Capítulo 11 - Naranjas y miel.

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Los primeros dos días me parecieron normales. Era solo un resfriado, pensé, era común que no quisiera volver a clases aún. Pero, conforme pasaban los días, empecé a preocuparme. Y también a preguntarme si acaso debía ir a visitarlo, o hablar con Baek y Yeol para saber si sabían algo. Sin embargo, ninguna opción me parecía atractiva, y decidí seguir esperando pacientemente a que el asiento delante de mí volviera a ocuparse por el pequeño de anteojos.

Fue bastante aburrido y solitario. Aunque antes deseaba sacarme a Kyungsoo de encima, este ya no era el caso. Debía admitir que extrañaba las caminatas a su lado, aunque fueran en silencio. Su ausencia se me hacía eterna, y las clases sin él un fastidio. Mi pecho se oprimía de la ansiedad cuando notaba que faltaría otro día, y las preguntas invadían mi mente; ¿le pasó algo? ¿no querrá verme? ¿se habrá muerto y nadie me ha dicho? No lo sabía, pero no me atrevía a buscarlo por mi cuenta. Por alguna razón, también me sentía culpable.

Ya era el quinto día de ausencia de Kyungsoo. Me encontraba en la cafetería a la hora del almuerzo, sentado en la mesa de siempre. Veía directamente la mesa en donde estaban Baek y Chanyeol. Notaba a Baek hablando animadamente, como era natural. Pero Chanyeol no le correspondía del todo. Él se notaba serio, desanimado, y viendo el asiento vacío de Kyungsoo. Creo que tenía el mismo semblante que tenía yo. Estaba seguro de que ellos notaban más su ausencia que yo, pero probablemente ellos estaban al tanto del estado de Kyungsoo. Y al menos, eso era algo que yo no tenía.

Los observé detenidamente, casi ni tocando mi comida. Quizás estaba en busca de alguna respuesta. Incluso intenté leer sus labios para descifrar si hablaban sobre Kyungsoo en algún momento. Lastimosamente no funcionó.

Por alguna razón que no comprendo, mis manos empezaron a sudar y me comencé a sentir ansioso. La idea de levantarme hacia ellos y preguntarles directamente se me cruzó por la mente y me alteró el sistema nervioso. En ese momento, vi a Baek mirarme por un segundo, como si mi nerviosismo fuese demasiado notorio. Bajé la cabeza hacia mi comida rápidamente, fingiendo demencia.

¿Debía acercarme? ¿Debía preguntar? Me preocupaba la ausencia de Kyungsoo. Pero, ¿acaso tenía derecho de preguntar por él, después de todo?

Levanté la cabeza para observarlos de nuevo, en búsqueda de una respuesta. Sin embargo, ya no estaban. Suspiré pesadamente.

Por supuesto que no tenía derecho.

El apetito se me quitó y me dispuse a guardar el sándwich a medio comer de vuelta a mi bolso, cuando vi a alguien sentarse en frente de mí.

—Hey, Jongin —sonó la voz desconocida para mí. En cuanto levanté la cabeza, vi a uno de mis compañeros de clases.

—¿Minseok? —pregunté, un poco confundido. Reconocía quien era, pero nunca habíamos hablado a pesar de ser los nuevos en la institución.

—¡Sabes mi nombre! —exclamó emocionado—. Genial, casi nunca suelen recordarlo. ¿Cómo estás? Creo que nunca hemos hablado.

—Eh, no. No suelo hablar con nadie —me encogí de hombros—. ¿Qué se te ofrece?

—Oh, eso, claro. Vengo para hablarte de algo. ¿Te interesaría entrar al club de natación de la escuela?

Fruncí el ceño de repente—. ¿Club de natación? ¿Acaso existe eso acá?

—Eh, no, pero existirá —sonrió Minseok—. Verás, conversando con algunos profesores y alumnos, quisiera recuperar la piscina de natación de la escuela. Estoy reclutando compañeros para que se cumpla el proyecto.

—Ajá... —levanté una ceja—. ¿Y pensaste en mí por qué...?

—Porque... sabes surfear, ¿no? ¡Debes saber nadar! Podrías ser incluso nuestro capitán.

Memories of Winter - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora