➹₂₇

4.4K 498 821
                                    

Rubén mira la bolsa de frituras dentro de su mochila y sonríe como si tuviera 10 años y su madre le hubiera comprado su dulce favorito; (cabe decir que si le comprara su dulce favorito a esta edad seguiría sonriendo de la misma manera, pero no es el caso).

Se dice a sí mismo que el chico frente a él es todo un tsundere; se la vive regañándole, pero en el fondo le gusta hacer este tipo de detalles. Rubén lo sabe muy bien, y sabe que por su bien no se lo dirá, o sea, él sí quiere decirlo, pero por su salud física y mental no lo hará.

Además ese regalo fue porque entregó su tarea sin ayuda y sin pedirle prestado el cuaderno, no, en realidad se la copió a su compañera de al lado, que sólo pone atención en si su título está bien decorado.

Mira hacia su izquierda y ve a esa compañera acomodando toda su papelería, sí, estamos hablando de la "chica de los plumones", el castaño sólo puede pensar en que él sólo tiene un lápiz, dos bolígrafos y un borrador medio mordido, y la mitad de esas cosas se las pidió prestadas a Samuel y jamás se las regresó, ni se las piensa regresar. En fin, personas que sólo van a sentarse con la idea de que el semestre se va pasar sólo, mientras imaginan una relación con su waifu.

—¿Uh? Oye —Rubén sale de sus tontos pensamientos y pone su atención en otro lugar—. ¿Me regalas uno de esos?

Por otro lado, y para suerte de Rubén, Samuel está casi peleando con algunas personas por sus tontas peticiones a última hora.

—No, que no —habla el pelinegro—. No puedes cambiarte de club, y tú tampoco.

—Pero es que ahora quiero estar con mi novia —dice el mismo chico que empezó todo.

—Pues lo hubieran decidido antes, además elegir un club es por lo que les gusta, no por quien les gusta.

Sí, el también tuvo que acatar esa regla.

—Yo me metí a uno al azar —menciona alguien más—. Y no sabía que había un club de teatro, es injusto.

—Sí, es injusto.

¿Injusto? Injusto es que yo esté así por algo que era su responsabilidad, piensa Samuel.

Y de ahí se arma un alboroto peor que el de antes.

—Tuvieron casi una semana para decidirlo, se les dio información desde el principio, hay carteles con información en cada pasillo, en los grupos de WhatsApp había información de sobra, la dirección, los profesores y los representantes de cada clase estuvieron para cualquier duda; así que no me vengan con esas barbaridades y pretextos malísimos.

Aunque suene como un señor gruñón, esa es la verdad.

—¿Y si tomamos la desición por error?

—Estuvimos bajo presión, entiendenos.

¿De qué presión habla?

—Soy una persona bastante indecisa, aún tenemos tiempo para hacer un cambio.

—Sí, pero no le entendimos a esa información.

—¿Qué información?

Dios, está seguro de que de un coraje sí lo van a matar.

—Yo no haré nada por ustedes, díganle a algún profesor y verán que les dirá lo mismo. Ya fue suficiente —habla severamente, pero los demás siguen—. Por dios.

Niega con la cabeza ya bastante cansado, lo mejor que puede hacer es ignorarlos y regresar a su lugar; de lo único que se tiene que preocupar es de sus calificaciones, de los resultados de sus exámenes y del porqué aún no los entregan, aunque sabe de sobra que sus calificaciones son excelentes, en fin, cosas de inteligentes.

t o n t i t o ➹rubegetta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora