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-Vayanse.- Gulf le sisea ahora a los cocineros. Estos ya estaban temblando así que con la gruñona voz del ser maligno no se hicieron esperar de tirar los platos al suelo y correr desesperadamente hasta salir de esa casa.

-Así que..., estamos solos. Tú y yo.- Gulf relame sus labios dándole un toquecito a la nariz del pelinegro burlonamente. Ríe y coloca su mentón sobre el pecho de este. Mew arduamente manteniendole la mirada encima mientras que el diablo lo miraba con curiosidad. Unos ojos que no daban miedo por más psicópata que se haya mostrado hacen minutos.

Una bonita sonrisa se cuela en su boca. Él alza su cabeza y comienza a besarle el cuello a Mew. El de abajo abre su boca un poco. Mirando al techo débilmente. Sintiendo el húmedo cosquilleo de aquellos besos en su cuello. La boca del herido se abre afligidamente emitiendo unos gemidos pequeños.

Gulf pasa su lengua hasta su oído y mordisca sensualmente el lóbulo de su oreja. Robándole un gemido al pelinegro. El moreno retrocede su cabeza para acercarse a su rostro. Se miran y la garganta del pelinegro traga toda nerviosa. Su mentón se acerca y retrocede nerviosamente a por un beso.

Pero el moreno solo lo hizo por jugar y se mueve a besarle el otro lado del cuello. Robándole más gemidos al pelinegro que se exalta sin poder moverse.

-Sueltame.- Mew susurra.

-¿Por qué haría eso?

-Si vamos a tener sexo..., quiero tocarte.

Gulf vuelve a retroceder su rostro para mirarlo a los ojos.

-¿Cómo puedo confiar en ti?

-Solo hazlo y verás.

El brujo le promete. Gulf se le queda viendo a por sinceridad. Vuelve a acercar sus rostros a por un beso.
Pero vuelve a alejarse de su rostro con pequeñas risitas. -Te gusta jugar mucho, ¿no?- Mew pregunta débilmente.

Gulf va bajando todo su cuerpo hasta quedar frente a aquellas piernas y abrirle el pantalón. Baja el cierre y con ello, los boxers.

-Me gusta jugar con mi presa. Es mía después de todo.- Comanda el malvado ser antes de bajar su cabeza al área íntima del brujo. Comienza a dar unas mamadas así que el brujo arquea su espalda, tratando de mover sus muñecas.

-Oh. Dios...- Mew gime.

El otro sigue haciendo lo suyo. Y cuando Mew mueve sus manos, nota que el otro ha eliminado la magia de retención. Ahora podía moverse. El otro sigue con la mamada así que Mew le agarra el cabello fuertemente. Cerrando sus ojos.

-Lo haces muy bien, bastardo...- Dice el pelinegro en un gruñido placentero.

El otro deja de hacer la mamada para alzar su cabeza con una sonrisa ladina. -Sé que soy muy bueno en eso.

El pelinegro lo toma de los cachetes para alzarlo a su rostro. Lo besa a la boca repetidas veces. Con una lujuria desesperada. Pero Gulf no corresponde los besos. Sino que se le queda mirando en cada beso. Lo mira serio. Totalmente serio. Sin emociones.

Mew le entra la lengua en cada beso, pero aún así el otro no corresponde nada. Eso hace que Mew retroceda su cabeza para verlo con el ceño fruncido.

-¿No era esto lo que querías?- Pregunta el brujo.

-Sin duda alguna sí, pero tus besos me parecen falsos.

-¿Falsos?

-Muy exagerados.- Menciona el otro. -¿Crees que nací ayer?

El brujo se le queda viendo serio y se lo quita de encima al empujarlo de los hombros para correr arriba las escaleras. Gulf ha caído al suelo, pero se levanta con risas lúnaticas. Riendo y riendo. Él se da la vuelta viendo a las escaleras con una risa lunática. Nada hace gracia así que está riéndose forzadamente.

EL DIABLO Y EL GUAPO• MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora