APPETIZER

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Taeyong se levantó del lugar donde había estado descansando con gran pereza, sus ojos entrecerrados al igual que sus labios, los cuales relamió al deslizar el ápice de su lengua por estos. Girándose un poco logró ver la imponente figura de Johnny Suh aún recostado, dándole la espalda y dejando ver un par de heridas provocadas por arañazos, sabiendo que estos desaparecerían luego de que el vampiro más alto consumiera algo de sangre.

¿Cuánto tiempo había pasado con él? No recordaba cuando fue que ingresó a la vivienda por primera vez ni cuantas veces había compartido las sabanas de seda con el líder del reconocido clan Suh, solo dejaba que los días y las noches pasaran sin pena alguna, sus manos tomando la camisa perteneciente a su acompañante para cubrir su propia desnudez. 

Su estomago rugía, sus uñas clavándose en la palma de sus manos antes de sentir un instinto feroz hacerse lugar en su mismo; pero en vez de hacer algún movimiento... Un sollozo escapó de sus labios.

Un quejido suave, delicado, fino.

Tan bajo que podría ser inaudible, pero que a pesar de todo logró que Johnny se incorporara con rapidez en su lugar, sus ojos brillando en carmín en una amenaza latente que quería mostrar a quien fuera el causante de ese sonido de parte de Taeyong.

Pero no había nadie allí, solo ellos dos. 

Levantándose, logró rodear el delgado cuerpo del de cabellos blanquecinos, acariciando estos y parte de su espalda en un intento de consolar esos sollozos que se escuchaban aún, las lagrimas imposibles de salir de sus ojos ante la naturaleza oscura, pero que parecían brillar en un desconsuelo total.


— ¿Bebé? ¿Qué sucede?

— Jo-Johnny... —El tembloroso cuerpo se aferró al más grande, ocultando su rostro en su cuello, su nariz pasando por este una y otra vez, su aliento chocando contra su piel—. Te-Tengo ta-tanta hambre...   


Suh se sintió un poco confundido ante aquellas palabras, pero al instante volvió a centrarse en los sollozos que el pequeño entre sus brazos emitía, mostrando una veracidad en sus palabras que era demasiado palpable como para ignorar.

El problema radicaba en que aún no habían reabastecido la mansión con suministros para su consumo, no habría sangre nueva hasta la noche siguiente y, por lo que veía, dudaba que Taeyong pudiera esperar.


— Muérdeme, Taeyong. 


Morderse entre vampiros era algo no muy visto, incluso tal vez podría considerarse como un tabú.
Era algo intimo, pero condenable, algo que los vampiros de la nobleza nunca habían permitido en ellos mismos, ¿Dar una sangre real a alguien inferior? Para nada.

Pero Taeyong no era inferior a él, era su igual, alguien con quien había yacido más veces que con todos sus antiguos amantes, con quien parecía tener una conexión especial que le incentivaba a hacer cualquier cosa necesaria para su bienestar.

Y Johnny supo que tomó la decisión correcta cuando los colmillos de Taeyong perforaron la piel de su cuello, su sangre empezando a ser drenada por el vampiro más delgado. 
Era una sensación extraña, pero sumamente placentera, ahora hasta comprendiendo como algunos humanos anhelaban ser mordidos, cayendo encantados por el fluir de su sangre fuera de su cuerpo.

Cuando Taeyong se alejó, con sus labios manchados en rojo, Johnny se sintió débil y fuerte al mismo tiempo, un sentimiento que inundaba la habitación volviendo este más pesado, más caliente, más necesitado.

Sus labios se unieron con tal desesperación y brutalidad que ambos gimieron entre el beso, la sangre tomando lugar importante en la batalla que sus lenguas daban entre si, jadeos empezando a brotar de ellos al caer de nuevo sobre las sabanas.

Johnny cerró sus ojos para disfrutar de cada movimiento que Taeyong creaba sobre su cuerpo, el balanceo sobre su erección era algo que le mantenía en el más puro éxtasis, el cual terminó por ser complementado con más mordidas en su cuello que lograban que su sangre brotara como un rio por su cuerpo.


''La vida ya no tiene sentido, ¿Verdad?
El vino no tiene sabor, la comida te produce nauseas.

Parece que ya nada tiene razón de ser.
¿Y si yo puedo devolverte todo eso?
Calmar tu sufrimiento y darte una nueva vida...
¿Aceptarías?''


— Noble Kunhang, ¿Se encuentra bien? 


Uno de los sirvientes del clan Wong se acercó de forma respetuosa hasta el segundo heredero, viendo que este se había quedado viendo donde el bosque mostraba la entrada a su eterna oscuridad.

El joven vampiro sentía que algo le estaba llamando allí, algo que no entendía y sin decir nada empezó a caminar a donde sus sentidos más agudos le llevaban, dejando a sus hombres confundidos pero sin seguirle al saber que si el heredero quería un tiempo de soledad, debían dárselo.

La cabellera castaña del menor de los Wong se movió con el viento, sus manos apartando las ramas mientras poco a poco se dejaba envolver más por el bosque, los animales que allí habitaban apartándose ante el reconocimiento de la presencia del vampiro.

Kunhang se sintió cada vez más confundido cuando un suave tararear empezó a ser captado por su oído, un aroma extraño de sangre derramada y tierra haciéndole mover su nariz en un intento de reconocer que era todo ello.

Se quedó quieto y pasmado ante la vista que se formó frente a él luego de caminar por bastante tiempo, sus manos tensándose cuando unos ojos carmín y una sonrisa manchada de sangre le dio la bienvenida.


— Kunhang... Has llegado al momento de la comida. 

— T-Tú...


Antes de poder siquiera hablar, unas manos apretaron el cuello del noble vampiro con tanta fuerza como para tomarle desprevenido, una rapidez que nunca creyó posible en alguien como ese a quien tenía frente a si.


Esa noche, Wong Kunhang no volvió con sus hombres y su hermano.

En la noche siguiente, Wong Yukhei gritó desgarrado cuando sus hombres encontraron el cuerpo ya quemado por el sol de su hermano menor atado a un árbol con cadenas y con su sangre totalmente drenada.


Johnny Suh fue sorprendido con la noticia del asesinato del segundo heredero de los Wong, según sus hombres, todo parecía ser obra del mismo culpable de lo sucedido en el pueblo, cosa que le hizo apretar su agarre en Taeyong, quién le miró con un pequeño puchero en sus labios.


— Johnny... Tengo hambre...

— Todo lo que desees, todo lo obtendrás.

❝DRINK YOUR LOVE❞ ⋯ NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora