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Toda la población de aquel pueblo fueron rápidamente a interrumpir los labores de los soldados quienes estaban desconcertados porque causa y motivo estaban ahí, escucharon todo desde sus hogares que estaban algo alejados de los hechos, pero algo que les llamó la atención es que los hijos de algunos aldeanos tan sólo se habían intoxicado al acercarse, obviamente los soldados norcoreanos supieron lo que estaba pasando, decidieron encerrar a los niños, para evitar que los padres o cualquier pueblerino pudieran contraer lo mismo.

—Quiero hablar con el encargado. —Demandó la madre de unos de los niños, ella no quería estar alejada de su cachorra la cual estaba encerrada junto a los demás niños intoxicados.

Los soldados japoneses le decían que no podía ver a su hija y mucho menos al encargado de aquella situación, también aclarando que era su culpa como madre, porque ella debía cuidar a su hija y de ser así, la cachorra no estuviera en esas condiciones, ellos se encargaron de dar aviso a los pueblerinos, pero no dieron explicación de si los cachorros iban a estar bien, porque la verdad no querían decirles que los niños habían muerto y que probablemente el nuevo virus haga reacción a sus cuerpos, si ellos decían una palabra de ello, seguramente estos intentarían atacarlos o quizás intentarían hacer un escándalo, algo que todavía no podía salir a la luz por orden de ambos gobiernos.

—Quiero ver a mi hija o más vale que lo hagan porque no me voy de aquí. —insistía la beta. — igual díganle al encargado que lo estoy esperando aquí afuera. —

—El encargado no está, el se fue a la ciudad cercana. — Respondió una de los soldados.

Si creían que la mujer podía hacer eso, pues llevaba tan solo unas horas en la que seguía ahí insistiendo en querer ver a su hija, los demás padres de los otros cachorros estaban igual apoyándola, pero no querían involucrarse a que ellos vieran los cadáveres de sus hijos, también estaban preocupados porque habían prohibido el paso a ese lugar y sólo gente especializada podía entrar al lugar de los hechos, seguramente yeonjun se enojaria cuando se enterara ya que el era el encargado y las familias estaban ciertamente encaradas con el por sus acciones.

—Queremos mínimo que lleven a nuestros hijos a un hospital y que los atiendan.— Dijo otro hombre quien era padre también de uno de los cachorros, después de sus palabras todos los padres comenzaron a hablar al mismo tiempo de que estaban de acuerdo.

No podían hacer eso, simplemente no podían llevarlos a un hospital donde solo les darían la noticia que habían llevado unos cadáveres a ser atendidos, ni mucho menos que ellos se arriesguen a ir a la ciudad cercana para ir al hospital, no, solo debían evitar hablar más de ello y que los padres se convencieran.

—Lo siento pero seguirán en cuarentena encerrados hasta que podamos encontrar una solución.

Después todos los adultos se quejaron en desacuerdo, lo único que pudieron hacer fue alejar a los padres obligatoriamente del lugar ya que estaban interrumpiendo el paso de su trabajo y además se estaban exponiendo también.

—¿Le doy informe al general?. —Preguntó uno de ellos.

Pero la chica negó asustada.
—¿Estas loco? Le diremos cuando regrese, además si le avisas seguramente estará muy enojado. — los demás asienten.

Cualquiera de ellos temían más al general alfa que a los padres de los cachorros, el alfa era tan frío y duro que no sería piadoso con ellos, además de que había dejado a cargo a la chica y a ella sería la que le cortaría la cabeza si reportaba cualquier problema mientras que el resolvía el segundo problema.

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☢︎︎N̶E̶W̶ V̶I̶R̶U̶S̶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora