Capitulo 32

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Dicen que los celos pueden ser una retorcida expresión de amor, una que se muestra en todo su apogeo cuando alguna amenaza se acerca al objeto de nuestro amor, una bestia infrenable que te hace actuar para después pensar, una sensación con sabor agridulce que se aloja en el paladar hasta que se libera con palabras de las que luego nos arrepentimos. Jennie no quería sentir celos ni menos amor. Ella simplemente quería olvidarlo todo y sacarse esa sensación de vacío que tenía. Porque esa palabra llamada "amor" la había tachado de su diccionario, porque había palabras que para ella significaban mucho más, cómo sexo, poder o reconocimiento. Una reina no necesitaba amor para mantener el respeto y la sumisión de sus inferiores. Al contrario, el amor siempre traía consigo problemas, muchos y muy variados problemas.

-Hola-. Saludó una más alegre Rosé-. ¿Cómo estás? Era muy grave lo de la emergencia de ayer-. Preguntó-. Jennie se giró a verla sin conectar de qué estaba hablando su amiga. Porque en su mente había demasiadas cosas. No, en realidad había una sola cosa que no le permitía ocupar su mente en nada más.

-¿Qué?-. Preguntó contrariada-.

-La emergencia familiar de ayer, por la que te tuviste que ir rápido al salir de la escuela-. Le contestó una confundida castaña-. Jennie recién entendió de qué estaba hablando Rosé.

-Todo bien-. Respondió escueta-. Lamento no haberte avisado antes-.

-No te preocupes, Jisoo me llevó a casa-.

-¿Jisoo?, creo que entonces no me disculpo, seguro aprovecharon el tiempo-. Dijo dándole énfasis a la última frase-. Rosé cambio en algo esa expresión alegre que siempre llevaba.

-¿Pasó algo?-. Preguntó la coreana-.

-Nada que no fuera algo esperable, es una jugadora, las personas así no cambian-. Respondió intentando parecer que no le afectaba-.

-Las personas si cambian Rosie, cuando uno encuentra a la persona adecuada puede ser capaz de cambiar y dejar de andar de cama en cama, puedes querer arriesgarlo todo a cambio de que esa persona este contigo y no vea nunca a nadie más, quieres marcarla con las uñas si es necesario para que todos sepan que es tuya-. Contestó Jennie-.

Rosé quedó confundida ante esa respuesta porque tenía la sensación de que en algún punto esa conversación dejo de ser sobre ella.

-Quizás tengas razón-. Fue lo único que dijo-. Jennie estaba sufriendo una verdadera verborrea verbal, ya ni siquiera era capaz de controlar lo que decía. "Esto me pasa por burlarme de Dahyun", pensó.

-Estaba pensando que podríamos pasar el fin de semana juntas, voy a estar sola en casa ¿O tienes planes?-. Pregunto Rosé para cambiar el tema, ya que sinceramente no sabía que "tema" hablaba Jennie-.

-¿Sola? ¿Por qué? ¿Lisa va de voluntaria al hospital?-.Preguntó-.

-No, mi hermana se va a Seúl a una convención de medicina-. Respondió-. Jennie sentía cómo esa bestia infrenable nuevamente le emergía desde las entrañas haciendo que sus ojos se tornaran con un brillo de ira y sus mejillas se enrojecieran.

-¿Jennie?-. Preguntó Rosé, quien quería una respuesta. Respuesta que no llegó porque la coreana se dio la vuelta y salió tan rápido que cuando Rosé lo notó ya se había perdido entre el alumnado que a esa hora colmaba los pasillos.

Si normalmente los alumnos de la Academia se abrían cómo el mar rojo para que Jennie pasara, ahora faltaba que sólo pusieran la alfombra roja para ella, porque la expresión de su cara era tan evidente que ni el más idiota sería capaz de cruzársele en el camino. Cómo un efectivo cazador busco a su presa entre la multitud y una vez ubicada, se acercó con furia a pasos largos.

Inalcanzable Jenlisa Gip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora