¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hace bastante tiempo, hubo una época en los cuales se denunciaban varias personas desaparecidas que después aparecían muertas secas. Era bastante idiota, pensar que existen más seres aparte de los humanos. Pero justo en esa época se probó lo contrario, las personas los llamaron vampiros.
Seres sin la capacidad de entrar al calor del sol y que atacaban de noche, extrayendo cada gota de sangre de sus víctimas. Se encontraron varios seres así en Italia, dónde los policías no dudaron en cazarlos.
Actualmente, el simple hecho de afirmar que esas cosas existieron era motivo de burla.
Hasta ahora los únicos seres que se han mantenido vivos han en la familia Gambino, quienes han podido mantener su raza con vida al reproducirse con humanos. Aunque fueron repudiados por los de su propia especie, gracias a ello lograron crear híbridos que pudieran andar bajo los rayos del sol.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se removió entre las sábanas incómodo, su cuerpo estaba bastante extraño desde el día anterior, no aguantaba la garganta y sus labios se resecan a cada segundo. Se levantó desganado, su rubia cabellera está alborotada, en su cuello y hombros se podían ver chupetones y mordidas pruebas de lo noche anterior. También la parte de abajo le dolía a cojones, sentía en cualquiera momento sus piernas lo traicionarian y lo dejarían caer.
Se estiró un poco, tenía bastante sed. Fue al baño para lavarse la cara sosteniéndose de cualquier mueble, tapando su cuerpo con la sábana de la cama procurando no despertar a Raúl. Reviso el celular, eran las 6 de la mañana.
Abrió el grifo del lavamanos para acumular agua y lavarse la cara para poder ahuyentar el sueño. Agarro una toalla que estaba por ahí, secando su rostro no pudo evitar ver al espejo.
— Pero...
Miro sorprendido su reflejo, sus ojos eran rojos y sus colmillos sobresalían de sus labios. No entendía el porque de repente había perdido el control de su apariencia. Por más que intentaba, no podía cambiarlo, el miedo empezaba a invadirlo, no podía dejar que Salinas lo viera así. Busco su ropa por el lugar, algo incómodo pues aún sentía el semen de Raúl escurrirse por sus piernas.