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BONNIE

No hay nada peor que enamorarse de un chico prohibido. Y esta vez no me refiero a uno de mala vida que me trata como si fuera una mierda, no, realmente me refiero a uno que es todo lo contrario que eso. Es atento, amable, de buenos hábitos, y extremadamente dulce. El problema de todo esto y la razón por la que digo que es un amor prohibido es porque estoy enamorada de mi mejor amigo.

Deacon Wilson y yo nos conocimos con diez años, cuando se mudó a la ciudad. Sus padres necesitaban cambiar de aires, ya que vivían en Nueva York y según ellos, esa ciudad asfixia. Supongo que encontraron Los Ángeles como el lugar perfecto, porque se quedaron y aquí siguen después de tantos años. La primera vez que nos vimos fue en la playa, donde tuvimos un pequeño encontronazo. Fui corriendo a coger una concha que había visto desde la toalla en la que estaba sentada, y él, que estaba metido en el mar, hizo lo mismo. Nos peleamos por la cocha que era preciosa, hasta que vinieron nuestros padres y nos separaron.

A ver, tampoco nos estábamos peleándonos a puñetazos, pero sí que soltábamos palabrotas un tanto hirientes... En definitiva, nuestros padres nos obligaron a pedirnos perdón y ninguno de los dos se llevó la concha que tanto ansiábamos.

Y os preguntaréis, ¿entonces cómo os hicisteis mejores amigos? Bueno, esta es la historia más divertida. Pocos días después nos encontramos en la mejor heladería que hay en la ciudad, al lado de la playa. Él fue por su lado y yo por el mío, pero cuando la mujer que lleva la heladería me dijo que el polo costaba dos dólares y yo solo tenía uno, Deacon se acercó y le tendió un dólar al chico. Le miré con sorpresa, porque la verdad es que no me lo esperaba para nada.

-¿Quieres compartir el helado? -le pregunté.

-Sí -contestó él, con una pequeña sonrisa.

Un polo de chocolate nos unió, y no nos hemos separado desde entonces. El problema es mío, que cuando comenzó a desarrollarse y yo empecé a fijarme en los chicos para algo más que para decir que dan asco, le vi de una forma que una mejor amiga no debería ver a su mejor amigo. Apenas puedo explicar lo guapo y bueno que es.

Tiene los ojos azules como el mar que visitamos casi todas las tardes, y el pelo castaño y despeinado la mayor parte del tiempo. Siempre me ha parecido curioso cómo aunque se lo peine con esfuerzo, siempre se le enreda y no puede hacer nada contra eso. Tiene un cuerpo bastante normal, va al gimnasio dos veces por semana y consigue tener una ligera tableta y unos músculos que tengo que admitir que me vuelven loca.

Lo que más me gusta de él es ese aura despreocupada que siempre lleva. Siempre tiene las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones, y al tener el pelo así parece que siempre está en paz consigo mismo, aunque yo sé que no. Muchas cosas le atormentan, como por ejemplo su hermano mayor.

Mark tiene tres años más que él y hace un tiempo que se metió en el horrible y oscuro mundo de las drogas y la noche. Es extraño ver cómo es Deacon el que se comporta como el hermano mayor en vez de Mark. Intenta protegerle y le busca en coche cuando es necesario, pero ese muchacho es una perdición que no sé si tendrá salvación algún día. Tiene, aparte de Mark, una hermana pequeña llamada Flor que es una preciosidad. Vino de repente, así que es doce años menor que Deacon. Tiene el pelo castaño, al igual que toda la familia, y los ojos verdes gracias a su madre. Me quiere mucho, y yo a ella.

Volviendo a Deacon, la verdad es que no sé en qué momento exacto caí en sus redes. Normalmente todas lo hacen, porque es, además de guapo, bueno, y eso es premio doble. Ha tenido unas cuantas novias y líos, pero normalmente nunca ha sido nada serio. Un día tras otro comencé a verle cada vez más guapo y a prestarle más atención, al punto de tenerle delante hablando y quedarme embobada mirando sus ojos profundos del color del mar. En ese momento me asusté. Muchísimo. Porque quererle de esa forma significa echar por la borda todo lo que hemos construido desde hace siete años. Lo peor es darme cuenta de que él me sigue mirando como siempre, como si fuera... su hermana. Y yo, sin embargo, le miro como si quisiera besarle. Bueno, quizá quiero.

UNFAIR. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora