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Cuando estoy lejos de tí soy más feliz que nunca

Seungmin nunca lo admitiría, pero constantemente se encontraba deseando que su hermana nunca pudiera lograr terminar en cinta.

Era un deseo detestable, egoísta y caprichoso que venía desde lo más profundo de su corazón y de su retorcida moral, pero él realmente se había alejado del camino de Dios hace ya un tiempo. Las puertas del cielo no estaban abiertas para él.

Su relación con Somi había sin duda mejorado con los años, el matrimonio pareció reivindicarla y hacerla más empática con él después de que durante el primer año se dio cuenta que Seungmin siempre sería el mejor amigo de su esposo, y que su compañía realmente le agradaba.  Era desde luego evidente que Seungmin siempre sería el prototipo de la pareja perfecta para Hyunjin.

Su amigo Felix la odiaba más que nadie en el mundo y se lo había dicho en repetidas ocasiones antes de haberse marchado a Australia con su novio. Él miraba todo desde una perspectiva de alguien de clase media que nunca tuvo que pasar por la desgracia de ser un beta, cuyo novio era un alfa trabajador que tiempo atrás había incluso asistido al colegio con Seungmin gracias a que sus padres tenían presencia en el mercado de las vitaminas en el continente Oceánico.

Para alguien que nunca tuvo que vivir en carne propia la presión de pertenecer a la terrible clase alta de Corea, era fácil distinguir las actitudes tóxicas que existían incluso entre los propios miembros de una familia. Felix fue rápido en detectar que Somi era una persona inteligente y demasiado mala para el bienestar de su hermano, pues a pesar de que ella siempre manifestó ignorancia alrededor de la relación entre Hyunjin y Seungmin, era más que obvio para la pareja de australianos que se trataba todo de una mentira para esconder el inestable comienzo de su matrimonio.

—¿En verdad sigues pensando que ella nunca tuvo nada que ver?—Pregunta Felix al teléfono, miles de kilómetros lejos de ahí.—¿O que simplemente no lo sabía? Seung, a ella siempre le gustó y tú mismo lo recuerdas. Aún antes de que te presentaras, ella tenía bien puesto su ojo en él.

—Somi solo lo había visto durante las vacaciones de verano donde nos conocimos, él me daba tutorías e iba a mi casa para ello. El resto del año ella solía pasarlo en el internado a excepción de días festivos o nuestros cumpleaños, así que realmente no creo que tenga algo confirmado más que la leve sospecha.—Tenía que repetirse aquello a diario para dejar ir y perdonar.—Además de que mis padres nunca le dijeron nada, y el único que llegó a preguntarme algo acerca de eso fue Changbin antes de casarse con Jisung. Desde ahí se fue de la casa y dejó de tener tiempo para mí, no lo culpo.

—Tan bueno, Seungmin. Siempre has sido tan dulce e indulgente, incluso con esa cold hearted bitch que no lo merece. Nadie en esa familia tuya, ni siquiera Hyunjin, merece tenerte en sus vidas. Nunca podré dejar ir por completo a Corea hasta que no estés aquí con nosotros, sabes que tenerte en nuestro departamento no sería un problema. ¡Hay demasiados restaurantes en Sydney! Podrías trabajar o incluso–

—Lix... Lix, gracias en verdad.—Le dijo con una sonrisa sincera.—Pero ¿Acaso se te olvida quién soy? Desde que inicié a trabajar para mi padre en su cadena de hoteles su crueldad bajó un poco. Es decir, sí, es un idiota pero al menos me da para vivir más que bien. Aunque quisiera sabes que nunca podría alcanzar el mismo nivel de ingresos por mi cuenta en Australia, los chefs que logran eso son alfas, no betas como yo. Estoy bien trabajando para los hoteles, hago lo que me gusta y me pagan por hacerlo, así al menos mi padre no se termina de olvidar que tiene un hijo.

—Es increíble que solo haya visto valor en tí de nuevo cuando brillaste por tu cuenta, sin tí sus malditos hoteles serían un fracaso y lo hubiera terminado de llevar a la bancarrota.

saturn & mars || hyunmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora