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Buenas tardes, vamos allá.

Ya dije que era un poco una ida de olla.

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Amelia entró rauda al edificio y mientras andaba ya se iba disculpando con Natalia que miraba inquieta el reloj.

- Perdón, perdón, perdón – dijo ya a su lado.

- Casi no llegas, joder – protestó Natalia medio enfadada - ¿Dónde te metes, que además tenías el móvil apagado?

- He estado liada y – se mordió el labio – me quedé sin batería.

- Escúchame Amelia – continuó – estás a punto de firmar un contrato que puede ser el más importante de tu carrera así que te aconsejo que acabes con tus líos y tus locuras.

- ¿A qué te refieres con locuras? ¡No hago locuras!

- Ya… ¿tirarte en paracaídas no es una locura para ti? – se cruzó de brazos – ¿o meterte en un circuito de velocidad con la moto esa que te compraste el mes pasado?

- Estaba de vacaciones y estaba todo controlado – se defendió.

- Pues eso se te va a acabar, por lo que sé hay una cláusula específica que dice que no puedes hacer ningún tipo de actividades que ponga en riesgo tu integridad física, así que – se cruzó de brazos – nada de motos, nada de saltar en paracaídas, nada de nadar entre tiburones ni ninguna otra locura que se te pase por la cabeza – advirtió.

- La moto no la voy a vender, ya te lo digo – apuntó – de lo otro… está bien, me controlaré – dijo resignada.

- Te lo advierto, Amelia, que te pueden clavar una multa de campeonato.

- Que sí, que sí, que ya lo he entendido – contestó y aunque a Natalia no le resultó muy convincente, esperaba que su Amelia se lo tomara realmente en serio.

Finalmente y tras una última advertencia entraron en aquel despacho donde varios de los directivos las esperaban. Natalia, como representante y abogada de Amelia saludaba con cortesía a todos los presentes y tras ella, Amelia imitaba el gesto antes de sentarse a un costado de la larga mesa.

- Empezamos en unos segundos que está llegando nuestra analista – comentó uno de los allí presentes. Amelia y Natalia murmuraron algo entre ellas – ya está aquí.

- Buenos días, siento el retraso – dijo Luisita entrando a la sala. Amelia se removió en su asiento y y Natalia hizo el amago de ponerse en pie – no se levante, no hace falta – contestó de forma algo cortante – cuando quieran podemos empezar.

Durante la primera parte de la reunión, está se centró sobre todo en los pormenores del contrato por lo que Amelia, dejó que fuera Natalia la que llevara la voz cantante. Ella mientras tanto, miraba disimuladamente a la rubia quien, seria prestaba atención a lo que decían y de vez en cuando miraba algo en su tablet.

- ¿Tienen alguna pregunta? – dijo uno de los directivos.

- Sí, yo tengo una – habló al fin Amelia – primero que nada quiero decirles que agradezco mucho la oportunidad que me están brindando y que para mí es un sueño estar hoy aquí, mi pregunta es, ¿Por qué yo? Y ¿Por qué la urgencia?

- Bueno, creo que eso está claro, es usted de las mejores – afirmó uno de los hombres trajeados – llevamos viendo sus datos mucho tiempo y esperábamos poder formar este contrato en algún momento – miró un segundo a la rubia – desgraciadamente, la lesión de Gómez – Amelia vio por el rabillo del ojo como Luisita se removía incómoda en su asiento – ha precipitado las cosas y nos urge ocupar su puesto a la mayor brevedad. Así que solo hemos acelerado el proceso.

- - Entiendo – miró a la rubia directamente - ¿Te parezco la mejor opción?

- No soy yo quien decide – contestó sin apenas mirarla.

- Lo sé, pero veo que voy a ocupar tu puesto – Luisita la miró – así que quiero saber si te parezco la mejor opción.

- Saliste del Zaragoza y fuiste directa al Bayern donde has jugado la totalidad de los partidos. En la última temporada has marcado 25 goles y has dado 7 asistencias de gol. Tienes la media más alta del equipo. Eres competitiva, sabes jugar en equipo. Ayudas en defensa cuando se necesita y tienes una velocidad en carrera impresionante, así que sí, creo que eres la mejor opción para el equipo – contestó, Amelia sonrió para sus adentros.

- Bien, pues si no hay nada más – dijo uno de ellos trajeados poniendo el contrato frente a ella – Amelia Ledesma, solo una firma y, bienvenida al Atlético de Madrid.

Tras la firma, un pequeño brindis y algún que otro intercambio de palabras, Amelia y Natalia salían de las instalaciones tras ser slcotadas al día siguiente para conocer al resto de la plantilla.

- Venga Nat, vamos a comer, al menos para celebrar el contrato – le pedía – nada de alcohol, obviamente, pero no sé, hagamos algo.

- Tengo un montón de trabajo en la oficina, pero te prometo que mañana cenamos – le dijo – eso sí algo ligero y sin pasarnos – advirtió.

- Te prometo que me portaré bien – dijo haciendo una pequeño gesto como si fuera una cría, Natalia, que además de su agente también era su amiga, no pudo más que reírse ante el gesto, la morena dejó las risas en cuanto miró al frente – pero… ¿Dónde coño está mi coche?

- ¿Cómo?

- ¡Mi coche! ¡Estaba aquí! – señaló la plaza.

- ¿Lo has aparcado en minusválidos?
- Movilidad reducida – corrigió – y sí lo aparqué ahí porque pensé que era un momento – se defendió – además no pensé que nadie llamara a… - recordó los gritos de la rubia cuando llegó – no me lo puedo creer – protestó y al darse la vuelta pudo ver a Luisita viniendo hacia ella con seriedad - ¿Llamaste a la grúa? – preguntó directa.

- Te dije que era mi plaza – contestó pasando a su lado – bienvenida al club – fue lo último que sino antes de llegar al coche que la esperaba.

Desde su posición, Amelia y Natalia vieron como un hombre que parecía el padre de la rubia bajan del coche, abría la puerta del copiloto y ayudaba a la rubia a sentarse en el vehículo. Tras cerrar la puerta se dirigía al maletero donde, tras doblar con seguridad la silla la introducía en el para después volver al asiento del conductor.

- Pinta de que le caigas bien no tiene – comento Natalia a su lado.

- No, no tiene pinta – corroboró Amelia sin dejar de mirar el coche con el que se alejaba la rubia.

-Anda, vamos, que te llevo a casa - dijo Natalia andando hacia su coche, al darse cuenta que Amelia no la seguía se volvió y la vio en la misma posición en la que la había dejado - ¿Amelia? - la morena la miró - ¡vamos! ¡Que te llevo a casa!

-Sí, voy - contestó confusa y se volvió de nuevo a mirar la plaza vacía - ¡hay que joderse!

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Pues ale, ahí queda

Pd: para quien no le guste el fútbol, tranquil@s que tampoco es que vahmya a haber mucho fútbol, algo habrá pero no demasiado sorry jajajaja

Gracias por el recibimiento!! 😍😍😍

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