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Muy bien, la habitación se encontraba hecha un desastre, no en el hecho de suciedad, sino que había varias ropas tiradas por el suelo.
Raúl miraba por la única ventana como el sol empezaba a ponerse, volvió su vista al rubio que dormía plácidamente es su pecho, ambos tenían las piernas entrelazadas. Más juntos no podían estar, Toni escuchaban los lentos y tranquilos latidos del peli-negro, esbozo una pequeña sonrisa.
Sentía una felicidad inexplicable en su pecho y otras cosas más extrañas en su cuerpo, de hecho, sentía que iba a vomitar. Pero fuera de eso, se sentía demasiado bien después de días separado de Salinas, ahora estaban cómodos disfrutando del otro.
El cuello y los hombros del alcalde estaba adornado por varias mordidas. Si que Toni se había tomado en serio sobre usarlo de mordedura. Sentía la cálida respiración del italiano golpear su piel desnuda provocando ligeras cosquillas.
De repente, vio como el cuerpo del Gambino se empezó a mover de posición, sentándose. Este dió un largo bostezo mientras se estiraba, el cuerpo del menor tampoco se salvó de tener marcas de la noche anterior.
Toni paso saliva por sus labios, abrió los ojos un poco debido a la luz del sol que entraba por la ventana, sus rubios cabellos estaban demasiado desacomodados, miro algo desorientado a su pareja. Este río un poco al ver el aspecto descuidado del rubio, la sábana que cubría su pulcro cuerpo cayó hasta solo cubrir la zona baja.
— ¿Tienes hambre? — Pregunto posando una mano en la mejilla del otro, quien solo la restregó cerrando los ojos.
— Tengo sed —. Murmuró con una voz ronca, sentía demasiado seca su garganta. — Quiero agua.
— Yo voy y te la traigo, espérame — Beso sus labios rápido y busco sus boxer entre la ropa en el suelo para colocarlos e ir a la cocina.
— No tardes —. Salinas soltó una pequeña risa, le encantaba la actitud de Toni ahora, demasiado mimoso y dispuesto a dejarse hacer. Normalmente era demasiado orgulloso para recibir tantas muestras de afecto.
Agarro un vaso de vidrio para empezar a llenarlo de aquel líquido fresco, decidió primero tomar agua el para después llenarlo y llevárselo a Toni. Aunque cuando estaba de regreso a la habitación su estómago gruño, miro unos segundos el refrigerador. Se encogió de hombros, se haría algo de comer rápido y después volvería con el rubio.
Abrió el refrigerador, fruncio el entrecejo al ver varias bolsas de sangre y nada más, debió haberlo imaginado. Estaba apunto de cerrarlo pero en la puerta vio que había un poco de salchicha así que la agarro. Busco entre la alacena algo de pan,para hacerse un sándwich. Encontró algo, una bolsa mal amarrada con unas cuantas rebanadas de pan, después podría quejarse con Carlo, no sabía cuando tiempo duraría el celo de Toni y necesitaría comida para durar.
Una vez formado su "sandwich" le dió una gran bocanada, quería terminarlo rápido.
En eso sintió como unos brazos rodeaban su cuello, volteó su rostro un poco encontrándose con la cara dormida de su pareja.