Capitulo 1

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Jennie Kim hacia su recorrido por la escuela, con esa altivez y arrogancia que tanto la caracterizaba. Tenia todo, era hermosa, popular, venia de una familia de dinero y tenia esa inteligencia que generalmente utilizaba en buscar nuevos e ingeniosos apodos a todos aquellos que no tenían la suerte de pertenecer a su circulo. La mayoría le temía y eso era algo de lo que se sentía profundamente orgullosa, puesto que siempre ha visto la preparatoria como una jungla donde solo los mas fuertes sobreviven y ella era la mas fuerte, la reina, por lo que no solo sobrevivía sino que decretaba quien moría, lo que en Academia de Korea significaba, estar relegado de por vida en el fondo de la pirámide social.

La belleza Coreana de Jennie producía que cuando caminara por aquellos pasillos todos voltearan a mirarla y le lanzaran ,mas de algún cumplido o bien otros mas tímidos se limitaran a verla y soñar con que algún día les dijera una palabra que no fuera un insulto. Amaba sentirse como el amor platónico de casi toda la Academia, cada día era una victoria y cada día tenia a quien quería a su lado.

A quien quería hasta por supuesto que la persona en cuestión desarrollara sentimientos, porque algo que odiaba era toda esa curialesca que traía consigo el amor, ella no se enamoraba, simplemente disfrutaba.
Su diminuta falda de porrista se movía al son de sus caderas que parecían llevar un ritmo hipnotizarte que atrapaba a todo quien se detuviera a mirarla, porque claro está, el efecto Kim, no solo era eficaz con chicos, también con chicas, y la coreana había experimentado, dándose cuenta que la satisfacción era mucho mayor cuando en su cama estaba una mujer.

Como capitana de las porristas, sus experimentos, como le gustaba llamarlos, se mantenían en completo secreto si alguna de las chicas había gozado de su atención por una noche o en caso de ser muy buena dos, se atrevía a divulgarlo sabia que podría caer sobre ella, y toda la furia de Jennie Kim, era algo que nadie quería sufrir. Por que todo lo que hiciera estaba segura, nunca sería descubierto.

Ese era el primer día de si ultimo año de preparatoria, el ultimo año de su reinado y debía disfrutar cada momento, e intensificar todos sus esfuerzos para egresar como quería,siendo una leyenda de esa escuela. Sus planes eran sencillos, quería irse a Seúl, por lo que ademas de mantener su popularidad debía hacer lo mismo con sus calificaciones, no es que deseara entrar a La Universidad de Korea, se conformaba con alguna Universidad que le permitiera salir de Busan e irse a la ciudad de sus sueños.

-Jenn...¿Como estas?-. Preguntó Nayeon quien la intercepto y siguió su camino con ella hasta sus casilleros que estaban juntos.
Jennie pareciese que no tuviese ninguna debilidad, para algunos, los más atacados por la coreana ni siquiera tenia sentimientos. Pero eso no era cierto, el punto débil de la coreana, era una hermosa castaña, alta y con grandes dotes para el baile, cuyo nombre era Nayeon. Su mejor amiga, su compañera y confidente, por quien había tenido sentimientos que traspasaban la amistad, pero que había detenido a tiempo. Porque Nayeon era una chica frágil y ella se conocía a la perfección, esos dulces besos y esas contadas noches, iban a terminar como siempre, con ella huyendo y rompiendo el corazón de la castaña. Así que sobrepuso su amistad, porque con esa chica dulce e inocente a quien muchos consideraban tonta, pero que Jennie sabia no lo era, es lo más real y constante que tenia en su vida. La única persona que sabia quien realmente era y con quien no tenia secretos.

-Hola Nayeon, estoy bien y tú-. Contestó con una sonrisa que solo la castaña tenia el honor de recibir.
-Bien, ya te extrañaba-. Expresó la castaña con esa inocente mirada y tomándola en un abrazo-.

-Y yo Nayeon-. Respondió-.

Cuando iban llegando a sus casilleros las esperaba Sana, la otra integrante de la temida y reconocida manada, pero quien ya hace tiempo no estaba dispuesta a sacrificar todo para ser popular. Sana, había sido en una época no muy lejana la reina de la escuela con Jenny como su segunda al mando, disfrutaba de las mismas ventajas de la coreana, lo que creaba una clima de constante competencia, eran amigas pero cada vez que era necesario se traicionaban con tal que la otra no la superara. Hasta que Sana, conoció a alguien que la cambio, se enamoró de la persona menos adecuada y aunque al principio lo oculto, después sus sentimientos pudieron más y acepto delante de toda la escuela que estaba perdidamente enamorada de Dahyun, la chica que estaba obsesionada con Beyonce y las estrellas doradas. Esa chica había conquistado el corazón de la rubia de hielo.

Inalcanzable Jenlisa Gip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora