SECOND FACE

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Taeyong estaba demasiado feliz, sus nervios eran enormes hasta que sus manos temblaban, su cabello blanco hacía juego con los ropajes del mismo color, solo agregando detalles en rojo bajo la mirada atenta de sus hermanos menores.

Jeno fue el primero en sonreír, acercándose para tomar la cintura de quien mostraba una radiante sonrisa en su rostro.


— Hyung, luces fantástico... Hermoso, magnifico, poderoso. Serás un buen líder para el clan Lee, hermano.

— Jeno-ah, ya sabes que no quiero eso. —Taeyong elevó un poco su voz al decir ello, viendo como otro de sus hermanos, Mark, se acercaba para acomodar mejor su cabello y ayudarle con la corona de flores sobre estos—. Voy a renunciar a mi inmortalidad... Hoy es mi día, hoy dejaré todo eso. Se que padre no esta feliz con ello, pero soy feliz... Yukkuri me hace muy feliz.


Los tres hermanos menores de Taeyong pusieron sus ojos en blanco ante la mención de ese nombre, Donghyuck girando su rostro con desagrado mientras que Mark y Jeno intentaban evitar hacer una mueca.

Nakamoto Yuta, un mundano, un mortal, un pueblerino.

Ese hombre había ganado el corazón de quien por derecho sería el líder del imperio Lee, los sentimientos de Taeyong se habían volcado sin parar por ese japonés que había conocido en uno de sus viajes y que no huyó al saber su naturaleza.

Habían pasado cuatro años viéndose a escondidas, otros dos años ya con los clanes vampíricos sabiendo la existencia del mortal, un año que se habían comprometido tras averiguar que Taeyong podría renunciar a su inmortalidad.

Ese día tan esperado por la pareja al fin había llegado.


Taeyong salió corriendo cuando la emoción le ganó, pequeños gritos cargados de felicidad, los sirvientes de su clan mirando al heredero con unas miradas de ternura y de pena al mismo tiempo.

Cada adorno parecía hacer juego con la perfección del momento, sus pies sobre aquel altar mientras observaba con gran ilusión todo a su alrededor. 
Unas pequeñas risas salieron de sus labios cuando unos brazos rodearon su cintura y unos besos empezaron a dejarse sobre su cuello. Taeyong cerró sus ojos al sentirse en calma, sus propias manos acariciando las opuestas antes de girarse, viendo aquella sonrisa que Yuta siempre le dedicaba solo a él, una sonrisa y una mirada cargada de amor que podía vencer cualquier conflicto.


— Lee Taeyong~ —La voz siempre suave pero bromista de Yuta empezó a elevarse, obligándole a girar para quedar frente a frente; el ramo de azucenas blancas quedando entre sus cuerpos—. ¿Aceptas casarte conmigo? ¿En la salud y en la enfermedad? ¿En la pobreza y en la riqueza? ¿En serme fiel, cuidarme y respetarme?  En tomar mi mano hasta que la muerte nos separe. 


Taeyong sintió sus ojos brillar en lagrimas de emoción; sabía que esas palabras las debía decir quien tenía la autoridad de casarles, pero escucharlas de la boca de su amado era suficiente para que su estomago sintiera un hormigueo especial.

Sus labios se separaron, listos para pronunciar un si.

Pero ni un sonido salió de su boca, el sonido estridente de las puertas de aquel lugar abriéndose con fuerza sorprendiendo a la pareja.

Taeyong sintió que su cuerpo se paralizó cuando diferenció a las personas que yacían allí con sonrisas cargadas de sadismo e ironía. ¿Cómo era posible...? Él había ocultado la información de su boda a todos los clanes, solo unos pocos sabían que ese día y en ese lugar renunciaría a ese glorioso futuro que todos querían que tuviera.

Entendió todo cuando sus tres hermanos menores caminaron sin titubear donde los poderosos líderes se encontraban, girandose solo para mirarle con sonrisas de ironía.


Sus propios hermanos le habían traicionado por poder.


Sus gritos resonaron cuando entre cinco lideres le sujetaron, sus ropajes blancos tiñéndose de rojo por el forcejeo mientras era llevado a un lugar del cual no tenía conocimiento, su cabeza cubierta con una bolsa oscura que evitaba que supiera a donde era arrastrado.
Las lagrimas caían sin cesar por sus mejillas, gritando una y otra vez el nombre de su amado al saber que este también había sido capturado.

El dolor se hizo presente en su cuerpo cuando este terminó chocando contra algo; un sonido de algo cerrarse y luego las risas alejandose. Allí fue que pudo romper con sus manos aquella bolsa que cubría su rostro, notando la oscuridad absoluta, el aire lleno de polvo y cuando sus manos chocaron contra la roca, se dio cuenta.

Había sido colocado en un ataúd de piedra.

No supo cuanto tiempo paso, no supo cuantas veces rompió sus cuerdas vocales al gritar, no le importaba cuantas veces sus uñas se partieron al arañar la piedra, no le importaba el rugir de su estomago ante el hambre voraz que iba sintiendo cada vez más hasta saber que su cuerpo empezaría a comerse a si mismo.

Nunca supo cuanto tiempo pasó allí, su voz solo murmurando el nombre de Yuta una y otra vez.

Hasta que alguien le liberó.


— Taeyong... Lo lamento... Nakamoto Yuta... Él... Ha sido quemado por los grandes lideres...


El hormigueo en su estomago se había apagado, todo lo que sintió había sido apagado en su totalidad cuando escuchó aquellas palabras, su cuerpo débil por la falta de alimentación en meses de cautiverio.

Pero sus ojos brillaron en carmín cuando tras un momento en blanco, en su corazón volvió a ponerse un sentimiento.


— A sus herederos haré arder... Así como ellos hicieron con él.


Sabía que le costaría mucho tiempo cumplir con esa meta.

Pero ahora el tiempo era lo de menos, su sonrisa formándose en sus labios cuando empezó a escribir los apellidos de los clanes.

Y no iba a dudar en empezar con los herededos del clan Zhong y Na.

❝DRINK YOUR LOVE❞ ⋯ NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora