Capitulo 12

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CAMILA POV

Estar en la casa de la playa en Miami me trae tantos buenos recuerdos de mi adolescencia, si cierro los ojos puedo escuchar la risa de Dinah y los pasos apresurados de Sofía corriendo tras ella. El sabroso olor de la barbacoa de Papá, que contrasta con el sol caliente y la música latina relativamente alta que suena por toda la casa.

Era un buen momento donde mi única preocupación era quedarme demasiado tiempo en la piscina y acabar con las quemaduras al final del día, en ese momento no tenía trabajo, ni responsabilidades o un fin de relación mal aceptado por mis padres al tener que hacerlo.

Vivía en el paraíso y no tenía ni idea de eso, solo ahora que el peso de todo está sobre mi espalda, exigiendo soluciones.

Esta ya era nuestra segunda noche en Miami, nuestro día estuvo relativamente ocupado. Participamos en el primer día de la convención, debatimos varios temas y leyes con varios otros abogados, e incluso salimos a almorzar en un restaurante mexicano antes de regresar para asistir a la primera de las diversas conferencias del evento.

La compañía de Lauren fue un ejemplo, el italiano me sorprendió al entender mis problemas con la comida y todavía me ayuda sin mirarme con la cara torcida como lo hacía Hailee cuando estábamos con la familia. Otro lado a anotar, fue el buen humor y la buena energía que tiene Lauren, logramos matar horas de conversaciones como lo estábamos haciendo justo ahora antes de que ella se fuera a contestar la llamada telefónica de Yudi.

- Señorita Camila, la cena ya está servida. - Miré hacia la puerta y vi a María parada en la puerta sonriendo.

- Gracias María, tú y el Sr. Jonas pueden retirarse. - Dijo levantándose.

- Tenga una buena noche. - María deseó antes de irse.

María y Jonas son una pareja cubana a la que mis padres ayudaron hace años, desde entonces trabajan aquí como cuidadores. Cuidan impecablemente toda la casa y todavía está María que se preocupa de cocinar para los que vienen a quedarse aquí, aunque no es uno de sus deberes. Y por cuidar toda la casa con tanto celo y cariño, mi padre cedió la casita que sería para las visitas de los dos. La casa no es muy grande pero tiene dos dormitorios, uno de los cuales es suite, sala, cocina, baño y área de lavado.

- Lauren ... - Llamé a la puerta de la habitación donde se aloja.

- Puedes entrar. - Escuché su voz ahogada así que abrí la puerta para encontrarla sentada en la cama.

- ¿Interrumpo algo? - le pregunté y ella negó con la cabeza.

- Vine a decirte que la cena ya está en la mesa. - Dije viéndola levantarse.

- Entonces vámonos porque tengo hambre. - dijo acercándose a mí, envolvió sus brazos alrededor de mí y me sacó de la habitación.

- No sabía que tenías tanta prisa cuando tienes hambre. - bromeé caminando a su lado.

- Mi estómago es muy exigente, cuando quiere algo tengo que dárselo lo antes posible. - bromeó y me reí.

- Así que démosle a tu estómago lo que quiere ...

Llegamos al comedor y pronto Lauren se sentó y se sirvió pasta y ensalada, luego comió y todo lo que hice fue admirarla. Cómo se las arregló para ser tan hermosa haciendo cosas tan tontas como comer como una loca hambrienta.

- Vaya, tengo tanta hambre que me olvidé de ti. - Dijo un poco sonrojada.

- No está todo bien. Puedo ayudarme ... - me encogí de hombros pero ella tomó mi plato típico.

- Ni siquiera pensé haberle dicho a tu padre que haría todo lo que me pidió, sin mencionar que tu madre me dijo hoy más temprano que necesitas comer más ensalada. - Hice una mueca tanto por la ensalada como por el hecho de que ella y mi madre están en constante comunicación.

Cenamos hablando de vino y confieso que me sorprendió que dijera que no sabía mucho de vino y que no le interesaba aprender. A pesar de que su abuelo tiene una pequeña bodega en el interior de Italia, ella confesó que solo bebe fingiendo prestar atención a sus largas explicaciones.

Estaba tan concentrada en lo que estaba diciendo que ni siquiera noté que varias salpicaduras de salsa roja cayeron sobre mi camisa blanca, cuando me di cuenta de que gemí de frustración.

- Maldita sea, manché mi camisa nueva. - murmuré viendo mi camiseta con varias salpicaduras.

- Cálmate, quítate la camiseta para lavarla y que no se quede la mancha. - dijo Lauren levantándose.

Estaba tan frustrada por la camisa nueva que había elegido esta mañana para ponerme, que ni siquiera me di cuenta de que la desabroché frente a Lauren y la saqué en sus manos, dejando solo un sostén. Solo noté este desliz de nuevo cuando vi los ojos de Lauren fijos en la parte expuesta de mi cuerpo, y al contrario de lo que se suponía que debía hacer, me quedé allí sintiendo sus ojos ardiendo en mi piel.

- Sí... la voy a lavar justo antes de que la mancha no salga ... - dijo Lauren, todavía mirándome, pude ver que su respiración se aceleraba un poco.

- Está bien ... - murmuré sintiendo mi cuerpo caliente.

Lauren se alejó, dándome la espalda y dirigiéndose hacia el área de servicio, mientras en su camino mis ojos descontrolados bajaron por su cuerpo hasta su trasero y la miraron fijamente hasta que ya no estaba en mi campo de visión.

Pasé la punta de mi lengua por mis labios sintiendo mi boca seca y mi cuerpo en llamas, saliendo de mi trance tome mi copa de vino y haciendo girar el líquido por toda mi garganta. Demonios, beber el resto del vino solo empeoró las cosas porque subí las escaleras sintiendo que mi cuerpo vibraba y la imagen del culo sexy de Lauren acechaba en mi mente.

- ¡Carajo! - gruñó entrando a mi habitación. - Mierda de mujer. - murmuré al ver mi erección. - Caliente como el infierno. - Me quité los pantalones y la ropa interior yendo al baño.

Me di una ducha fría durante largos minutos, reprimiendo las tonterías que mi mente quería reproducir, no quería tocarme y ser irrespetuosa con ella.

Me cambié y bajé a limpiar la mesa, pero encontré a Lauren ya quitando el último plato de la mesa. La seguí a la cocina y vi que ya había puesto los platos sucios para lavar y estaba guardando las sobras de la cena.

- Decidí darme una ducha, había salsa en mi hombro. - Mentí.

- La camiseta tiene una tela fina, por lo que estaba sucia. - Dijo Lauren cerrando el frigorífico. - Logré quitar la mancha, ponerla en ciclo de lavado rápido, mañana estará lista para usar si quieres. - explicó tomando la copa aún llena de vino.

- Gracias por salvarme la camisa y seguir limpiando la mesa.

- Eso, no fue nada. - Ella sonrió burlona ...

- ¿Qué te parece ver algo? - Aparté la mirada de ella.

- Pienso que es una buena idea...

Fuimos a la sala de televisión y cada uno setiró en un sofá, comenzamos a ver el programa de Oprah comentando. Le digracias a Dios porque esa tensión entre nosotros se había ido, ni siquieraquería imaginar las complicaciones de involucrarme con Lauren.

Living Proof Camren [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora