de que le dolía la tripa para no querer ir a clase. El día anterior le habían expulsado por calcular mal y cometer un penalti. El equipo había perdido y, como capitán, se sentía responsable y avergonzado por sus actos. Narumi le había dicho al igual que otras tantas veces que debía aprender a asumir esos errores y que, si le habían elegido capitán habiendo otros miembros más mayores que él en el club, eso tenía que significar algo, algún motivo habrían tenido sus compañeros para votarle como tal. Comportándose así les quitaba la razón.
—Matsuyama-san tiene razón —intervino Akaashi—. Su hermano tiene que aprender a asumir las consecuencias de sus actos y a no esconderse. Esa es una costumbre muy fea.
—¿Ves? —Narumi le lanzó a Bokuto una mirada significativa— Akaashi me entiende.
Bokuto sonrió y aminoró el paso. El capitán de Fukurodani observó las espaldas de Narumi y Akaashi, caminando por delante de él. Los dos iban hablando animadamente y, de vez en cuando, Narumi emitía alguna risita. Bokuto apretó sus labios formando una fina línea, sintiendo un pinchazo en el pecho al ver la buena relación que había entre los dos.
—Bokuto-san —Narumi se giró y le dedicó una amplia sonrisa—. Te estás quedando atrás.
—¡Ah, sí! —Bokuto dio un par de zancadas y se colocó entre ambos, soltando una carcajada. Narumi se había dado cuenta de que él se había quedado atrás y, por estúpido que pudiera parecer, ese gesto le hacía extrañamente feliz.
—Akaashi-san me estaba comentando que estáis practicando los directos —prosiguió Narumi—. Me dijo que en la pasada Inter High lo pasaste muy mal porque un equipo no hacía más que detener tus disparos cruzados —Narumi no estaba muy segura de si lo que acababa de decir estaba bien. No entendía absolutamente nada de volleyball.
—Akaashi —gimió Bokuto—. ¡No le cuentes esas cosas a Matsuyama!
—No tiene nada de malo. Eso demuestra que buscas más, Bokuto-san. Por cosas como esa eres nuestro capitán.
—Akaashi —Bokuto miró al colocador con los ojos iluminados por la emoción, pero este último le ignoró completamente.
—Está muy bien que entrenéis duro —añadió Narumi—, pero, por favor, no excedáis. Eso puede ser contra productivo y podéis lesionaros si no descansáis los músculos lo suficiente.
—¡No te preocupes, Matsuyama! —Bokuto le dio a Narumi una palmadita en la espada más fuerte de lo que pretendía— Nosotros controlamos. ¿Por qué no vienes a vernos un día? Así te quedas más tranquila y ves lo geniales que somos.
—Te lo ha dicho muchas veces, Bokuto-san —Akaashi frunció el ceño—. Tiene otras cosas que hacer.
—Es cierto —Narumi sonrió disculpándose—. Tengo que visitar a mi hermano todas las tardes. Por no mencionar que desde la cena mi padre me ha incluido en algunos proyectos de la compañía.
—¿Pero en serio tiene que ser todas las tardes? —gimió Bokuto, como si fuera un niño pequeño— Puedes no ir a verlo una tarde. No creo que se moleste.
Narumi se detuvo, sopesando lo que Bokuto acababa de decirle. Le gustaba pasar tiempo con los chicos del equipo de volleyball y, después de lo que Akaashi le había dicho en la cena, sobre que ellos eran sus amigos, Narumi los veía con otros ojos. Igual que ellos siempre se interesaban por ella, ella quería devolverles el favor.
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El color de una sinfonía (Primera Temporada) [Haikyuu. BokutoxOC]
FanfictionSiempre le habían dicho que podía colorear el mundo con solo tocar su violín, pero el mundo había terminado por volverse en blanco y negro. Sus prioridades habían cambiado y ya no quería destacar. Por eso no lo entendía. No entendía por qué alguien...