Capítulo 11: Empezando

1.5K 116 75
                                    

Madam Lestrange se encontraba entrando a Borgin y Burkes, con una expresión seria y de malestar, mientras se alejaba de todos aquellos que pedían limosnas, no le agradaba ir a ese sitio, tenía sirvientes que hacían eso por ella, para evitar la fatiga, pero había recibido una lechuza importante del dueño que le pedía ir a verlo en persona, por lo que esperaba que fuera algo bueno e importante.

El viejo señor Borgin se encontraba a tras del mostrador, todo ahí estaba cubierto de polvo y suciedad, no entendía cómo es que se encontraba ahí, pues aunque podía encontrar cualquier cosa y vender artículos con él, no era como si ella fuera, era desagradable solo el pensar que la vieran ahí, siendo una Lestrange.

--- Madam Lestrange--- dijo el señor Borgin de una forma seria y cortante, ella solo entrecerró los ojos asintiendo --- me da gusto verla.

--- ¿Qué noticia me tienes?, para quererme a mi directamente en vez de mis empleados, espero que sean muy importantes --- dijo cruzándose de brazos.

El señor Borgin le dijo que esperaba y saco un pensadero, Bellatrix entrecerró los ojos, dudando de las capacidades de ese hombro de saber lo que era algo importante. Mientras esperaba a que pusiera un pensamiento, pensó en miles de forma de torturarlo, si su ida a ese lugar no habría valido para nada.

--- Por aquí, Madam, puede revisar usted misma mis pensamientos --- dijo el señor Borgin --- quiero que sepa que hago esto por mi gran lealtad y cariño a los Lestrange y a los Black, para que vea mi buena disposición ante su familia...

--- Deje de tanto halagos, y esperemos que sea algo bueno --- dijo entrecerrando los ojos, para ir directo al pensadero.

Al meterse en el pensadero, vio que era un día normal en la tienda, se veía gente por el callejo, lo que le indico que era un día movido, tal vez un fin de semana, vio con asco como el señor Borgin limpiaba el mostrador con un trapo más sucio que todo el lugar, después escucho un ruido.

Al voltear a la chimenea, vio a dos niñas no más de nueve años, salir de ellas asustadas, no tuvo que fijarse dos veces cuando reconoció a la insípida y malcriada hija de su primo Sirius Black, un traidor a la sangre y una de los tres herederos de la fortuna Black, fortuna que Bellatrix creía se merecía más que esos tres traidores a la sangre.

No tuvo que fijarse bien para comprobarlo, era más que obvio, esos ojos tan grises eran idénticos a los de Sirius y su cabello rubio casi platinado, como el de su abuela Wuarbura, además esas facciones desagradables de esa mestiza esposa de Sirius Black, estaban enmarcadas en todo el rostro.

Salió del pensadero, con una sonrisa de lado, pensando en que le podría servir, estaba peleando la custodia de esos niños desde hace un año, cuando sus padres murieron y no precisamente porque quisieran mucho a sus sobrinos, sino porque todas las cámaras de los Black estaban bajo su nombre y entre las reliquias había una en particular que le interesaba demasiado a Bellatrix, una reliquia que su amo le había dado y se había perdido hace tiempo entre esos objetos, después de ello no le importaba lo que les pasara a esos niños.

--- Vaya, vaya señor Borgin, por fin tiene algo más que cachivaches en esta apestosa tienda --- dijo sacando una bolsa con Galeones --- esta es por su información y el pensamiento --- luego saco otra bolsita, para ponerla a lado de la otra --- y claro, que está otra es por su silencio.

--- Es usted muy generosa Madam Lestrange --- dijo el señor Borgin sonriéndole más animado y tomando las dos bolsitas, mientras veía a la mujer irse con ese pensamiento.

No era muy tarde, cuando Harry llego de trabajar, esperaba poder cenar con sus hermanos y planear algo divertido, pues había podido zafarse de sus compromisos en la tarde y esperaba poder ir algún lado con los chicos, como a pasear, pero al llegar vio a los chicos desparramados en el sofá, mirando caricaturas y con frituras por todos lados.

MI DULCE NIÑERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora