Remember | Draco Malfoy (memoria #2) ©

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Draco

Mi cabeza dolía como la mierda, además de los moretones que me recorrían el cuerpo. Creo que nunca había sentido tanto dolor, bueno, que yo recordara, porque esa era otra: no recordaba absolutamente nada.

Cuando desperté había una chica. Una joven de pelo azabache largo; algo despeinada y con cara de asustada, pero muy bonita al fin de al cabo.

Cuando le pregunté quién era, se puso totalmente pálida, algo que me hizo sospechar que nos conocíamos pero que yo no la recordaba.

Ella se mordió el labio, tragando con fuerza y dando un largo suspiro. Me avisó de que se tenía que ir y, sin más dilación, corrió fuera de la habitación.

Más tarde entró otra chica. También muy guapa; era rubia y con los ojos claros.

—Hola, amor —me había dicho ella.

¿Amor? ¿Yo tenía novia?

Ella se comportó melosa conmigo y me contó por todo lo que habíamos pasado juntos y lo bonita y sólida que era nuestra relación.

Me enseñó fotos para corroborar sus versiones, y era cierto: se nos veía ¿enamorados?

—Bueno, y esa fue la primera vez que me dijiste de amo —acabó de contar la historia de cómo le declaré mi amor.

—Se ve que éramos felices... —le dije.

—Somos. —Agarró mi mano con firmeza—. Yo te contaré por todo lo que pasamos para que recuerdes cuánto me amas.

—Me parece buena idea. —Le sonreí a la chica.

Ella se alongó hacia mi y, sin esperarlo, plantó un beso en mis labios.

—Te quiero mucho, Draco —dijo—. No sabes lo asustada que estaba. —Se recostó en mi pecho y comenzó a sollozar.

No sabía qué hacer, por lo que acaricié débilmente su cabeza.

—Y pensar que ambos dijimos de irnos a vivir juntos horas antes de que te pasara todo esto. Había sido tú idea; me dijiste que quería dejar de vivir con tus amigos para así perder construir una vida juntos —dijo entre llantos.

Me sorprendió lo asentada que estaba mi vida y que, por un maldito accidente, no pudiera recordar lo que quería con aquella mujer.

—Sophie, no te preocupes, acabaré recordando.

—¿Y si no lo haces? —Levantó la cabeza—. ¿Qué pasa si no recuerdas todos aquellos "te amo" que me dijiste? ¿Y todas las veces que me has dicho de tener hijos, o de casarnos?

¿Teníamos planeadas tantas cosas?

—Pues empezaremos de cero, supongo. Podemos volver a conocernos, además de que, con todo lo que me estás contando, se nota que me gustas, por lo que sólo tenemos que despertarme esos sentimientos.

Ella me dio una gran sonrisa.

—Claro. Puedo contarte todo lo que vivimos para así crearte recuerdos.