1 - Adiós, verano.

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¿Alguna vez has pensado en lo odioso que es empezar de nuevo? Sea en una escuela, un trabajo, o peor aún, en otro estado. Ser llevado lejos de todo lo que conoces, de nuevo al punto de partida. ¿Acaso no lo consideras fastidioso?

Porque yo sí.

—Jongin, trae para acá esa caja —murmuró mi madre sacándome de mis pensamientos—. Y quita esa cara de pocos amigos, no vas a hacer que regresemos solo con eso.

—Qué lástima, pensé que podría. —Rodé los ojos cuando me di la vuelta para recoger lo que me había pedido. La caja era pesada y estaba nombrada como "COSAS FRÁGILES" con rotulador negro. Supuse que serían los adornos de nuestra antigua casa, aquellos que mi madre cuidaba más que a sus propios hijos. Más me valía cargarlos con cautela, o la paliza que me darían no sería normal.

—Ten cuidado con eso —dijo mi madre y yo solo asentí en respuesta mientras me adentraba a nuestro nuevo hogar.

Puede que te estés preguntando ¿qué está pasando aquí? ¿A dónde te llevaron? O ¿quién demonios eres tú y porqué me estás contando tu historia?

Bueno, no por nada me han regañado antes por ser un descortés, pero no me voy a disculpar por eso. Soy Kim Jongin, dieciséis años, capricornio; y como ya ves, me estoy mudando, y no precisamente porque me encantara la idea.

Mi familia y yo venimos de un pueblo en la costa y teníamos una casa cerca de la playa. Disfrutaba del cantar de las gaviotas, la arena caliente en mis pies y sobretodo, las inmensas olas que solía montar sobre mi tabla de surf. Pertenecía al club del pueblo y era uno de los mejores, sin presumir. Me estaba preparando para la competencia estadal de surf, la cual estaba seguro que podría ganar e ir a las nacionales. Iba a la secundaria, tenía amigos, buenas calificaciones y era popular con las chicas. Mi vida era, en efecto, maravillosa.

Pero todo se había arruinado en tan solo una tarde.

Mi padre había sido despedido de su trabajo y todo se había complicado para nosotros. Yo seguía entrenando duro para ganar la competencia porque tendría una recompensa que podría ayudar a mi familia a mantenernos un poco más en la casa hasta que mi padre consiguiera algo. ¡Estaba seguro de que podría lograrlo! Pero ninguno confió en mí, y ya era demasiado tarde. Mi padre contactó a uno de sus amigos y para mi desgracia, le dio trabajo en otro pueblo. Y como si no fuera poco, tenía que ser en el más frío de todo el jodido país.

El pueblo estaba entre las montañas, y parecía que ni la primavera o el verano existían en este lugar. Todo lo que vi durante el camino fueron pinos y más pinos, algunos recubiertos de una leve capa de nieve que solía caer gracias a la fuerte brisa; otros, tenían musgo colgando de por entre sus ramas, dándole un aspecto aún más escabroso a todo ese lugar. Yo tenía puesto dos suéteres encima, cubría mis manos con guantes y la calefacción estaba encendida, pero aun así mi nariz goteaba sin que yo pudiera evitarlo y sentía que el escalofrío nunca abandonaría mi piel.

Memories of Winter - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora