9-. A tu lado.

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Pasaba mis días solos en la cafetería. Por suerte, siempre había alguna mesa disponible que no ameritaba convivir con otras personas. Me había acostumbrado a la soledad, quizás demasiado. La única compañía que no me alteraba era la de mis audífonos y la música proveniente de ellos. Siempre me ha gustado la música, pero nunca había pensado en ella como un refugio como lo hago ahora. Ella y el libro que me había encontrado se habían vuelto parte de la realidad alterna que estaba formando, lejos del pueblo, de las burlas, de las personas.

Había notado a Kyungsoo viéndome un par de veces en la cafetería. Él estaba rodeado de sus amigos, sonriendo en su compañía. Pero cuando me miraba a mí su rostro se opacaba un poco. Estoy seguro que, para él, tanto como para todas las personas que me rodean, represento una incomodidad que debería de ser removida. Yo igual lo deseaba. Pero no todo era tan fácil.

Para cuando terminó el día, salí casi disparado del salón. Las clases de cálculo me aburrían demasiado. Era asfixiante estar en ese lugar, por lo cual tendía a salir casi corriendo de la institución para esperar el bus. Quería huir de la presión que la atmosfera del colegio tenía en cada rincón. Ya no solo era el frío y el pueblo, sino también eran las miradas de las personas. Las sentía sobre mí, pesadas, cargadas de prejuicios. Podía actuar como si no me importara, pero ¿alguien podía realmente hacer caso omiso a ello?

Vi a la camioneta de Kwangsoo detrás del bus, con el señor esperando a mi hermana y a Kyungsoo. Rápidamente subí al bus antes de que me viese y también de que me quitaran el asiento. Entonces, me senté y decidí esperar por el típico recorrido de todos los días. No pasó demasiado tiempo antes de que el motor rugiera y el bus se abriera paso por la carretera, llevando a todos los alumnos a su destino. Cerré los ojos y escondí parte de mi rostro detrás de la bufanda, y en esa posición esperé hasta llegar a la parada de bus frente al sendero para ir a casa. Agradecí al señor con una venia y bajé del bus. En cuanto alcé la mirada, mi cuerpo quedó congelado.

Esperando frente al sendero, estaba Kyungsoo. Con sus manos agarrando los colgantes de su mochila y sus mejillas arreboladas por el frío viento esperaba, pacientemente, mi llegada. Cuando nuestras miradas se cruzaron sentí un temblor recorrer mi cuerpo, como una descarga eléctrica que me azotó con su mirada desde la distancia. No lo entendía.

¡¿Qué demonios hacía él allí?!

Fruncí el ceño para cuando mi cuerpo reaccionó, y decidí cruzar la calle para ir hacia el sendero. Quería ignorarlo, pero, mi curiosidad pudo más que yo.

—¿Qué se supone que haces aquí? —pregunté. Kyungsoo, que tenía los labios apretados, los abrió para hablar. El vaho delató el suspiro que estaba conteniendo.

—Yo... —Sus ojos vacilaron. Era evidente que estaba buscando alguna mentira para decirme—. Quise caminar. Siempre lo hago, ¡hacía! —se corrigió—, siempre lo hacía, por eso quise retomarlo.

Tsk. Era evidente que estaba mintiendo, y que pensara que le creería me ponía de malhumor. ¿Acaso me tomaba por tonto?

—¿Te molesta que te acompañe? —preguntó con un cierto nerviosismo en su voz. El cuestionamiento me dejó congelado de nuevo.

Acompañarme. Eso era lo que realmente quería.

Volví a mirarlo. Esta vez, su mirada tenía algo distinto que, no sabía que podía ser. ¿Determinación, quizás? ¿Lástima? ¿Miedo? No lo sabía, pero de lo que sí estaba seguro era de que no iba a aceptar un no por respuesta.

¿Por qué se tomará tantas molestias?

—Haz lo que quieras —me giré para darle la espalda. Si lo seguía mirando, iba a sentir la descarga eléctrica de nuevo. Mi corazón agitado podía sentirlo—. Solo no me hables.

Memories of Winter - KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora