「CAPITULO I」

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El sol se asomaba por los edificios de la ciudad Marbella, dando así a entender que era un nuevo día de labor

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El sol se asomaba por los edificios de la ciudad Marbella, dando así a entender que era un nuevo día de labor.
Sobretodo para los hermanos Gambinos, que desde que habían llegado a la ciudad no habían parado con su nada legal negoció.

Eran las 6:00 de la mañana, aún así se notaba una ligera brisa de frío en el ambiente. Se podían notar las calles como poco a poco se empezaba a llenar de gente.
En una tienda se podía notar como una que otra persona se acercaba a esta con la intención de comprar, pero como siempre, está se encontraba cerrada, se retiraban.

Un Mercedes negro aparco justo enfrente de la tienda, de estos salían los dos dueños de la tienda.
El primero Toni Gambino, el mayor de los dos hermanos, pese a eso; tenía una complexión más delgada que la de su hermano menor. Cabello rubio brillante, ojos azules y una piel suave blanca.
El segundo, Carlo Gambino, el menor y con mejor musculatura, cabello rubio apagado que casi podría confundirse con un castaño, ojos azules y piel blanca.

Toni chasqueo la lengua al ver a gente amontonada enfrente del Krrule, vio como su hermano también salió del coche, así que aprovecho para cerrarlo.

— Oye Carlo, ¿Vas a ir tu por el dinero? Yo te espero acá afuera.

— Vale, no tardó —. El menor entendió, a su hermano nunca le habían gustado las multitudes, lo agobiaban y lo ponían de mal humor.
Se abrió paso entre las personas para entrar a su tienda y por maldad, volvió a cerrar la tienda, burlándose de los que aún estaban afuera.

El italiano mayor vio todo desde su coche, se recargo en la ventanilla mientras esperaba a su hermano. Mientras observaba como uno que otro coche empezaba a transitar por las calles.
Soltó un suspiro, tenían pensado ese día ir a comparar más pirulas para seguir ganando dinero y de pasada darle algo que hacer a sus trabajadores.
Llevo una mano a la parte trasera de su cuello, haciendo movimientos, logrando que alguno de sus músculos se destensensaran, soltando un suspiro en el proceso.

Esas últimas semanas habían sido repletas de trabajo, desde que otras mafias habían intentado apoderarse de su producto, hasta el atentado que provocaron los papasitos contra ellos.
Desde entonces habían buscado la forma de recuperar lo perdido en ese atentado, lo que había provocado que ni su hermano ni el, pudieran descansar lo debido.

Volvió su vista en frente, como si ahí estuviera lo más interesante.
Inconscientemente paso su lengua por su labios, al sentirlos resecos.

—¡A chuparla! — Un grito lo saco de su ensoñación, Carlo había salido del Krrule volviendo a cerrarlo en la cara de aquellas personas.

—¿Cuál es el caso de hacer eso, tío? No hay ningún problema en dejar la tienda abierta —. Dijo abriendo la puerta del coche para montarse y subirse, seguido de su hermano.

— Lo se, pero me encanta joderlos —. Toni rio.

Una vez dejo logro terminar de comprar las pirulas, se dedicó a ver el mar mientras Carlo terminaba

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Una vez dejo logro terminar de comprar las pirulas, se dedicó a ver el mar mientras Carlo terminaba. De repente le dieron unas inmersas ganas de tirarse al agua para refrescar su cuerpo.

Era normal, estaban a mediados de mayo y se sentía un calor insoportable, sobre todo para el que siempre mantenía su porte vistiendo elegantes trajes negros.

— ¡Listo, Toni! Vamos —. Llamo Carlo, notaba extraño a su hermano, demasiado distraído.

Ambos se montaron una vez más a la lancha, conduciendo el menor de los dos. En el viaje de vuelta a la playa, se vieron envueltos en un silencio.

—¿Te ocurre algo, Toni?

— ¿Uh? — Dirigió sus ojos a su hermano, había estado mirando el suelo de la lancha completamente ido —.

— Estás muy extraño, ¿Te encuentras bien?

— Claro, aunque hace un calor insoportable.

— Normal, estamos en pleno mes de mayo —. Se encogió de hombros, después de unos segundos algo en su mente hizo click — ¡Un momento! ¿No estarás?

Pregunto alterado, volteando a ver a su hermano de golpe.

— No tío, para eso falta bastante, solo que el clima al parecer me está afectando más a mi. Sobre todo por qué siempre uso trajes.

— Bueno eso tiene sentido.

Cuando estaban a punto de hundirse una vez más en un silencio, el tono de un celular lo impidió.

—¿Es el tuyo? — Cuestiono Carlo al oír la música lejos de el.

— Si —. Saco su celular del bolsillo de su pantalón —. Es Salinas.

— Ya se me hacía raro —. Torció los ojos, volviendo su vista al frente.

Pareciera que el destino, dios y todos los señores supremos tenían algo contra el, su hermano y el abogado de mierda habían hecho oficial su relación hace unos meses.
Si se había dado cuenta de las miradas que se habían dado en su tiempo, las insinuaciones y sus comportamientos pero pensó que el propio abogado iba a cagarla.

No se había entrometido por qué Salinas era tan, Salinas. Y había pensado que el mismo iba a cagar su oportunidad con su hermano.
Pero la vida le dió un putazo de frente en el momento que dieron a conocer entre su círculo de conocidos, su relación.

Ese día, se sintió el más miserable, incluso lloró por su hermano por la desgracia de hombre que le tocó.

Ese día, se sintió el más miserable, incluso lloró por su hermano por la desgracia de hombre que le tocó

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「𝐼𝑡𝑎𝑙𝑖𝑎𝑛 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡」❝𝚁𝚘𝚗𝚒❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora