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Marcus perdió el aliento al ver a Milo salir de ese auto, su familia estaba igual de sorprendida a como se veía su Omega.

Caminó hacia allí y lo tomó en sus brazos, Milo se aferró a su espalda y gimió, Marcus gruñó al sentir algo que antes no estaba ahí, se separó y utilizó sus manos para acunar su abdomen, Milo jadeó.

— ¿Qué carajos te hizo ese maldito Alfa? Voy a matarlo — gruñó, Milo se aferró a su camisa.

— Espera, esto no…

Marcus se separó sin esperar sus palabras, ya tendrían tiempo de hablar más tarde, justo cuando ese Alfa estuviese muerto.

— Vas a arrepentirte por lo que le hiciste a mi Omega — le gruñó a Jules.

Marcus sabía que era más fuerte, pero como dijo Orión, este Alfa en particular ya no tenía mucha cordura, sólo tenía que esperar a que cometiera un error.

— Esperen — sugirió uno de los otros tres dando un paso al frente — Quieren ir contra el concejo, eso es… — dijo mirando a Orión.

Marcus torció los ojos, normal que se llevara todas las miradas cuando prácticamente era el enemigo número uno del concejo.

Orión lo interrumpió con una sonrisa en sus labios.

— Oh, no estoy aquí por eso, por ahora olvidé lo que me hicieron, estoy aquí por mi hermano, sólo vine a emparejar la pelea — murmuró señalando a Jules y al otro, el hombre dio un paso atrás.

— ¿Retaran a dos miembros? — Marcus le gruñó.

— Me tendieron una trampa para utilizar a mi Omega así que sí.

— Esto traerá consecuencias.

Orión lo ignoró señalando a Ritz, al parecer no tomaron muy bien su traición y permanecía esposado en la parte de atrás, tenía el labio quebrado junto con un hematoma en el ojo.

Marcus hizo una mueca, al menos no estaba muerto.

— Cuando gane quiero a ese lobo en mi poder — dijo con una sonrisa.

Marcus pudo ver el estremecimiento de Ritz desde esa distancia.

— Si ganas formarás parte del concejo — dijo el otro miembro no muy conforme.

— Ni lo piensen, busquen a otro para esa cuestión, no me relaciono con ustedes, no quiero saber del concejo.

Marcus mordió su labio, si su hermano seguía abriendo la boca tendrían que pelear con los cinco.

— Avalaremos el reto, se han presentado los argumentos necesarios para retarlos — dijo el único que aún hablaba, este parecía ser mucho más joven y receptivo, Marcus suspiró aliviado.

Salió de su ropa y se transformó en lobo, su hermano hizo lo mismo gruñendo, si Marcus era grande, no era nada comparado con Orión.

Orión era como su padre, un Alfa majestuoso y poderoso perteneciente a un clan antiguo de lobos grises que formó parte del concejo original.

Su hermano se sacudió y rodeó a los Alfas retados instándolos a su forma lobuna, en un segundo sólo quedaron los restos de la ropa y en su lugar dos lobos, uno marrón y otro negro.

El lobo marrón que se adelantó fue Jules, el gruñó en dirección a su Omega y Marcus saltó hacia él haciéndolos revolcarse en el asfalto, cayó sobre su espalda, sus huesos aun no estaban totalmente sanados por lo que gimió.

Vio de reojo a su hermano peleando con el otro, su pelea no parecía difícil. Lo suponía, no existía contrincante que lo superara o igualara.

Marcus le mordió el lomo a su enemigo y lo empujó con sus patas traseras, el Alfa cayó a un lado y se levantó enseñando los colmillos antes de tirarse contra él.

Predestinados I : Lazos de UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora