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Lethe

Me dejé caer en uno de los sillones de aquella sala. Eran de color negro y, la mesa que estaba en el centro, era de cristal.

Blaise trajo dos vasos de agua y los dejó sobre ella.

—¿Tienes cervezas o algo así? —Mordí mi labio inferior.

—Sí... —dijo algo inseguro—. Hay algunas en la nevera. —Señaló hacia la cocina—. Pero yo pensé que no solías beber a no ser que estuviéramos de fiesta o en ocasiones puntuales.

—Y es así —dije rápidamente—, lo que pasa es que me apeteció. —Sonreí para darle credibilidad a mis palabras.

Él asintió y se fue de nuevo a la cocina. Al par de minutos salió con un botellín de cerveza que me entregó en la mano.

–¿Cómo nos encontraste? –dijo mientras se sentaba enfrente mío.

–Hace unos días te vi visitando a Ava...

El dolor en el rostro de Blaise era indescriptible.

–Sí, suelo ir mucho —contestó echando la cabeza hacia un lado, para intentar disimular los ojos llorosos.

Miré la pulsera —nuestra pulsera— la cual había llevado durante esos últimos 5 años. Me levantaba todas las mañanas deseando que aquello fuese una pesadilla y que, al mirar la pulsera, esta seguiría brillando.

No lo hacía; no brillaba. Era una piedra totalmente muerta. Se había apagado y, con el paso del tiempo, se había vuelto grisácea.

—Yo también la echo muchísimo de menos. —Me llevé el botellín a los labios y le di un largo trago a la cerveza que estaba en su interior.

Blaise sacudió la cabeza alejando la pena —como si eso fuera posible— y volvió a hablar:

–¿Cómo es que estás...?

—¿Viva? —pregunté por él.

—Sí. —Se rascó la barba—. Entonces funcionó...

—¿Funcionó el qué? —pregunté confusa.

Me miró durante un largo rato. Abría y cerraba la boca como si no encontrase las palabras para contarme lo que fuera que quería decir.

—Un año después de —tragó saliva y bajó el todo al decir las siguientes palabras—: tu muerte... Draco estaba desesperado.

Me sentí culpable. Podría haber hecho las cosas de otra manera y hacerle saber a Draco que yo no estaba muerta. Que no me había perdido, que seguía ahí; con él. Pero tuve mis razones para no hacerlo.

—Draco buscó maneras de volver a estar contigo —soltó de repente.

Lo miré con el ceño fruncido, girando un poco mi cabeza hacia un lado, dándole a entender que no lo estaba entendiendo.

Él cerró los ojos y respiró profundo. Los abrió de nuevo y me miró a los ojos. Apoyó los codos sobre sus rodillas, se frotó la cara con las manos, y habló:

—Draco vendió su magia para poder resucitarte.

Sentí que la sangre se me helaba.

—¿Qué? —fue lo único que pude decir.

—Draco fue a una bruja la cual le prometió que te resucitaría a cambio de que él le diera magia —explicó—. Y, como es obvio, Draco aceptó con tal de que aquella mujer te trajera de entre los muertos.

Le di un último trago a la cerveza y me levanté. Caminé de un lado a otro, pasando las manos por mi pelo mientras procesaba aquello.

—¿Draco no tiene magia? —pregunté sin poder creerlo aún.

Remember | Draco Malfoy (memoria #2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora