Cielo estrellado.

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La cena les permitió a los chicos ponerse al día de lo acontecido en Paradise. Por supuesto habían sido puntualmente informados de todo lo que pasaba en la isla a lo largo de los tres años que habían pasado lejos de ella. Pero hablar con los Azumabito les permitía conocer mucho más acerca de como los civiles estaban adaptándose a los cambios, cuales eran los avances reales en la tecnología, y que relaciones había dentro de los propios estamentos del poder de Paradise. Todos escuchaban con interés y preguntaban intentando recabar toda la información necesaria para poder iniciar los contactos en igualdad de condiciones.

Fue entonces cuando Mikasa, que ya llevaba un rato levantada mirando por la ventana, ajena a la conversación, salió discretamente del comedor. Solo Armin y Jean parecieron darse cuenta de su silenciosa fuga. Jean intentó no darle importancia y volvió a intervenir en la conversación, pero Armin se disculpó y siguió discretamente a Mikasa hacia el exterior.

La vio sentada en los escalones de la entrada de la casa y se sentó junto a ella.

¿Recuerdas la noche antes de recuperar el muro María? - dijo él mirando al cielo - Nos sentamos los tres a ver las estrellas y a hablar de como seria el futuro después de todo aquello, y de que por fin podríamos ver el mar. Parece que eso sucedió en otra vida, ¿verdad?. - Armin miró a Mikasa que también miraba el cielo y vio que los ojos se le humedecían - En los recuerdos que me dejó Eren estuvimos viendo el mar juntos otra vez - prosiguió él - Eren quería que fueras feliz y siguieras adelante con tu vida Mikasa, ese era su deseo.

Los dos se quedaron en silencio y Armin le cogió la mano a su amiga.

No puedo hacerlo - respondió ella con voz trémula pero sin dejar de mirar el cielo estrellado. - Si sigo adelante con mi vida será como si le dejara de querer, como si me olvidara de él, y no quiero. - las lágrimas que estaba conteniendo hasta ese momento empezaron a rodar por sus mejillas.

No tienes que olvidarle, ni dejar de quererle- contestó su amigo apretándole la mano con más fuerza, bajó la mirada y siguió - Ninguno de los dos podrá nunca hacer eso... Pero debes vivir Mikasa, ya tuviste que sacrificar suficientes cosas, date permiso para no sacrificar tu futuro. Eren no querría eso...

Entonces Mikasa cerró los ojos con fuerza y apoyó la cabeza en el hombro de su incondicional amigo mientras lloraba en silencio. Solo con él se permitía mostrarse vulnerable. Los dos se quedaron así durante un rato.

Historia cumplió con su palabra y consiguió organizar el encuentro de Jean y Connie con sus familiares. Debian mantener la discreción, y por eso, en lugar de que los chicos fueran a verles, la reina traslado a las madres sus amigos hasta la residencia de los Azumabito. Connie todavía no había tenido ocasión de ver a su madre después de que retornara a su estado normal, y aun que se habían podido cartear en aquellos últimos tres años su nerviosismo mientras esperaba el reencuentro era patente.

Jean, en cambio, había podido visitar a su familia antes de que se iniciara el retumbar, y aun que sabía que todos habían salido ilesos del altercado había tenido que vivir los tres años de exilio con el desazón de no haber sido suficientemente atento con ellos, sobretodo con su madre.

Todos se encontraban reunidos en el salón mientas comentaban distintos temas sobre los próximos pasos a tomar.

Señora Azumabito, - dijo entonces Connie - también nos gustaría visitar la tumba de Sasha Braus, ¿cree que seria posible?

Hablaré con su majestad para ver si podéis ir sin correr ningún riesgo. - contestó ella - Mikasa estuvo allí hace unos meses con la familia Braus, ¿verdad Mikasa?

Si, - dijo la chica mirando a su amigo - fuimos a llevar flores a la tumba de Sasha con el señor y la señora Braus, Kaya y Nicolo.

Natsukashii  (Jeankasa Storie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora