「𝐼𝑡𝑎𝑙𝑖𝑎𝑛 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡」❝𝚁𝚘𝚗𝚒❞

「CAPITULO V」

Habían pasado un día desde entonces, no era mucho y le dirán exagerando pero el no tenía problemas en separarse de Toni siempre y cuando supiera dónde y como estaba.

Pero pareciera que hubiera desaparecido, inclusive García estaba empezando su búsqueda, de Toni y Carlo que tampoco había dejado rastro.
Era de noche, la ciudad parecía tan ajena a su problema de ahora, se sentía un ambiente tan calmado a comparación del torbellino que golpeaba su mente.

Estaba afuera de la casa de los Gambinos, pese a que sabía que casi nunca la usaban, pues siempre estos estaban de un lado a otro por la ciudad, y en el Krrule y el Bbtelo.
Aún así, tenía la esperanza de que se encontrará ahí, tocó una cuantas veces, pero esos sonidos se perdieron en el silencio.

No había respuesta, y la casa estaba completamente apagada, suspiró, bajo por la escalera sentándose en el pavimento. Aflojó un poco su corbata pues ya empezaba a molestarle, la desesperación empezaba a consumirlo y su mente empezaba a darle malas jugadas.

Con ideas como, que lo había abandonado por incompetente, que se había vuelto a italia con su familia de grandes dónde posiblemente podría encontrar a un hombre mejor.
Sacudió su cabeza, soltando un grito de frustración asustando a una que otra persona que iba pasando por ahí.

Recargo sus manos en sus rodillas, escondiendo su rostro. Tal vez, Carlo lo convenció de que el era un inútil, pensó que esta vez había encontrado a la persona correcta, alguien que no lo iba abandonar como Sabrina o Lina.
Aún así, seguiría con la búsqueda, hasta que algo le dijera que se había ido de Marbella, no descansaría.
Si planeaba dejarlo, por lo menos que se lo dijera en la cara.

Se levantó sacudiendo su pantalón, en eso su celular sonó, lo agarro viendo que era Igor.
Respondió con desgano.

—¿Diga?

— Salinas —. Hablo con su tono ruso —. Buenas noches.

— Eh, buenas noches Igor. ¿A-a que se debe tu llamada?

— Pues fíjese, ayer me comentó sobre la extraña desaparición de los señores Gambinos.

— Si, ¿Tienes algo? — Pregunto rápido con la ilusión en la garganta.

— Pues vera, dada la casualidad que recientemente el señor Carlo estuvo ahí conmigo, preguntándome sobre si tuve una víctima recientemente —.

— Pero, ¿Porque preguntaría por eso?

— No lo sé, como no tenía ninguna víctima, me propuso el mismo traerme una, posiblemente venga en unos minutos.

— Mándame ubicación por favor, voy para allá.

— Si, hasta luego.

Colgó, camino deprisa a su coche para encenderlo. Abrió WhatsApp para verificar que si le enviará la ubicación, cuando la tuvo, arranco.

Darrapo el coche con bastante brusquedad, saliendo de este dejándolo mal estacionado. Había llegado a aquel lugar desolado que usualmente Igor usaba para torturar.
Pudo alcanzar a ver como el Gambino menor salía por la puerta con una bolsa, caminando apresurado hacia su laborguini, en un ataque de desesperación Salinas saco su teaser y lo apunto.

—¿¡Pero que haces!? — Se quejo al sentir la corriente eléctrica por su cuerpo haciéndolo caer.

— ¡No te muevas! ¡Tu y Toni estuvieron bastante desaparecidos y extraños desde ayer! ¡Y ninguno a cogido el maldito móvil! — Guardo el teaser acercándose al cuerpo de Carlo.

— ¡Bueno, si estamos extraños o no, no es tu maldito problema Salinas! — Grito, sacudiendo su ropa. Que ahora que lo veía bien, no vestía sus singulares trajes exóticos, más bien llevaba una sudadera negra y unos pantalones verde oscuro.

— ¿¡Que lo es mi maldito problema!? ¡Toni es mi pareja, merezco mínimo una explicación!

— ¡No por que desgraciadamente sean novios tienes derecho a saber todo lo que hace! ¡Así que hasta que el no aparezca por su cuenta, no te metas en lo que no te incumbe! — Carlo lo empujo haciendo que retrocediera varios pasos. El menor fue a su auto arrancando y yendose de ahí a máxima velocidad.

Salinas soltó un bufido fastidiado, Igor salió, posandose al lado de el.

—¿Lograste sacarle algo?

— No —. Suspiro, sacando un cigarro y empezar a fumar. Era lo único con los he podía calmar lo nervios y no recaer en las drogas.

— El amio ha estado bastante enojado también, ninguno de los dos le responde ni los mensajes ni las llamadas. Incluso los amenazó con explotar ambos negocios pero nada.

— ¿Sabes que se llevó?, En la bolsa —. Soltó humo.

— Sangre, la sangre de la víctima que me había traído.

—¿Para que quería eso? — Lo miro con una ceja alzada.

— No se, yo no juzgo fetiches —. Se encogió de hombros —. Dígame Salinas, ¿Usted cree en los vampiros?

—¿Vampiros? ¿A qué viene eso?

— Simple pregunta.

— Pues la verdad es que no —. Aspiro y volvió a soltar humo.

— Bueno, yo tengo cosas que hacer, que tenga buena noche —.

— Si, igualmente —.

Salinas modo la tóxica.