31.

2.7K 107 3
                                    

BONNIE

Cuando me despierto Mark no está en la habitación. Me aferro más a Deacon y suspiro. Aunque Deacon lleva una semana en coma, no me acostumbro a verle así. Sigue tan pálido como siempre, y su corazón late como el primer día que lo escuché. Ni se acelera ni se calma, simplemente late. Y eso me jode muchísimo, porque eso significa que no siente nada, ni una emoción que le altere. Las pruebas dieron respuestas positivas, pero los médicos aún no saben cuándo despertará. Hace unos días que no hablo con él porque la tristeza me consume y no soy capaz de pensar cosas buenas, y los médicos me han recomendado que si le hablo, que sea algo bueno. Y posiblemente por mi boca no saldría nada más que cosas tristes, palabras como "cuanto te echo de menos, mi amor".

Al principio intentaron echarme de la habitación, porque las horas de visita eran de cierta hora a cierta hora, pero el médico que me atendió y el que sigue atendiendo a Deacon les dijo a las enfermeras que me dejaran aquí, que él se hacía cargo. Supongo que comprende el dolor que siento y le he caído bien.

Sus padres vienen todos los días, y Mark se queda a dormir con nosotros para que no me sienta sola. En cuanto salgo del instituto me vengo para aquí y me quedo a dormir, uso el baño de la habitación y me preparo para volver a ir al instituto. Y así llevo una semana, andando como una zombi y queriendo llorar a todas horas.

Deacon es mi vida. Sin él es como si no respirara, como si me faltara el aire. Y es qué me falta, sobre todo en el instituto cuando no estoy con él, cuando no le veo. Paul y Esmeralda se quedan conmigo y me dan apoyo moral, y Paul también viene a ver a Deacon casi todos los días. Nos hemos hecho más amigos, nos ha sabido perdonar y se lo agradezco muchísimo, porque es una persona maravillosa y su alegría me pone algo más feliz de lo que estoy. Además, mis padres y mi hermano comprenden perfectamente que esté aquí y no ponen pegas ningunas porque saben que Deacon es mi vida, y no voy a moverme de aquí hasta que despierte y me bese como solo él sabe.

-Buenos días, Bonnie -dice el médico entrando a la habitación-. ¿Cómo estás?

-Hola. Estoy bien -miento. Hace una semana entera que no estoy bien.

-Vengo a ver cómo está el chico. ¿Le has visto moverse? ¿Algo extraño? -pregunta acercándose a la cama.

Le sube los párpados cerrados y le enfoca con una mini linterna. Sus ojos azules se ponen más claros por la luz, pero no hay nada de vida ahí. Y es como una estaca que se me clava en el fondo del corazón.

-No, nada.

-Bueno... -deja de enfocarle y le toma el pulso, para después ver la pantallita que dice cómo va su ritmo cardiaco-. No te preocupes. ¿Has hablado con él?

-No he podido -admito jugueteando con los dedos largos y masculinos de Deacon-. Solamente tengo pensamientos tristes y si le hablo no voy a hacer que se despierte en la vida.

El señor Gómez suspira y me sonríe con amabilidad y pena.

-Mira Bonnie, creo que deberías de comenzar a hablarle ya. Si te ama como tú a él, al escuchar tu voz puede que haga algún movimiento. Al menos eso, eso puede servir de muchísimo en esta situaciones -dice con calma-. Yo soy una persona que siempre mira el lado bueno de las cosas, y no me gusta ser negativo, por eso te digo estas cosas. Si fuera cualquier otro, te diría que nunca despertará y que un movimiento puede ser un reflejo, pero no creo que eso sea así.

Y sus palabras me llenan de esperanza. Sonrío con lágrimas en los ojos y asiento.

-Intentaré hacerlo, pero no sé qué decirle.

-Háblale de tu día a día, de cuando os conocisteis, de recuerdos bonitos que tenéis juntos, de momentos que recuerde con felicidad. Háblale con positividad y con calma. Que no te vea triste o alterada, porque será peor.

UNFAIR. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora