Capitulo 35

14.8K 935 87
                                    

La pequeña Manoban se sentó mientras la futbolista se ubicó lo más cerca que sus nervios le permitieron.

-Te escucho-. Dijo Rosé cruzándose de brazos-.

-Entiendo que estés molesta conmigo, me lo merezco y no sólo por lo que pasó en el Bean que ya fue suficientemente malo, sino por cómo me justifique después, no quiero que pienses que tú vas a ser otra chica más para mi Rosie...-.

-¿Otra nadie? No es así cómo llamas a las chicas que han pasado por tú cama-. Increpó fuertemente sorprendiendo a Jisoo-.

-Tengo un pasado Rosé, no puedo borrar eso, ni puedo cambiar mi manera de ser de un día para otro-. Dijo algo apenada y bajando su mirada-.

-Yo jamás te he pedido que cambies quien eres, si fueras otra persona no me gustarías-. Reconoció Rosé-.

-¿Te gusto?-. Preguntó levantando su mirada para clavar sus ojos negros en los miel de Rosé -.

-Eso no importa ahora-. Contestó-.

-Rosé por favor-. Le pidió para que cediera-. Yo nunca había hecho esto, pero contigo no me importa, no me importa rogarte si es necesario para que me des una oportunidad...-.

-Tú oportunidad era hoy y la has perdido-. La interrumpió nuevamente, si que estaba siendo obstinada-.

-¡Demonios Rosé que no ves que me traes cómo quieres! ¡Que llevo no sé cuanto tiempo sintiendo esto por ti y no me atrevía a decírtelo por miedo!-. Exclamó levantándose la futbolista-.

-¿Por miedo a mi hermana?-. Preguntó sorprendida por ese ataque de sinceridad-.

-Por supuesto que no, soy capaz de soportar los balones de futbol que en ocasiones la psicópata de tú hermana quiera lanzarme-. Contestó sentándose otra vez pero ahora mucho más cerca y tomándole las manos-. Tenía miedo a esto que me pasa cuando estoy contigo, suena cursi lo sé, pero hay algo que tú me produces que nadie más lo hizo antes...-. Rosé sabía que Jisoo estaba siendo sincera, lo podía ver en sus ojos y aunque ella estaba igual de asustada al volver a confiar en la chica, le gustaba demasiado, tanto que no se sentía capaz de volver a rechazarla.

-No lo vuelvas a hacer-. Susurró Rosé -. No vuelvas a hacerme sentir así, porque dolió demasiado-.

-De verdad lo lamento, yo nunca volveré a hacer algo para lastimarte-. Expresó-.

-Y esta es la última oportunidad Jisoo-. Le advirtió-.

-No necesitaré otra-.

-Y has arruinada nuestra cita-. Le reclamó haciendo un puchero aniñado-.

-Eso aún puedo solucionarlo-. Dijo con una sonrisa-.

-Mírame, soy un total desastre además no tengo ganas de salir de casa-.

-Tú para mi nunca eres un desastre, te ves hermosa aunque estuvieras recién levantada-. Expresó con galantería-. Así que ahora vas a subir a tu habitación y me vas a dejar 20 minutos a mí aquí abajo-. Le pidió-.

-¿Para que?-.

-Tú sólo sube-. Insistió levantándose y tomando la mano de la porrista-.

-Está bien, aprovecharé el tiempo para cambiarme-. Aceptó-.

Jisoo le dio una sonrisa muy grande y subió casi corriendo las escaleras. Abrió su closet y comenzó a sacar vestido tras vestido buscando uno perfecto, sabía que sólo iban a estar en su casa pero quería lucir bien para su Jisoo . -¿Mi Jisoo?-. Se preguntó así misma-. Vas un poco rápido Rosé Manoban-. Dentro de todo el caos en el que en sólo minutos se había transformado su habitación, encontró lo que buscaba. Se cambió y se vio al espejo satisfecha. Aquel vestido en tonos violeta le quedaba de maravilla, era corto, lo suficiente para insinuar pero sin ser vulgar, el escote favorecía sus pechos y aquel corte se ajustaba a sus curvas. Se dio la última mirada de aceptación y consultó el reloj ya había pasado media hora desde que subió, así que salió de su habitación rumbo al salón.

Inalcanzable Jenlisa Gip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora