CAPITULO 7

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LA CALMA ANTES DE LA TORMENTA.

Ya había pasado más de un mes desde la última aparición de el fantasma, el teatro está en una muy esperada calma aguardando la llegada del fin de año y con ella la gran fiesta de mascaras organizada por la casa de la opera se iba llevar a cabo.

Kagome recibía las constantes visitas del vizconde, se sentía bien cuando Inuyasha estaba con ella, se sentía en paz, pero aun así algo le faltaba, sabía que la desaparición repentina de Sesshomaru la había afectado a sobre manera, pero no podía hacer nada, ahora era tiempo de decidir su futuro debía de decidir si aceptaba la proposición de matrimonio de Inuyasha o no y esa decisión no podría esperar más, se encontraba arreglándose para la mascarada que se daría en la noche, cuando fue interrumpida por Madame Kaede quien toco la puerta.

—Adelante—dijo Kagome.

—ya casi es hora Kagome, ¿ya estas lista?, el vizconde ya ha llegado y no hace más que preguntar por ti—expreso Kaede.

—ya casi lo estoy, por favor le podrías decir que en unos minutos bajo—le dijo Kagome en tono dulce.

—de acuerdo pero no te tardes—inquirió madame Kaede con su marcado acento.

Kagome se observo por última vez en el espejo, se veía esplendorosa, sus rizos caían sobre sus hombros enmarcando su delicada cara y con ella sus expresivos ojos chocolate y sus carnosos labios, su vestido de un hermoso color blanco con un escote en v con una caída sencilla la hacía parecer un ángel, el toque final lo dio con el anillo que le había dado el conde, no lo puso en su dedo sino lo colgó con una cadenita de su cuello.

Salió encontrándose con la algarabía de la fiesta, todos con sus mascaras, bailando y cantando regocijándose en felicidad, mientras ella se sentía extraña, todos celebraban la desaparición del fantasma menos ella, ya no había más notas ni amenazas algo que ponía alegres sobre todo a los administradores.

—Caballeros—expreso Kagome con una leve reverencia.

—Señorita Higurashi, es un gusto que se reúna con nosotros en esta fiesta —volteo hacia otro lado buscando a alguien con la mirada—de hecho el vizconde Inuyasha la está buscando—dijo Miroku.

—Si de hecho creo que estaba por allá—señalo a su izquierda Bankotsu—debería buscarlo se encuentras impaciente, por cierto no cree que es un gran alivio que el fantasma ya no volviera a aparecer.

Kagome iba a responder pero el Señor Miroku Williams la interrumpió.

— ¿Cómo preguntas eso Bankotsu? Es obvio que es un alivio que ese loco haya desaparecido, ese monstruo ni siquiera merece vivir—expreso despectivamente el señor Williams.

Kagome estaba furiosa, como podían hablar así, Sesshomaru no se merecía morir, jamás, sentía unas ganas enormes de plantarles a ambos hombres unas cachetadas pero en ese momento muy oportunamente llego Inuyasha que la tomo de la manos y beso sus nudillos.

—Caballeros me permiten a la dama—los administradores asintieron y se retiraron—pequeña lotte te vez hermosa.

—Gracias Inuyasha—le mostro una sonrisa y miro a su alrededor—es una gran festividad parece que todos se están divirtiendo.

—Sí, así es pero faltamos nosotros de unirnos a la diversión que te parece si bailamos—el vizconde se inclino en una reverencia ofreciéndole su mano.

Kagome se rió— me parece bien— le dio su mano y empezaron a danzar.

Se escuchaba la algarabía de las personas, Kagome sonreía mientras Inuyasha la tomaba de la cintura y daba vueltas con ella pero de pronto un gran estruendo se escucho, y la luz bajo, todo se quedo en silencio hasta que una potente voz se dejo oír en la escalinata.

El Fantasna de la Ópera (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora